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Carta literaria a sus majestades de Oriente en el día de Navidad

Viajes por el mundo, viajes a otros mundos, cuentos evanescentes, intrigas digitales, romances fotoquímicos, memoria ilustrada; todo eso podrás encontrar en esta carta abierta para el día de la Epifanía

25/12/2017 - 

VALÈNCIA. Queridos Reyes Magos, y si se me permite, también reinas, porque puestos a partir de hechos inciertos, que estos hechos sean lo más de mi agrado posible: el bien y el mal son interpretaciones relativas desde mi punto de vista, por tanto, no recurriré a mi comportamiento de los últimos trescientos cincuenta y pico días, que os resultará difícil de evaluar -seguramente os cueste llegar a un consenso-, como moneda de cambio para que me traigáis todos los libros que quiero que me traigáis. Mejor os los voy a ir mencionando acompañándolos de las razones por las que merecen salir de los anaqueles de las librerías y aterrizar no solo en mi casa, sino también bajo el árbol de otros lectores. Por supuesto, hay lectores de todo tipo, pero también voy a mencionar libros de todo tipo, por lo que creo que la carta será bastante completa. Esta no es una lista de los mejores libros del año, porque no me he leído los casi cien mil que se han publicado solo en España y en caso de haberlo hecho, no creo que hubiese sido capaz de sintetizar un condensado de algo tan ambiguo como “los mejores”, y mucho menos en el espacio que suelen ocupar estos artículos. De todos los libros que ya he hablado a lo largo de dos mil diecisiete no voy a volver a hablar, pero recomendados quedan: por si queréis ideas para regalos, quedan en concreto aquí.

Precisamente por las distancias que debería recorrer cualquiera que decidiese llegar a todos los hogares lo suficientemente favorecidos como para poder celebrar un día consagrado a los regalos, que son muchos, pero muchos más son los que no lo son, pienso en Larga distancia, del periodista y escritor argentino Martín Caparrós. Un título editado con maestría por Malpaso que contiene dieciocho relatos con aroma a wanderlust: de Hong Kong a Bolivia pasando por Moscú, Haití o Madrid; Caparrós nos transportará a bordo de sus crónicas hasta lugares y situaciones que irremediablemente nos harán sentir muy quietos en nuestro sofá. Un libro que cumple veinticinco años de su primera edición pero que conserva intacta la mirada que lo definió entonces y que hace de él un regalo acertado para esas personas que siempre tienen un pie en casa y el otro en el aeropuerto.

Sin salir todavía de los relatos, vamos a recorrer ahora una distancia mayor todavía, una que nos va a llevar hasta Planetas invisibles, la antología de ciencia ficción contemporánea editada en Alianza Editorial gracias a la selección del multipremiado escritor de ficción especulativa Ken Liu, trece historias con orientaciones distintas pero con una característica transversal: todas han sido escritas por autores y autoras procedentes de China. Chen Qiufan, Xia Jia, Ma Boyong, Hao Jingfang, Tang Fei, Chen Jingbo y Liu Cixin firman una antología muy poco habitual en las estanterías de las librerías occidentales que expandirá las fronteras de quienes gusten de 

expandirlas habitualmente mediante la exploración de realidades distintas a las que tienen en casa.

Más relatos, o en este caso, cuentos: Victoria Bermejo y Miguel Gallardo, la primera aportando los textos y el segundo las ilustraciones son responsables del volumen de historias breves titulado Cuentos para contar en 1 minuto, publicado en el catálogo de Arpa Editores y del que podemos afirmar que es un libro para toda la familia, a excepción tal vez de aquellos miembros demasiado serios ya para sonreír ante el final desenfadado de una historia liviana con moraleja. Es difícil decir quién lo disfrutará más o cómo: mayores o pequeños, leyéndolo en silencio o leyéndoselo a otros. Lo cierto es que el libro hace honor a su título y los cuentos que aquí se incluyen se leen en un santiamén. Siempre tendrás tiempo para

terminar uno, ya sea esperando a una cita, a que empiece a hervir el agua en la olla, a que termine la lavadora, a que llegue el metro o que se vacíe el baño. Será por minutos.

Cambio de tercio: ¿conoces la historia de Kevin Mitnick, uno de los hackers más escurridizos de la historia? Si no la conoces no te preocupes porque es interesantísima y Capitán Swing se ha encargado de publicar Un fantasma en el sistema, un librazo espectacular con prefacio de Steve Wozniak -cofundador de Apple- en el que el propio Mitnick, en colaboración con William L. Simon, desglosa su apasionante biografía, en la que no faltan jugadas de todo tipo a quienes intentaban atraparlo -el FBI-, maniobras propias de una inteligencia superior, un afán de superación muy puro y un final bastante feliz para lo que le podría haber ocurrido a este hombre que se infiltraba en los sistemas aparentemente más seguros 

del mundo no para robar nada, sino simplemente por el placer de demostrarse a sí mismo que podía hacerlo. Con toda la que está cayendo ahora a nivel de ciberataques e injerencias virtuales, este libro puede ofrecernos información muy útil para entender cómo se ha llegado a este escenario y por qué nos protegemos como nos protegemos en la actualidad -lo estemos haciendo mejor, o peor, por lo que se ve-.

“El smog fotoquímico es más bello que el industrial, la contaminación de azufre y hollín no ofrece las sutilezas cromáticas del monóxido de hidrógeno y los compuestos orgánicos volátiles” es una forma tan buena de empezar una novela como aquel legendario “el cielo sobre el puerto tenía el color de una pantalla de televisor sintonizado en un canal muerto”, del Neuromante de William Gibson; en este caso, el autor del primer principio no es Gibson sino Alberto Ávila Salazar, y el susodicho inicio corresponde a su novela La mitad de un monstruo, un título inquietante que se suma a la maravillosa colección de títulos inquietantes de Materia Oscura

 Editorial, sello del que ya hemos hablado por aquí en un par de ocasiones y del que seguiremos hablando próximamente, porque ha llenado un hueco que ni siquiera sabíamos que existía antes de su llegada.

Por último, dos títulos ilustrados por obra y gracia de la misma autora, Ana Penyas: Estamos todas bien, en el catálogo de Salamandra, y En transición, con guión de Alberto Haller y en el catálogo de Barlin Libros. Este es el año de Penyas en lo que a ilustración se refiere, el mejor momento sin duda para conocer su fantástico trabajo si es que todavía no se conoce, con estas dos historias que ponen a nuestro alcance su particular visión de la historia y la memoria.

Confío en que todas estas peticiones literarias puedan ser atendidas; no me cabe duda de que sus majestades podrán hacerse con todos estos libros en las librerías de barrio que tanto trabajan en estas fiestas. Allí, además, siempre se puede encontrar uno con alguna sorpresa, con un descubrimiento inesperado, con una experiencia de cercanía. A veces eso se disfruta más que cualquier otra cosa.

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