VALÈNCIA (EFE/Lucía Ruiz Simón). El presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, admite que el sector debe trabajar en el mimo de sus plantillas ante el reto de incorporar 100.000 profesionales, pero defiende que, a pesar de ejemplos "sonrojantes", "esto no es una república bananera, sino un sector regulado y con inspecciones".
En su intervención en el podcast "Efeagro, punto de Encuentro", el portavoz de la patronal de hostelería aborda la "tormenta perfecta" que vive un sector que sigue incorporando personal, necesita empleos en turnos partidos y de fin de semana, y en el que está fallando la "cantera tradicional", los jóvenes, que antes solían ocupar empleos parciales.
"Las malas prácticas son una minoría aplastante", asegura, por lo que anima a que a los camareros que padezcan incumplimientos de contratos a denunciar y a buscar otro empleo, porque "lo van a encontrar", ante una situación con "semejante oferta porque nadie encuentra camareros" y en la que las escuelas de hostelería apenas salen 10.000 profesionales al año.
A su juicio, las normas y regulaciones labores se cumplen "de manera generalizada", aunque haya anuncios "sonrojantes" que provocan un "señalamiento" del sector y hacen la "gran noticia". "Al que haga las cosas mal, le va a ir mal, al corto y en lo económico, necesitamos plantillas bien cuidadas y generar equipos que sean felices en nuestros locales", advierte.
Después de dos años de pandemia, con graves restricciones para la hostelería, los españoles han constatado que para ellos la cultura de compartir en bares y restaurantes "no es solo un servicio, es algo importante en la vida", reflexiona Yzuel.
En su opinión, el estado de opinión de disfrutar y compartir se mantiene, una vez pasada la euforia y a pesar de los precios, pues tal y como demuestran los datos del verano y de los últimos puentes "el español ha decidido: 'hoy salgo, mañana no lo sé; y no perder ninguna oportunidad".
Sin embargo, dice, se van "corrigiendo" los hábitos para controlar el gasto; "si antes eran cinco cervezas, ahora son tres; ahora vamos a compartir o a comer menos".
Esta realidad, unida al incremento de insumos como los precios de los alimentos, la luz o los alquileres, conlleva un "descenso notable" de la rentabilidad de los negocios, de acuerdo a sus datos. Aun así, vaticina un "buen final del año" en el que "posiblemente haya un descenso en la cifra de negocio", pero insiste en que "mientras haya clientes, todo tiene arreglo".
España cuenta en estos momentos con 270.000 bares y restaurantes "en permanente transformación", que han incorporado cada año entre 40.000 y 50.000 empleos; en términos de producto interior bruto representa, según Yzuel, casi un 6 %.
En los últimos 40 años se han cuadriplicado tanto la facturación como el empleo, destaca, pero también ha cambiado mucho; además, han sido objeto del interés de los fondos de inversión, algo que a su criterio demuestra que hay "interés y que se puede ganar dinero".
Miembro de una familia de tradición hostelera y "criado" de niño en un hotel, considera injusto mirar a la hostelería de antaño con los ojos de ahora, pues en familias como las suya era cotidiano que todos colaboraran con el negocio "desde que sabían hablar", bromea.
Como anécdota, relata que en su casa se colocó una caja para que los más pequeños alcanzaran a la cafetera y que "allí se quedó", con los adultos subiendo a la caja cada vez que ponían un café. "Eran otros tiempos", subraya, si bien el perfil socializador de bares y restaurantes sigue siendo el mismo.
En este sentido, subraya el papel vertebrador de los bares en los pueblos, donde cuando cierran es "un auténtico drama", de ahí que esté colaborando en diferentes proyectos con comunidades autónomas para protegerlos.
Y es que en muchos lugares "son más importantes por supuesto que el Ayuntamiento o la parroquia" e, incluso, "alivian gasto a la seguridad social" al actuar como "psicólogos", bromea.
De lo que no tiene dudas es del futuro de un sector que, pese a los desafíos y la situación económica, hace un servicio ante el que no tiene competencia como le ocurre a la comercio, puesto que "Amazon no te va a traer una caña bien tirada a tu casa".