ELCHE. La situación del Elche ha dado un vuelco en las dos últimas semanas. Del catastrofismo tras la derrota contra el Real Oviedo a la tranquilidad con la victoria ante el Extremadura y el empate en Lugo. Grandes pasos para lograr la permanencia. Con este cambio positivo, parece que opiniones y vaticinios anteriores quedan atrás. Hace unas semanas, introduje y expliqué el término 'bienvendido'. Ahora es un buen momento para hablar de otro término: el 'yoyalodijismo'.
A todos nos gusta llevar la razón. Cuando se cumple tu predicción, reafirmar que llevabas avisando desde hace un tiempo, cuando había gente que lo dudaba o negaba. Los orgullosos golpecitos en el pecho. No es mi caso, pero habrá hasta quien lo goza un poquito aunque suponga una desgracia colectiva. Yo le presto atención a las opiniones en redes sociales. Reconozco que más de lo que me gustaría. Y muchas veces percibo una tendencia humana de ponerse en lo peor. Una negatividad llevaba demasiado lejos, en lugar de intentar ver las cosas con más perspectiva.
El panorama franjiverde tras caer frente al Real Oviedo era negro para muchos. Muy negro. Se leían y escuchaban frases como "nos vamos de cabeza a Segunda B", "Pacheta es un cagón, hay que echarlo antes de que sea tarde", "este equipo es muy malo, gracias Cordero", "esta temporada me recuerda a la de Toril", "ya veréis cuando el resto de los equipos sumen los tres puntos del Reus". Todo ello después de perder un partido por un gol en claro fuera de juego y una mano absurda en la última jugada. Y sin mencionar los posibles penaltis no señalados. La ventaja sobre el descenso era de cinco puntos.
Dos semanas después, el Elche ha aumentado a nueve puntos más golaveraje particular su margen con la zona roja. Quedan tres meses de Liga por delante, pero tendría quedarse un descalabro histórico, peor que el vivido hace dos años, para que este equipo descienda. ¿Pero este equipo no estaba condenado a bajar? ¿Pero este entrenador no es un incapaz para llevar el barco a buen puerto? No sé, igual algunos deberían revisarse su don de pitonisos. Porque a este paso, se van a quedar con las ganas de decir "yo ya lo dije". Con esto ni mucho menos doy por hecho que el Elche va a salvarse, pero resulta evidente que la situación no era tan horrible como se pintaba.
¿Y qué pasa cuando el vaticinio no se cumple? Pues que buena parte, no todos, pasan de reconocer su error. O lo hacen de forma camuflada. "Me alegro de equivocarme", "porque el resto son peores, que si no, al hoyo sin remedio". Muy pocos tienen la 'valentía' de decir "les felicito, me habéis cerrado la boca". Tristemente, es más fácil destruir que construir. Es más entretenido criticar que elogiar. Tanto en el fútbol como en la vida.