Cuando era pequeño y fantaseaba con ser futbolista, al imaginar que marcaba un gol, evitaba celebrarlo. Y pedía perdón a la afición del equipo al que había castigado. Como aficionado de grada desde prácticamente el inicio de mi vida, hasta que pasé a las cabinas de prensa, conocía ese sentimiento doloroso de ver a tu equipo encajar un tanto. Mayor todavía si suponía una derrota. Llegas al estadio con ganas de una victoria y regresas a casa triste por perder. Y cuando empatas, no te vas con satisfacción plena, por mucho que tu equipo haya hecho un gran partido.
Buena parte de los más de 10.000 aficionados del Elche que acudieron el sábado al Martínez Valero (nunca me gusta generalizar) volvieron a sus hogares embajonados. El cuadro de Pacheta tenía ante el Real Zaragoza una gran oportunidad para aumentar los sueños de ascenso, pero cayó. Otra decepción en su estadio, donde sólo ha ganado cuatro encuentros esta temporada. Cuatro de quince jugados esta temporada, contando la Copa. Escasa felicidad como local de los seguidores franjiverdes.
Que el Elche dé tan pocas alegrías a su afición en su feudo me entristece. Sólo seis equipos de Segunda ofrecen menos, al haber obtenido menos botín de puntos como anfitriones. Como publicó el periodista David Marín en el Diario Información, el conjunto ilicitano actual es el peor como local desde la temporada 2000/01. Conocido como el año del Compostela.
Al inicio del campeonato, el argumento del estado del césped podía tener un cierto pase. Aunque estaba igual para los franjiverdes y su rival. La mejora de la hierba se notó en el juego y los resultados del Elche, a partir de comienzos de noviembre. Parecía que ya carburaba en casa, con las victorias solventes contra Mirandés (4-2) y Racing de Santander (2-0). Pero con el paso de las jornadas siguientes en el Martínez Valero, se ha tornado en insuficiente. 18 puntos de 42 posibles. Menos de la mitad en juego. Podemos hablar de duelos en los que dio la talla pero faltó acierto, como Alcorcón (1-1) o Huesca (1-1). Pero los números mandan.
Y hablando de números, que el Elche ocupe la zona de 'play-off' por cuarta semana seguida con su pobre bagaje en casa da más importancia y mérito a sus guarismos a domicilio. Segundo mejor visitante junto a Alcorcón y Real Zaragoza. 22 puntos de 42 posibles. La lógica marca que es más 'fácil' ganar en tu terreno que en adversario ¿Por qué aquí no se cumple? Creo que ni Pacheta ni los jugadores sabrían explicarlo con exactitud. El lastre del césped al comienzo de Liga, dónde el modelo de juego puede sacar más sus virtudes, la dificultad para marcar ante defensas cerradas, puros detalles, simple casualidad…pueden decirse muchos motivos.
Siempre se dice que para conseguir los objetivos, es primordial hacer de tu estadio un fortín. Y si nos dieran a elegir entre ser muy fuertes como local o visitante, la mayoría escogeríamos la primera opción. Pero más allá de preferencias y casos de 'Dr. Jekyll and Mr. Hyde' (busquen el del Sabadell 2013/14), los puntos valen lo mismo en casa y fuera. Con su diferencia de prestaciones, el Elche ocupa el sexto puesto con 40 puntos tras 28 jornadas.
Sin embargo, que el equipo ilicitano mejore sus números en casa puede antojarse clave para que selle la permanencia cuanto antes y en sus aspiraciones en la zona noble de la tabla. Afrontará siete batallas en el Martínez Valero en el último tercio de Liga regular. Numancia, Extremadura, Girona, Deportivo, Cádiz, Albacete y Real Oviedo, sus adversarios. Esperemos que los aficionados franjiverdes disfruten de más alegrías en su butaca del estadio. Y tengan más vueltas a casa felices.