Desde los albores del cambio de modelo sanitario, tras la declaración de Alma-Ata en 1978 que supuso la revolución de la atención sanitaria al ciudadano, con el compromiso de los distintos gobiernos del Estado español con la sanidad y con el que fuera ministro, Ernest Lluch, mucho ha llovido.
La ilusión de los profesionales de aquel momento, hoy en vías de la jubilación, pudo con todas las vicisitudes. Recordarán la cantidad de mermas con las que hemos convivido y las ingeniosas soluciones que hemos arbitrado para los usuarios todos profesionales sanitarios y no sanitarios. Cualquier remedio que solucionara el problema era un logro. Había mucha ilusión, la sanidad era entonces, y lo es ahora, de todos, y lo más importante, para todos.
Así hemos seguido, con ese motor interior que la vocación alimenta día a día. Hemos pasado por todo, incluso por la crisis y sus recortes profesionales que eliminaban la totalidad de las suplencias y acumulaban pacientes en las puertas del resto de profesionales del centro de salud, como si de un montón de arena se tratara. Hemos tenido que soportar, incluso, que a la ciudadanía se le haya vendido que la gestión privada de la sanidad es mejor (fake news), como si desde el sistema público la atención de calidad al paciente no haya sido el objetivo principal desde la construcción del primer centro de salud en la provincia de Alicante en Novelda. No es tolerable ese intento indiscriminado por liquidar la sanidad pública, a sabiendas que los profesionales se han formado en su regazo. Por cierto, leí hace poco el descontento de los sanitarios del Centro de Salud de Crevillente, ¡por algo será!, se sentían esclavizados, en dos palabras: ¡están reventados!
Pero no es mi objetivo hablar de esto, que también, sino de lo orgulloso que me siento, como médico de familia, al ver que ¡por fin! un gobierno se acuerda y centra la atención de su presupuesto en la Atención Primaria, ¡con la falta que hace! Comprobar hace solo unos días que “Sanidad crea 307 nuevas plazas para rebajar la sobrecarga de los consultorios médicos” asusta porque nunca se había realizado apuesta por la atención directa a las personas y seguro que más de uno creerá que el Consell se ha vuelto loco; pero no, será una realidad. Ahora le toca a la Atención Primaria de Salud. Casi 17 millones para mejorar las condiciones de trabajo de los profesionales que estamos más cerca de la gente. Con menos de 1.500 pacientes por médico de familia y hasta 900 pacientes por pediatra, los 10 minutos por paciente serán una realidad. Lo cierto es que esto estaba previsto en ese afán por dignificar las infraestructuras y las plantillas tras los recortes de la época anterior.
Las Sociedades Científicas y los sindicatos han sido conscientes en todo momento del delicado momento que la Conselleria de Sanitat ha atravesado y me alegro de la movilización porque se ha despertado el “letargo” al que nos sometieron los conservadores en legislaturas anteriores de los sucesivos gobiernos, conservadores para lo público y derrochadores para lo privado. Está claro que los gobiernos progresistas eliminamos el miedo a la protesta, a la reivindicación y a la represalia (quizás no sea lo mismo en los departamentos de gestión público-privada). Sigamos adelante por esta nueva senda, por la que el gobierno de la Generalitat ha apostado para fortalecer a la Atención Primaria con más profesionales y con más medios para que la atención del ciudadano sea realizada con la calidad que hemos aprendido y sabemos hacer.
Manuel Pineda es médico, alcalde de Rafal y diputado del PSPV a les Corts Valencianes
El sindicato rechaza participar ahora en movilizaciones sindicales ya que cree que "no es el momento"