ALICANTE. El Elche anunciaba este jueves que Pablo Machín será su tercer tercer técnico del curso (el quinto, si contamos a los que han ejercido ese rol interinamente).
El preparador soriano es un viejo conocido, toda vez que hace justo un año el club franjiverde ya intentó que se hiciera cargo del equipo tras el despido de Fran Escribá. Entonces la negociación no llegó a buen puerto: básicamente por diferencias económicas y la dificultad para desvincularse (en los plazos que el Elche requería y sin que lo anterior exigiera un desembolso económico) del Al-Raed, el club saudí al que entrenaba Machín. Eso sí, conviene no olvidar también que Christian Bragarnik llegó a trasladar a los medios, en el transcurso de un encuentro informal para dar cuenta de que el soriano no iba a hacerse con las riendas del vestuario, que tampoco lo había visto muy convencido.
Al final llegó Francisco Rodríguez, con quien el equipo consiguió la segunda permanencia consecutiva en LaLiga Santander, ya que la temporada anterior Escribá (también como recambio en el banquillo) lo había logrado por primera vez en la presente etapa en la máxima categoría del fútbol español del conjunto franjiverde.
La situación clasificatoria del Elche cuando se hicieron cargo de él tanto Francisco como Escribá nada tenía que ver con la actual, toda vez que los franjiverdes son hoy colistas con solo 4 puntos, a 8 de salvación, después de 10 derrotas y 4 empates en las 14 jornadas disputadas. Eso sí, la anterior no era tan dramática hace mes y medio, cuando Francisco fue destituido tras la derrota en Vallecas de los franjiverdes: el Elche era ya colista, pero con 1 punto, a 4 de la salvación y, especialmente, restaban 31 partidos ligueros por disputarse y no 24 como ahora. En ese momento Bragarnik, no sin su tradicional (por no decir exasperante) parsimonia (Alberto Gallego, técnico del Ilicitano, tuvo que dirigir al equipo de manera interina ante el Mallorca) en este tipo de situaciones, optó por la vuelta de Jorge Almirón (algo que había llegado a deslizar en el citado encuentro de la temporada pasada con los medios).
La segunda aventura del preparador bonaerense acabó todavía peor que la primera (por eso el banquillo volvía a estar huérfano), pero lo llamativo es que Pablo Machín estaba disponible (se encontraba sin equipo, después de ser despedido en enero del Al-Raed) en el momento en el que Bragarnik optó por Almirón; pudo contratarle (por razones obvias, el banquillo del Elche era entonces infinitamente más atractivo que hoy) y no lo hizo, lo ha terminado haciendo 45 días después, algo que solo puede calificarse como un volantazo del empresario argentino. Esperemos que haya sido en la dirección correcta: la suerte de Pablo Machín será la del Elche y, por extensión, la de todos.