Que Ortiz se haga cargo de lío y lo resuelva; no se puede permitir que se deje caer al club.
ALICANTE. Se entiende que el técnico, que lleva tres partidos en el banquillo, quiera agarrarse con uñas y dientes a la calculadora, pero lo juicioso ahora mismo es ir pensando en cómo se van a resolver los graves problemas que amenazan la supervivencia del Hércules y, de paso, empezar planificar la próxima temporada pues por muy serios que sean esos problemas, dejar caer a la institución no puede ser una opción...
Visnjic se mostraba decepcionado con la segunda mitad de su equipo en Peralada y es para estarlo, pero la primera parte tampoco fue para tirar cohetes y no olvidemos que los blanquiazules llegaban al choque con el agua al cuello, por no decir por encima de la nariz, obligados a ganar, y aunque tuvieron más el balón tampoco es que asediaran la meta rival antes del descanso.
El vestuario exige una limpia en profundidad, algo que no va a resultar nada fácil teniendo en cuenta que muchos de los jugadores de los que hay que prescindir tienen contrato en vigor, pero resulta imprescindible porque los errores del equipo que tanto lamentaba el entrenador este domingo son de la misa especie que los que se llevaron por delante a Siviero y Claudio. El proyecto de Ramírez y Portillo finaliza también en rotundo fracaso; demasiados para excusarse en el empedrado, pero ahora precisamente no es el momento de pedir la marcha de Ortiz: que se haga cargo del lío, empezando por la deuda con la Agencia Tributaria (a la que desde junio no se ha llamado) y siguiendo por la decisión de recuperación de siete millones de euros que está ahí.
No es el único pero sí el máximo responsable, por acción y por omisión. Mucho ojo con los próximos movimientos.