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el sur del sur / OPINIÓN

Una Volvo 'made in Botànic'

15/10/2017 - 

Bueno, ya tenemos la Volvo Ocean Race en Alicante y el Village de Alicante Puerto de Salida, a todo esplendor. Ya la primera visita deja un hecho evidente: es un montaje muy diferente al de ediciones anteriores, más abierto, participativo, ecologista y valenciano; en resumen, una Volvo Ocean Race made in Botànic. Sólo falta que nos demuestren con números fehacientes que al menos genera retorno -aunque sea algo- y que al final del proceso, una auditoría nos corrobore que todo se ha hecho conforme la ley. No es que dude de los de ahora, es que aún persiguen las cosas oscuras de los anteriores.

No sé si pido demasiado, pero los anteriores ediciones de la Volvo fueron todo lo contrario: nunca supimos el impacto a ciencia cierta; sólo a vuelapluma, y los gastos fueron detallados por el hoy conseller de Hacienda, Vicent Soler. La edición de 2008 costó 18,8 millones de euros y se obtuvieron ingresos por 16 millones; la de 2011 costó 14,6 millones de euros y se obtuvieron ingresos por 6,4 millones de euros; y la de 2014 costó 17 millones descontando ya los ingresos. En la última además, se cedió la gestión del Village a cambio de cero euros, y nunca supimos que lo pasó ahí dentro.

Esta vez, partimos con un coste inicial de 22 millones de euros en concepto de canon que se le paga a la organización, más los 9 millones de euros, según ha detallado el conseller Rafael Climent, que se han gastado en la organización del Village. Por lo menos, sabemos a cuando asciende la factura de partida. Ahora, nos faltan las conclusiones.

Pero más allá de esto, lo que es triste es oír las críticas que recibe la gestión de la regata en la Comunitat Valenciana, sin reconocer la promoción que recibe, sobre todo, la ciudad de Alicante, y por extensión la Comunitat Valenciana. Y fundamentalmente que sea la izquierda más radical la que dude del evento sin conocer los contenidos del village. Lo dijo el presidente Ximo Puig la noche de la apertura, pero se ha transmitido en varios eventos: solidaridad, sostenibilidad, recuerdo a los refugiados y apuesta por exhibir la economía y las tradiciones de la Comunitat Valenciana. Puig habló de la rentabilidad social, algo que debería convencer a los seguidores de Karl Marx. Todo made in Botànic. Bueno, estoy seguro de que  hasta el mismísimo Pablo Iglesias se encontraría a gusto paseando de la mano de Mónica Oltra en este parque temático de la izquierda, en el que conviven y se preparan los mejores regatistas del mundo. 

Y todo lo que hemos oído de Podemos y Guanyar Alacant (EU) son críticas al bulto (sin separar el grano de la paja), indocumentadas, o querer aprovechar el evento (despotricando de él) para arremeter contra el alcalde de la ciudad, Gabriel Echávarri, por su imputación por el denominado Caso Comercio. A algunos se les ha oído más ahora que en las ediciones organizadas por el Partido Popular.

Yo no seré yo quien ponga la mano en el fuego de todo lo que ha pasado en la presente edición; lo dicho, una auditoría supongo que nos corroborará que todo está en orden. Del impacto, insisto, me conformo con que cueste lo menos posible a las arcas públicas, pero quizás haya que entender que para tener un village donde se practique la política de recuperación de envases, a lo mejor debes tener un evento como la Volvo Ocean Race de Alicante porque no hemos sabido captar otro; el recinto ofrece conciertos de artistas como Amparanoia, Nach o la Mala Rodríguez, que posiblemente no arrastren en masa a los votantes del PP y abren un poco el abanico de una programación algo diferente cuando lo fácil hubiera sido tirar de veta, contratar a Luis Fonsi y haber reventado el recinto con su Despacito. Puede parecer cutre, o quizás porque esté Compromís, ya lo dejo a la consideración de cada uno, pero esta vez se ha dado algo de protagonismo a a las fiestas y tradiciones de la ciudad. Y por último, se ha creado un pabellón para dar a conocer todos los patrimonios de la Humanidad de la Comunitat y la economía valenciana. ¿Qué más se podía hacer para que los señores de la izquierda exquisita respaldaran el evento? ¿Colocar un club de cannabis detrás del Marmarela? ¿Un salón de antitaurinos en el muelle 15? Tan elitista es traer una prueba de primer nivel de vela como un partido de la selección española; es más, diría que casi que el fútbol es más caro, pues la vela se puede ver gratis y el fútbol profesional, por cierto, barato no es. Pero la organización del partido de la selección no ha recibido, que sepamos, reproche alguno. 

Pero a veces la crítica fácil hacia un evento con el que no se comulgas es mucho más rentable que curiosear y ver qué contenidos lleva dentro. En el caso de la Volvo en Alicante, se podrá decir cualquier cosa e incluso discrepar -que es sano en democracia-, pero si la Generalitat ha hecho una cosa es ser coherente con la política que practica todos los días, nos guste más o menos. Y lo más que podemos pedir, o pueden pedir los señores de la izquierda, insisto, es que nos cueste lo menos posible, que genere el mayor impacto posible y que todo esté debidamente justificado, como no pasó, en determinados asuntos, en ediciones anteriores. 

Ahora bien, dar lecciones de moral sobre un evento sobre el que no crees, queda muy guay entre los tuyos, pero te deja un poquito desacreditado ante el resto. Incluso hubiera entendido que se criticara que no hubiera más integración de la actividad de la Volvo en otras partes de la ciudad, como se planteó al principio, pero ni siquiera la izquierda tricolor ha reparado en eso. Ha preferido darle patadas al melón sin saber lo que había dentro. Lo siento, pero esta vez no tienen razón.

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