ELCHE (EFE).- Un Trabajo de Fin de Grado (TFG) de una alumna de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche concluye que la transacción comercial realizada en agosto de 1897 por la que se vendió la Dama de Elche no se ajustaba a las normas vigentes en esa época.
Según la estudiante de Derecho de la UMH y autora de este trabajo, Arantxa Luna, el Código Civil del momento, el de 1889, establecía para este tipo de hallazgos la copropiedad entre el descubridor y el dueño de la finca donde se halló el busto ibérico.
Sin embargo, tal y como apunta en su TFG, la venta de la Dama de Elche "la realizó únicamente el propietario de los terrenos, el médico Manuel Campello Antón, sin que hubiese constancia en ningún momento de que Manuel Campello Esclapez (el joven que descubrió el busto) hubiera participado en esta compraventa o hubiese dado consentimiento". Este hecho, aduce, jurídicamente podría haber llevado, en caso de reclamaciones, a la rescisión del contrato.
El TFG también destaca que esta compraventa de la Dama tuvo "muchísima repercusión" en la promulgación de todas las leyes de Patrimonio del siglo XX e, incluso, hubo citas expresas en los diarios de sesiones de las Cortes, en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y en la prensa local.
Este trabajo ha sido posible gracias al apoyo y la supervisión de la Clínica Jurídica de la Universidad, a iniciativa de la Cátedra Dama de Elche de la UMH. La Dama de Elche, considerada una obra maestra del arte ibérico, que los expertos datan en torno al V a.C., es de piedra caliza y fue hallada en 1897 en el yacimiento de La Alcudia, en el término de Elche, por Manuel Campello Esclapez, un muchacho de 14 años que colaboraba en unos trabajos agrícolas.
Un arqueólogo francés se la adquirió al propietario del solar y la pieza fue a parar al Museo del Louvre, que pagó por ella 4.000 francos de la época. Allí pasó 40 años hasta que, durante la invasión nazi de Francia (1940), en la Segunda Guerra Mundial, fue temporalmente trasladada a Toulouse.
En 1941, una negociación entre los gobiernos de España y de Vichy (colaboracionista de Hitler) acabó con el traslado del busto al Museo del Prado, donde permaneció tres décadas y desde donde viajó a Elche, en 1965, para una exposición. Desde 1971 pertenece al Museo Arqueológico Nacional, aunque en 2006 estuvo de nuevo, temporalmente, en la ciudad ilicitana.