BENIDORM. Oscar Tusquets es casi un mito, arquitecto por formación, diseñador por adaptación, pintor por vocación y escritor por deseo de ganar amigos, según se define a sí mismo en su espacio web, autor de trabajos emblemáticos como la rehabilitación del Palau de la Música Catalana, junto a Lluís Clotet, la reestructuración de una parte fundamental (del s. XVII al XX) del Musée des Arts Decoratifs, histórico museo situado en un ala del Louvre, o la Villa Olímpica de los emblemáticos Juegos Olímpicos celebrados en Barcelona, en 1992. Como diseñador gráfico, quedan para la posteridad la creación del logo de la colección de literatura erótica La Sonrisa Vertical, o el diseño de colección de la celebrada Cuadernos Ínfimos, de la editorial Tusquets, dirigida por su hermana Esther, una vez más en colaboración de Lluís Clotet.
Nos atiende por teléfono la víspera de marchar a Londres para estar presente en la inauguración de la London Art Biennale, para la que han sido seleccionadas dos de sus obras pertenecientes a la serie Gran Benidorm, cinco días intensos de arte en la capital británica, con el eje expositivo en el Chelsea Old Town Hall, desde el día 29 hasta el 2 de abril.
El poeta y periodista Ernest Farrés intentaba pasar, hace un tiempo, no menos de 4 o 5 días alojado en Benidorm, cada dos años o así. Unos años después, publicó un poemario con imporante eco internacional, titulado Edward Hopper, y esa mirada urbana, un poco decadente, con una pizca de melancolía, pega mucho con la ciudad del microclima benigno. ¿El Oscar Tusquets pintor disfruta de la misma mirada?
"No, yo no lo encuentro nada decadente, más bien del siglo XXI, es el futuro. Que haya mucha gente de la tercera edad no significa que sea decadente. Encuentro que es un invento perfecto para un fenómeno nuevo, que es el turismo de masas. Yo, en tanto que arquitecto, aunque ahora mi ocupación principal es la pintura, desde hace un tiempo que junto a un grupo selecto de urbanistas, sociólogos, arquitectos, estamos hablando muy bien de Benidorm. Aunque lo que yo pretendo señalar es que además de interesante, es bonito. Es una estética diferente, pero muy interesante".
Con esta reflexión de fondo "he elaborado una serie de pinturas y collages, estos en colaboración con mi esposa, Eva Blanch, también fotógrafa, que la Bienal de Londres ha seleccionado", en el contexto de una exposición sobre la superpoblación. "¡Cuántos artistas han interpretado la belleza de Venecia pero qué pocos la de Benidorm!".
"Mi fascinación por Benidorm, que no viene de ahora sino de casi medio siglo atrás, escandaliza a la mayoría de intelectuales y gente de 'buen gusto', pero es compartida por destacados sociólogos, urbanistas y arquitectos, aparte de por cientos de miles de turistas. Esta exposición es un homenaje a la actividad, aparentemente caótica pero tremendamente vital, que esta ciudad genera, y se apoya en su estética, desconcertante pero cierta".
Esta exposición tuvo una primera toma de contacto con el público, con notable éxito, en la Galería Ignacio de Lassaletta de Barcelona, en otoño de 2016, donde se expuso bajo el nombre de Obra completa Gran Benidorm. A las dos obras expuestas en la Bienal, se une, en paralelo, una muestra en la One Room Gallery londinense, con 3 pinturas y 10 collages, que se podrá visitar hasta el próximo 21 de abril.
"A la gente de Benidorm le hace bastante ilusión la presencia de esta exposición en Londres, porque el mercado británico al que han accedido hasta ahora es el de Manchester, Liverpool, el cinturón industrial, mientras que la presencia en un lugar de prestigio artístico, en el corazón de Londres, les abre un mercado diferente. Les propuse este proyecto hace un año, aproximadamente, y yo he estado en la ciudad cinco veces, dibujando y haciendo fotos, y el resultado de todo este trabajo son más de 40 obras".
Pero no será hasta junio de este mismo año cuando estas obras recalen en la ciudad de los 'rascacielos esbeltos', utilizando una denominación del propio Tusquets, en el Museo de Benidorm, con una integral que reunirá no sólo las obras realizadas por el arquitecto y pintor, sino de toda la serie de textos que acompañan el catálogo, bajo el lema de que "esta quinta esencia de la sociedad de masas, aún anda preguntándose qué pecados ha cometido para sufrir tan mala prensa a pesar de disfrutar del favor de millones de turistas. Criticado, denostado y símbolo del crecimiento salvaje frente al mar, hoy son muchos los arquitectos que defienden el modelo de Benidorm por su sostenibilidad".
"Las ordenanzas urbanísticas de esta ciudad -de increíble sencillez- han posibilitado un desarrollo muy peculiar, diría que único en el mundo. Mi trabajo consistirá en plasmar gráficamente la belleza de una densísima ciudad, considerada habitualmente fea. La defensa de un urbanismo denso va mucho más allá de su oportunidad en un enclave turístico. Defiendo que es la solución menos mala para cualquier enclave masivo, una de las características de el modelo es que si miras el skyline de la ciudad desde la Serra Gelada, parece Hong Kong, pero una vez dentro, a pie de calle, hay tanto aire, el fino diseño de los rascacielos permite una intensa luminosidad, hay mucho espacio para la actividad a los pies de esos gigantes esbeltos".
Textos que van desde el sociólogo Mario Gaviria, destacando la compactación de la ciudad -"En Benidorm se va a todos sitios a pie, se utilizan piscinas colectivas y en un mismo lugar se encuentran todo tipo de mezclas, desde el lupanar hasta la iglesia, desde el gimnasio hasta la tienda. Todo está en el mismo sitio. Esto desaparece en las urbanizaciones de adosados, donde toda esa mezcla se ha sustituido por el centro comercial"-, al arquitecto Oriol Bohigas -"El resultado ha sido un enorme bosque de rascacielos esbeltísimos situado en una faja paralela a la costa que no estropea el paisaje porque la artificialidad geométrica se contrapone muy claramente al mismo y porque quedan espacios intersticiales con visión panorámica hacia el mar"-, o la provocadora sentencia del diseñador valenciano Javier Mariscal: "Prefiero Benidorm a Florencia".