EN LA FRONTERA  / OPINIÓN

Tren al aeropuerto: pintamos menos que un mono

3/07/2022 - 

ALICANTE. Leía el otro día el super-anuncio de la ministra de Transportes Raquel Sánchez de que en los próximos meses se va a licitar el enlace ferroviario con el aeropuerto de El Altet. Me tuve que refrotar los ojos y volver a leer: por fin una infraestructura clave se pone en marcha; una obra que en el Congreso de los Diputados viene reclamando año tras año el diputado de Compromís Joan Baldoví (posible relevo de Mónica Oltra como candidato a la Presidencia de la Generalitat). 

No he sentido la voz de ningún otro diputado de la Comunidad Valenciana exigiendo que se incluya en los Presupuestos Generales del Estado una partida para este plan que incluye el retranqueo de la línea del tren de toda la fachada marítima sur de Alicante, San Gabriel en especial, en lo que se ha denominado como la “variante de Torrellano”: algo en lo que ya pensó Ángel Luna cuando era alcalde de Alicante a principios de los 90, siendo Josep Borrell ministro de Fomento. Una variante que se consagró en 2002 cuando el Estado proyectó la conexión del AVE con Alicante, incluyendo además un gran parque central en los suelos liberados (ahora parece que se mueve algo; van a crear un par de senderitos o algo así para conectar los barrios enfrentados).

Dejo de refrotarme las manos cuando leo la letra pequeña del prospecto, que ya me la sabía aunque quería obviarla: lo que sale a licitación es la redacción del proyecto y una estimación aproximada de lo que costaría la primera fase, 80 millones de euros. Pero entre la redacción y la ejecución, añadamos todo tipo de pitos y flautas, pueden transcurrir diez años, con una estimación de inversión en torno a los 350 millones de euros: menos de lo que costó la Ciudad de la Luz, impulsada desde la Generalitat. O Casi la mitad de lo que costó el nuevo aeropuerto que se inauguró hace una década con Pepe Blanco de ministro del ramo. La mitad.

Es obvio que Alicante pinta menos que un mono en Madrid. O que una mona; no hagamos discriminaciones de género. Repetimos, repiten,  a modo de mantra que la provincia de Alicante es la quinta en aportar al PIB nacional y que sin embargo es la número 50 en recibir inversiones estatales. Lo subrayó hasta el nuevo presidente de la Cámara de Comercio, Carlos Baño, en el acto institucional de su toma de posesión en el Centro de Congresos de Elche (también habló de la necesidad de una conexión ferroviaria con Torrevieja como si no tuviéramos suficiente pastel con lo del aeropuerto y la variante de Torrellano). Baño, llenazo total, y reclamando la atracción de industrias de clips y semi-conductores para romper la hiper-dependencia de China (no sé si entenderlo como una puya indirecta al Distrito Digital de Ximo Puig y Antonio Rodes...)

Este pasado viernes los vecinos de San Gabriel y Benalúa Sur protagonizaron una nutrida protesta para la eliminación de la línea del tren en primera línea de costa: es decir, el fin de un estúpido apartheid  que atenaza a los vecinos , y a toda la ciudad,  en su relación con el mar. Otra reivindicación más de la variante de Torrellano que, debo entender, incluye la conexión con el aeropuerto provincial. El alcalde Luis Barcala (PP), y el concejal de Urbanismo Adrián Santos (Cs) se apuntaron al jolgorio: estaban en su derecho y en su obligación.  No sé si lo hubieran hecho si el Consejo de Ministros estuviera presidido por Feijóo. Alberguemos el beneficio de la duda, aunque me da que no.

Ahí vamos. Una manifestación tan sectorial e instrumentalizada no resuelve absolutamente nada. Igual que no resuelve absolutamente nada que en el pleno de Elche sobre el Estado de la Ciudad se hable de la conexión ferroviaria con el aeropuerto, por mucho que se empeñe el alcalde Carlos González. Los ministros no se leen los plenos: acabarían locos, También se ha abordado el asunto, mil veces, en el pleno de Alicante capital. Si que leerían, y de aquella manera, un acto reivindicativo con un frente común. Y ese es el mal endémico que padecemos: todo en la provincia de Alicante está sectorializado, como una reino de taifas, como un viscoso enjambre de compartimentos estancos (salvo, y de aquella manera, la defensa del agua). 

¿Por qué no estaba nadie de Elche en esa protesta cuando la variante de Torrellano es de máximo interés para todos? ¿Por qué no estaba el alcalde de Benidorm, el popular Toni Pérez, pongo por caso? ¿Y las organizaciones empresariales? ¿Y partidos de todo el espectro político? La fiesta va por barrios, nunca mejor dicho. 

Podríamos  aplicar el cuento al serio riesgo de cerrojazo que se cierne sobre la escuela de negocios de Fundessem con ultimátum incluido de la Generalitat a través del IVACE: solo importa en Alicante donde don Barcala ya ha sacado pecho: el resto, ni fu ni fa, salvo la acidísima tribuna de Paco Cabrera en este mismo periódico, Alicante Plaza,  o unas declaraciones en Información a Pedro Algarra, presidente del Foro Germán Bernacer de la UA. En fin: menos que uno mono, mona, o mone.

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