ALICANTE. Por segundo año consecutivo el Hércules y su afición se tendrán que conformar con seguir el 'play-off' por televisión.
De nuevo la temporada ha terminado mucho antes de lo deseado para el club blanquiazul pero, como ya ocurriera hace doce meses, a lo anterior tampoco parece que se le vaya a sacar mucho provecho a la hora de avanzar en la planificación deportiva del próximo curso.
Si el año pasado fue la deuda con Hacienda, este es ese mismo pufo (engordado por los intereses y recargos) y la millonada que también reclama Bruselas: el Hércules está parado, cual Toyota Corolla de Carlos Sainz y Luis Moya a 500 metros de la meta del Rally de Inglaterra.
Tras la derrota de Ontinyent, Javier Portillo se puso manos a la obra y empezó a diseñar el Hércules 2018/19; el madrileño era muy consciente de que el boceto se lo iban a modificar en las semanas siguientes no pocas veces, por culpa de las estrecheces económicas que atraviesa la entidad y de los caprichos de alguno, pero lo que no esperaba es que se lo tiraran directamente a la basura de buenas a primeras: "Tienes que esperar (otra vez)", le dijeron.
A ver si Portillo consigue convencer a su suegro de que no queda otra que echar el resto desde ya, con independencia de que en Madrid y en Luxemburgo se sucedan los reveses para el club: al Hércules le queda una vida por gastar, debe intentarlo y a ser posible dejando trabajar a los profesionales.