Foto: PEPE OLIVARESALICANTE.- Las mujeres de la familia han sido, en casi todos los casos quienes han enseñado el arte de tejer los elaborados trajes de novia alicantina, las manteletas, medias, faldas, delantales o corpiños. Hoy, varias artistas indumentaristas cuentan su trayectoria y su concepción de la fiesta, teniendo en cuenta de dónde vienen y hacia dónde quieren ir. Vestir las fiestas grandes de Alicante es una gran responsabilidad y el de indumentarista es un oficio sacrificado.
Conlleva largas horas de trabajo, de diseño, cosido y, sobre todo, del arte de adaptar cada uno de los trajes a la personalidad de la persona que vestirá las fiestas. Las indumentaristas alicantinas Mayte Morcillo, Noelia Rondón y Conchi Beneyto son algunas de las indumentaristas que, cada año, y desde hace décadas, llevan trabajando por vestir a las festeras de Alicante. Todas ellas, incluso en momentos difíciles, consiguen sacar adelante la indumentaria de Fogueres de forma impecable. Este año, la Reina Infantil Andrea del Caño y sus damas tienen a Conchi Beneyto de indumentarista oficial infantil.
Beneyto ha confeccionado tres trajes de novia alicantina completos y una falda para del Caño y dos trajes, más una tercera falda para las seis damas infantiles. Los trabajos asociados tradicionalmente a las mujeres, a lo largo de la historia, siempre han estado a la sombra. No obstante, las indumentaristas alicantinas, quienes visten les Fogueres, han logrado dejar su nombre y sello en cada prenda que realizan. Y es que tienen a referentes fuertes para inspirarse. Para Mayte Morcillo, su espejo en quien reflejarse es Coco Chanel, una mujer a quien Morcillo considera una pionera en la moda que instauró una idea y fue referente femenino durante el siglo XX. «El impacto social que causó la diseñadora a través de la innovación y su ruptura de barreras sirvió para abrir una visión social en cuanto a diseño y demostró la capacidad como mujer y se apoyó en su talento y arte para superar los escollos de su vida», asegura la indumentarista.
* Lea el artículo completo en el número de junio de la revista Plaza
