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con dos pivotes / OPINIÓN

Tevenet se come el turrón

Foto: Pepe Olivares
18/12/2016 - 

ALICANTE. El Hércules se sacudió en una fría noche ante el Cornellà la mala suerte. Y lo hizo en una segunda parte en la que no era fácil reponerse a los dos goles anulados del primer acto, apareciendo (otra vez) un Álvaro Salinas que vive en un eterno idilio con el gol. El más tempranero que Gallego Gambín decidió invalidar fue el de Gaspar, firmando un tanto olímpico (ayudado, presumiblemente, por el viento), anulando uno más del propio jugador cacereño, que no subió al marcador por un más que dudoso fuera de juego. Todo ello, eso sí, desde mi posición, resguardado contra la ventolera y el frío en tribuna, y pensando en que alguno de los millones desaparecidos por Romeu Zarandieta  se podía haber invertido en calefacción, mantitas, o una cantidad ingente de caldo calentito para las masas. No sé, con el frío es difícil pensar.

Del partido se podría decir que es uno de aquellos que ganas con oficio, pero cierto es que el Hércules salió a dominar, a proponer, y a inquietar una portería que los del Llobregat no resguardaron como la mayoría de equipos que visitan el Rico Pérez, esto es colgándose del larguero. No en vano, el Cornellà llegaba al Rico Pérez clamando un lugar entre las posiciones que dan derecho a disputar la promoción de ascenso, a tres puntos del Hércules, y con la imagen del serio partido desarrollado en Copa del Rey en la retina. Del conjunto catalán me sorprendió Uche, que jugó ayer por delante de la defensa, y que acabó expulsado en el partido de Copa si la memoria no me traiciona. En el lado más amargo de los de Jordi Roger habría que colocar a Pere Martínez. El exherculano se ganó una amarilla en el 33’ por perder tiempo, y fue expulsado casi con el tiempo reglamentario cumplido por una patada a destiempo sobre Paco Peña, que levantó enfurecido a los valientes que se dieron cita ayer en el coliseo blanquiazul.

Precisamente con estos últimos quisiera quedarme para otra reflexión. Salvo algún comentario que siempre escuchas en cualquier grada, y que hace que te rasgues las vestiduras de vez en cuando, cada día me gusta más la implicación del respetable con el equipo. Cualquier triangulación para sacar el balón jugado, el típico pase adelantado a la espalda de la defensa al que Mainz no llega, o los cada vez más disparos lejanos que se intentan, son motivo suficiente para que la gente haga palmas, anime a los suyos, y suba la temperatura del match. La patada sobre Peña fue uno de esos momentos en los que el aficionado sintió el dolor de uno de sus jugadores, hasta un servidor se levantó enfurecido de su asiento por la estupidez de la acción, y lo desmedido de la actitud del jugador natural de Sabadell.

Más allá del escenario, la temperatura, y las acciones puntuales, Tevenet supo también plantear una idea ofensiva y ambiciosa desde el principio. La pareja Checa-Miñano evidencia un deseo claro del entrenador sevillano por inculcar una idea de fútbol volcada al ataque a los suyos. Cierto es que, más que los jugadores sobre el terreno de juego, un equipo tiene la vertiente y el ánimo que cualquier director de juego le inculque. Si esta labor la tiene el alicantino, seguro que vamos a ver a un Hércules que mira hacia adelante, con un seguro como Checa que llega a todo, con dos puñales en las bandas, que más que laterales son carrileros, y con una segunda línea que no tocaría demasiado de jugar en Segunda División. Y sin Javi Flores, recuerden. Podríamos detenernos en la falta de gol de los delanteros, en el diésel Mainz, que ayer parecía carburar, y  del que se espera más, o de Berrocal, delantero para otras funciones que las meramente goleadoras, pero claro está que tener el equipo perfecto vale dinero, y la Segunda B no es el pozo de los deseos.

Por poner una pega, la forma de cerrar el partido de Tevenet, con Rojas por Chechu, y dejando a Román con amarilla, puedo entenderla o no, pero en honor a la verdad, el Hércules ha firmado su tercer partido consecutivo en liga sin encajar gol, y con tres victorias. De ello tiene parte de culpa un Iván Buigues que ayer fue algo inseguro con los pies, pero que firmó tres paradas importantes para sumar la victoria. Que difícil lo va a tener Chema en su regreso, ya que está por ver que el de Mutxamel sea inamovible de la portería con su rendimiento actual. Ahora a disfrutar el miércoles, a comerse el turrón que algunos negaban a Tevenet, y a encarar la Navidad con algo más de tranquilidad, que se echa de menos.

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