ORIHUELA. Carlos Bernabé (1988) es por segunda legislatura portavoz de Cambiemos Orihuela en el ayuntamiento de la ciudad. Es psicólogo y máster en Mediación y Resolución de Conflictos y ha sido uno, si no el único, de los que ha usado el valenciano para defender en sesión plenaria en Orihuela su posición política. Fue en 2016, ante una moción que el equipo de gobierno nombró "uso impositivo del valenciano". Lo llamativo de aquel momento y que más de tres años después se siga recordando como un inusitado atrevimiento, refleja el entorno sociopolítico que vertebra la Vega Baja respecto al valenciano. Tanto, como que los medios sigamos recurriendo a ese momento cada vez que se traza el perfil de Bernabé si se trata de la identidad de la comarca y del valenciano. Repasa para Alicante Plaza la manifestación del sábado en Orihuela contra la ley del plurilingüismo y la cuestión del valenciano en la Vega Baja.
Pregunta: ¿Cómo describiría la manifestación del sábado donde acudieron 17.000 personas a Orihuela?
Respuesta: Como un síntoma de que hay un problema político en la Vega Baja que hay que resolver políticamente y que va más allá de los elementos técnicos. Creo que es un problema de fondo, que viene de más atrás y tiene que ver con que no hemos conseguido resolver de manera exitosa un encaje identitario entre la Vega Baja y la realidad valenciana y que eso hace que todas las medidas que van en favor de avanzar y promover plurilingüismo se ha encontrado con resistencia. E insisto, vamos a tener que escuchar y dialogar para resolverla. Porque es evidente que una parte de la movilización tenía que ver con la extrema derecha. Eso es innegable y había que ver algunas pancartas un poquito vergonzosas y algún tono muy agresivo, pero a la vez tampoco podemos caer en el error de pensar que no había gente manifestándose que no tiene nada que ver con esa extrema derecha pero que se siente interpelada por una ley con la que no está de acuerdo. Sobre esa discrepancia vamos a tener que saber dialogar con los sectores que no están radicalizados y no están en una estrategia política partidista para poder resolver esto.
P: ¿Cree que el rechazo a la ley es una cuestión de siglas?
R: Es evidente que hay un factor de estrategia política que han alimentado tres partidos. Y hay una cosa que es muy llamativa. Hace apenas menos de diez años el PP estaba promoviendo el plurilingüismo del 33% que no generó ninguna resistencia entre algunas de las ampas que se han manifestado, igual de llamativo que ex gobernantes del PP promovieron la idea de implantar el chino en las aulas de la Comundaid Valenciana y nadie se enfada por eso. Evidentemente hay un factor de siglas y de partido, pero hay otro factor que es identitario, y ese es el que vamos a tener que saber dialogar. Porque uno de los grandes éxitos que consiguió el PP en la Vega Baja es que el valenciano se viera como algo totalmente ajeno. Y cuando durante décadas consigues instalar ese sentimiento, luego todo lo que implique acercarnos a la lengua de una manera puramente educativa, porque nadie pretende que en la Vega Baja se cambie sociolingüísticamente, pues genera una resistencia que vamos a tener que saber dialogar si no queremos que esto se nos bloquee.
P: ¿Resta votos a la izquierda de la Vega Baja hablar del valenciano y posicionarse a favor de la ley?
R: El efecto electoral no te lo sabría medir, porque muchas veces, que tengas una cantidad de movilización brutal no significa que vaya a haber una traducción electoral muy clara. Esto lo hemos vivido de manera intensa los que venimos de la izquierda, de ocupar las calles y luego nos ha costado mucho avanzar, con lo cual es difícil medir. Lo que sí es evidente es que cuando este tema llena, y con mucho ruido por parte de algunos sectores, la agenda política, de pronto se deja de hablar de educación pública de calidad, de barracones, de inversión, de recortes, de ratio del alumnado, de los verdaderos problemas de la educación pública en nuestro territorio. Yo no sé si resta votos, pero sí bloquea la posibilidad de progreso en otros espacios y aquí vamos a tener que estar muy finos para que no saquen rédito los de siempre.
P: Una máxima de la izquierda es que se escuche a la calle ¿debería abrirse o plantearse un nuevo diálogo?
R: Creo que es urgente un modelo de territorio valenciano que proteja el valenciano, el castellano no necesita protección, las medida de protección son para las lenguas cooficiales. Creo que tenemos que tener un modelo educativo que garantice que todos los estudiantes conozcan y hablen perfectamente el valenciano y el castellano, y que luego en su casa y su vida cotidiana hablen la lengua que quieran además de la competencia en una extranjera. Ahora bien. Yo estoy con eso absolutamente de acuerdo, como creo que más gente de la que nos pensamos, pero sí tenemos una ley que corre el riesgo de quedarse bloqueada por no tener suficientemente consenso alrededor. Es decir, que tengas la ley aprobada, todo perfectamente legal sin ningún problema jurídico, te vas a encontrar con una comunidad educativa donde está ganando terreno un discurso que no quiere nada esa ley, corren el riesgo de que la ley sea papel mojado. Esto ya lo hemos vivido con algunas otras leyes en nuestro territorio. Con lo cual, igual sí que es necesario un proceso de diálogo para ver en qué elementos se puede alcanzar algún tipo de acuerdo con más sectores. Ejemplo: no tiene mucho sentido que la exención siga vigente al tiempo que se intenta promover esto. ¿Cabe la opción de eliminar la exención permitiendo por ejemplo que no compute la media final de bachiller o de cara a la selectividad si el alumnado quiere? Creo que esa opción cabe. ¿Cabe la opción de renegociar la disposición transitoria que prevé los plazos de la ley para garantizar que haya suficiente profesorado y recursos para que los centros puedan desarrollarla? Yo creo que cabe ese diálogo. ¿Cabe la opción de reorganizar o garantizar cómo se va a aplicar el artículo 12 de la ley que prevé recursos extraordinarios para las zonas castellanoparlantes? Esto ya lo recogía la Ley del Uso del Valenciano y nunca se aplicó. Y en base, estamos pagando ese precio hoy. Hay elementos de la ley o de la pedagogía de cómo se aprueba y cómo se traslada hacia el sur, que si no hay un tipo de diálogo político nos vamos a estancar. Estaríamos cometiendo el mismo error que la derecha comete cuando está en el poder, que es no saber dialogar con los movimientos sociales aunque no nos gusten lo que dice.
P: ¿Cuál cree que son los errores que tiene esta ley, si cree que lo tiene?
R: Hay dos elementos para replantearnos en el espacio progresista. Uno es no caricaturizar lo que sucede en la Vega Baja. No pensar que la manifestación del sábado fue un espectáculo de la extrema derecha, eso estaba, se vio y daba vergüenza, pero había mucha gente que no. Entonces si no sabes dialogar con esa tanta gente, la pierdes. Hay un factor que tiene que ver no solo con lo que dice la ley sino con cómo la explicas, cómo la bajas al territorio, o cómo la negocias antes de redactarla o finalizar su aplicación. Y hay elementos que tienen que ver con el papel que juega la exención en nuestro territorio, con los recursos extraordinarios y el apoyo que necesita las zonas de mayoría castellanoparlantes, o con los plazos de aplicación, creo que son fundamentales. También tenemos que ponernos en la piel, y es algo que me preocupa que se esté invisibilizando, y es que muchos docentes, equipos directivo de los centros, muchas familias, y mucho alumnado que sí está a favor de la ley pero que si no se lo facilitamos van a ver muy difícil su trabajo en el centro educativo para poder aplicarla en un clima de polarización. Ahí habrá que saber intervenir.
P: ¿Ha faltado flexibilización o sensibilidad de cara a las particularidades que tiene la Vega Baja?
R: Quienes defendemos el valenciano lo hacemos porque sabemos que España es plural, y que hay una diversidad e identidad lingüística que hay que proteger. Ese ejercicio también hay que hacerlo dentro del territorio valenciano. Y entender que la propia identidad del territorio valenciano es muy plural y diversa. Y la Vega Baja también representa eso. Creo que a veces no hay una buena lectura de este fenómeno a nivel interno. Pero creo que no se ha hecho el trabajo previo. Es decir, la Llei d’Us i Ensenyament preveía que la exención se acabaría. Que la exención era algo como transitorio hasta que se fueran desarrollando recursos a zonas castellanoparlantes. En la práctica esto no se hizo nunca. Todo este trabajo previo de ir acercando la lengua, generando afectos entorno a ella, dándole más presencia ambiental, y de alguna manera facilitando y ampliando más proyectos en centros educativos que sí eran partidarios de este tipo de medidas, al no haber hecho este trabajo y haber ido tan rápido con la ley, hay elementos de resistencia que te encuentras ahora. Necesitamos leyes de plurilingüismo pero hay que hacer un trabajo paralelo que va más allá de la ley, que tiene que ver con elementos de negociación, de acercamiento, de diálogo que no se han dado, en la medida en la que lo necesitamos en la Vega Baja.
P: ¿Cree que se ha hecho una defensa, desde el nivel político, civil, social, de quienes están a favor de la ley ?
R: Creo que quizá no hemos sido capaces de explicar suficientemente bien y hacer un trabajo previo con este tema y hay una responsabilidad muy concentrada en la Conselleria. En nuestro caso, en Cambiemos Orihuela, en la Vega Baja nos centramos en los recursos de la educación pública, que no en la cuestión lingüística, que esto venía ya desde Valencia. Pues ahora habrá que crear más mecanismos para crear más consenso y apoyos aquí.
P: ¿De dónde cree que viene este rechazo tan fuerte?
R: Aquí operan tres niveles. El primero que tiene que ver con las propias circunstancias de la Vega Baja, es decir, un territorio en el que nos sentimos valencianos, pero en el que muchísima gente por desgracia ha vivido su sentimiento de valencianidad ajena o incluso contraria a la lengua valenciana y es algo que tenemos heredado por una construcción política determinada. Otro, por el contexto estatal. Creo que a nadie se le escapa que la movilización del sábado no se explica en parte, insisto, en parte, por una especie de rearme de identidad española que es hipersensible e hipercontestataria con todo lo que implicar proteger la diversidad lingüística del país. Por ejemplo se vieron carteles como: “Marzà=Puigdemont”, “Soy español y hablo como me sale de los huevos” portada por niños. Esto revela que opera un elemento de identidad que es muy triste porque yo soy español, muy orgulloso de serlo, pero para mí significa todo lo contrario, es defender la diversidad. Y hay un tercer factor que no podemos despreciar que tiene que ver con que se ha construido un sentido común neoliberal de la educación. Porque cuando las familias hablan de la libertad de elección es llamativo que se hable para no cursar una parte del currículo educativo, que es la lengua oficial, y esa libertad se reivindica frente al valenciano y no frente al inglés, lo cual se revela cómo se van conectando estos tres ejes. El eje de la Vega Baja, con el estatal y con el eje de la neoliberalización de la educación. Creo que todos estos factores operan y hay un elemento identitario muy fuerte y emocional y eso se dialoga, difícilmente se va a resolver a fuerza de legislación simplemente.
P: ¿Va camino la Vega Baja de ampliar la brecha con València?
R: Si la estrategia política que algunos partidos, PP, Cs y Vox, tienen con este problema es exitosa, seguramente la brecha aumente porque es llamativo que sectores que nunca se movilizaron contra el plurilingüismo en valenciano cuando gobernaba el PP, y ahora sí que se están movilizando, esto significa que hay una brecha que es mayor, con lo cual vamos a tener que estar muy alerta. Porque de la misma manera que digo que el gobierno valenciano no puede aspirar a que esta disfunción se dé sin ningún tipo de diálogo, en la Vega Baja tampoco podemos aspirar a un proyecto valenciano que no vea la necesidad de proteger el valenciano, en esa incompatibilidad tenemos un riesgo si no hay un proceso de entendimiento.