Pablo e Irene han encauzado sus vidas gracias a la política. El caso no es singular. Los ha habido y los seguirá habiendo. De comunistas furibundos pasaron a ser leales críticos de un sistema del que se benefician. Su chalé, blanqueado en una consulta popular, es otra prueba de la doble moral de Podemos. La impostura de sus dirigentes no tiene límites: sus hechos nunca están a la altura de sus hermosas palabras