ALICANTE. La innovadora oferta del restaurante Steki, en la calle Argensola, viene a romper las bases tradicionales de la cocina en Alicante en un emplazamiento de tanta solera como el Casco Antiguo. Se trata de una fusión greco-mexicana en la que los sabores delicados se mezclan con potencia creando un amalgama armonioso en el paladar del que cuesta olvidarse.
Lo regentan Olivia y Fernando, con una larga trayectoria en restaurantes como La Ereta, Tapenot, La Taberna del Gourmet y en su última etapa, en el restaurante mejicano Pecados y Milagros, donde no solo se encargaron de elaborar la carta sino que iniciaron el proyecto y dejaron su impronta.
Tras su última experiencia, decidieron lanzarse a poner en marcha su singular idea, hace ahora ya casi nueve meses. "Nuestra intención siempre fue tener un restaurante pequeño, no más de 16 comensales, y ofrecerles una carta de no más de 10 platos con capacidad de poder modificarlos con productos de temporada, sin tocar aquellos que gusten especialmente a los clientes", comenta Fernando.
En su opinión, su clave para el éxito fue apostar por un restaurante donde a ellos mismos les gustaría ir a comer, con una comida diferente y sabrosa y una selección de vinos distintos. Y dado que su nivel de exigencia es especialmente alto, se obligan a prestar atención a cada detalle de la experiencia del comensal.
Todos los platos son altamente recomendables y tienen un sabor particular, pero no entre los imprescindibles destacan los mejillones en escabeche de azafrán, el souvlakide cerdo ibérico y tzatziki y la presa ibérica en bellota, mole, boniato y sésamo.
En una ciudad en la que predominan los restaurantes con platos tradicionales, la propuesta de Steki es una bocanada de aire fresco y una muestra del cambio de tendencia en los paladares.