ALICANTE. La histórica firma de snacks y frutos secos Son Sánchez, originaria de Orihuela (aunque pasó su última etapa en Albatera) ya es, ahora sí, historia. El BOE publica este miércoles el edicto del juzgado de lo Mercantil 3 de Alicante en el que el juez da por concluido el concurso, que se inició en 2014, y la fase de liquidación de la mercantil. De esta manera, el juzgado ordena su extinción, aunque cabe la posibilidad de reapertura del concurso si aparecen bienes o derechos dentro del plazo de un año, al objeto de seguir con la liquidación concursal.
Algo que parece difícil que suceda, pues el último informe de la administración concursal para rendir cuentas, remitido al juzgado este pasado septiembre, da buena cuenta de cómo se han exprimido al máximo los activos de la mercantil durante su liquidación. Los de mayor valor, sus instalaciones en Orihuela y Albatera, se vendieron por subasta en 2016: la finca de Albatera a Explotaciones Agrícolas Perdiz por 3 millones de euros; la de Orihuela a Mula & Tarancón Inmuebles por 800.000 euros.
En cuanto a la marca, como ya avanzó Alicante Plaza hace tres años, Son Sánchez es ahora propiedad de otra conocida firma del sector, la catalana Frit Ravich. La empresa catalana, especializada también en la elaboración y comercialización de snacks, es ahora dueña tanto del nombre comercial de la extinta empresa oriolana como de uno de sus últimos productos, Frutalis, tal como consta en la base de datos de la Oficina de la Propiedad Intelectual de la UE (Euipo). Es decir, si algún día las bolsas de pipas con el mítico personaje bigotudo vuelven a aparecer en los quioscos o los lineales de los supermercados, depende única y exclusivamente de que Frit Ravich quiera recuperarla (una operación similar a la de Damm con la histórica firma valenciana de cerveza Turia).
Las marcas, pese a ser muy reconocidas (antes de declararse en concurso, la firma oriolana facturaba más de 20 millones de euros al año y además de vender sus productos en las principales grandes superficies, fabricaba cuatro marcas blancas), no han sido tan rentables para la liquidación de la empresa como sus naves. La mejor oferta por la propiedad intelectual llegó a los 10 euros en la fase de subasta, según el informe, aunque luego se adjudicó directamente a Frit Ravich al no poder adjudicarlas al mejor postor por incompatibilidades. Otra marca de la empresa, Pipasaurio (para sus pipas de tamaño XL), se vendió poco después a un particular por 30 euros.
La liquidación de Son Sánchez también incluyó la venta de la maquinaria industrial de la firma, en este caso adquirida por algunas de las principales empresas de la competencia, como la alicantina Damel (la creadora del archiconocido 'Palotes') o la valenciana Grefusa. La firma de Crevillent se quedó el lote de mayor valor, integrado por un horno, varias envasadoras, carretillas eléctricas, estanterías, mesas, un frigorífico y un depósito de aceite por 508.200 euros, mejorando el precio de salida fijado por el administrador concursal (420.000 euros).
En cuanto a la firma valenciana de frutos secos, una de las referencias del sector, se ha quedado una envolvedora de palés, una línea de tarrinas y una lavadora por 50.000 euros. También se han repartido los 'restos' de Son Sánchez otras firmas conocidas de la competencia como Pipas Churruca (también valenciana), que compró una calibradora, un traspalet, un soporte para llenado de sacas, impresoras y bobinadores por otros 42.000 euros, Importaco o Sirvent Almendras (que se llevaron lotes de un valor mucho menor). Durante la fase de liquidación el administrador concursal fue capaz incluso de colocar la deuda comercial pendiente de cobrar por la concursada, por 25.000 euros. Se la quedó Trio Gestión Financiera.
Son Sánchez nació en Orihuela en 1940, a partir de una tienda de comestibles que dos décadas después comenzó a tostar cacahuetes y pipas. De ahí a las pipas fritas embolsadas y, en los últimos tiempos, toda clase de frutos secos. En 2009 trasladaron su planta a Albatera al no encontrar suelo industrial apropiado en Orihuela, y realizaron una inversión de 9 millones en sus nuevas instalaciones, de 8.000 metros cuadrados.
Pero la firma dirigida por José Antonio Sánchez Mollá (expresidente de la Cámara de Orihuela) y sus hermanos comenzó a tener problemas de liquidez al caer su facturación un 25% en 2013. Tras solicitar el concurso en 2014 y realizar en ERE a 40 de las 80 personas que conformaban su plantilla, el administrador concursal y los nuevos gestores intentaron refinanciar deuda primero, y vender la empresa después. Nada sirvió: en enero de 2015 se aprobaba el plan de liquidación.