ALICANTE. Los verdaderos amantes del street food sabrán que este subgénero de la gastronomía, nacido de la casualidad, tiene sus orígenes en el número 38 de la calle Soi de Bangkok (Tailandia), donde se ubicaba el edificio que, en sus bajos, albergaba esos míticos puestos de comida asiática rápida. Icónico lugar que fue demolido en 2016 por el crecimiento urbanístico de la zona. Sin embargo, un trocito de ese Bangkok clásico ha renacido ahora y se ha instalado en Alicante, con la promesa añadida de fusionar todo ese carácter callejero con otras llamativas gastronomías del mundo.
El resultado es Soi 38, en el número 28 de la calle General Marvá, que es el primer restaurante que regenta el arquitecto David Córdoba junto con Alberto Baello, tatuador y propietario de Lunfardo Tattoo. Un alarde de valentía les ha llevado hasta esta aventura emprendedora que ha nacido en plena pandemia. "Nosotros tenemos otros negocios, pero anteriormente nos hemos dedicado a la hostelería y siempre habíamos querido tener algo propio", explica David Córdoba. Antes habían estado en el 'mundillo' como cocineros o camareros, trabajando por cuenta ajena, pero ahora han decidido implicarse de lleno. Eso sí, condición indispensable era conseguir algo que fuera diferente y que aportara un nuevo valor a la oferta gastronómica de la ciudad. Objetivo conseguido.
Cogiendo de aquí y de allá, sorprenden con platos conocidos, pero versionados, además de otras propuestas propias. "Cogemos la comida de origen y la fusionamos con otros productos típicos de otro lugar, pero dándole un formato equilibrado", explica. Unas propuestas que siempre pueden ir acompañadas de cócteles como maridaje. Mezcla explosiva de sabor que se hace posible gracias al trabajo del chef Pablo Crespo y del barman Paulo Bohorquez.
Abrieron las puertas en julio para ofrecer servicio delivery tras el confinamiento y después fueron incrementando poco a poco la actividad. "La acogida es cada vez mayor", confirma el gerente. Desde entonces, los más diversos rincones del mundo se reúnen en este local, que además trata de reproducir esos emblemáticos callejones que se encuentran en las principales ciudades de todos los países, con sus puestos de comida y food tracks. Perú, Méjico, Chile, Italia, Tailandia... "Nuestro objetivo es fusionar culturas", describe. Es, para ellos, como un hobby al que denominan street food fusión. Creatividad e ideas locas que se materializan a través de productos de temporada y de kilómetro cero en platos con mucha calidad y con una muy buena relación calidad-precio.
Un viaje en cada bocado, y es que el proyecto también nace por el deseo de mostrar al público el modo en el que ellos entienden la comida y sus aprendizajes por el mundo. "Viajamos mucho y nos gusta probar la comida típica de cada lugar, así que queríamos transmitir todo eso desde nuestra propia cocina", afirma David Córdoba. Él es extremeño, pero lleva once años viviendo en la ciudad. Estudió la carrera en la Universidad de Alicante y, para pagar los estudios, trabajó muchos años en hostelería. Alberto Baello es argentino, pero también lleva casi toda su vida en la terreta. Ambos cumplen su deseo, pero al mismo tiempo aportan algo diferente y novedoso a su ciudad.