Sin un Lord protector

Desde la época de Cromwell no se había encarnado de nuevo este tipo de figura política tan presente en épocas pretéritas en la Historia de Reino Unido. Podría resultar coloquialmente útil reinventar las funciones típicas de entonces, en los tiempos turbulentos por los que atraviesa ahora el Reino Unido.

Como “supuesto Lord Protector” de la Mancomunidad de Inglaterra, Escocia e Irlanda, mismos lugares donde ahora surgen los supuestos de esta “tormenta perfecta” de mayor virulencia (si es el caso), no estaría de más aprovechar, me refiero a España, y formular por parte del Gobierno ideas más avanzadas y concretas sobre medidas venideras.

A este columnista, europeísta convencido y colaborador en la Universidad allá por los ochenta en una Constitución para Europa, se le han apagado muchas de esas “luces azules” que brillaban en su limitado intelecto.

Y es que a Europa la observo cada vez más impregnada de un afán mercantilista y burocrático, perfectamente encajable dentro de aquello: tanto tienes, tanto, vales, y desgraciadamente España, continúa viajando en 3ª Clase, aunque algunos viajen en otras inferiores, consecuencia del aumento de los famosos furgones.

Si le añadimos una cifra superior a los 40.000 funcionarios que trabajan para las Instituciones europeas, y al igual que he comentado en algún otro artículo, podríamos afirmar que nos encontramos ante una especie de Leviatán comunitario, capaz, presupuestariamente hablando, de voracidades desmedidas.

Por ello creo que la posible aparición de un Brexit, supondría para algunos Estados, la posibilidad de “embozar” sus penurias económicas actuales a corto plazo, y a otros, no les vendría del todo mal el supuesto Brexit, sobre cuyos resultados catastrofistas mantengo ciertas reservas.

Y es que resulta difícil imaginar que un Estado de la tradición histórica del Reino Unido, se arriesgue a “desgarrar un velo”, del cual se ignoran unos resultados probablemente favorables al R.U. pero con riesgo contrario a la UE, siendo además acusada de desmembrar a Europa. ¡Cuesta admitirlo!

Aparte, lo más importante en estos momentos, resulta obvio, cómo crear y aceptar, una especie de “frontera fantasma” con Irlanda, problema por ahora, lleno de aristas y sujeto a soberanía.

Un probable “desencallamiento” del asunto Brexit, pasaría por una inmediata aplicación de solicitud de la prórroga famosa, y durante el año siguiente: negociar, negociar y negociar, a la espera de nuevos acontecimientos en el Reino Unido, esperanzadores y contrarios a la estrategia actual del mandatario británico. Algo parecido a lo ocurrido recientemente en Italia, en pro del denominado interés general.

Del otro lado, subyacen en el fondo múltiples cortinas de humo, provocadas por la propia UE, que contribuyen a la habitual hipocresía comunitaria de no desear afrontar reformas que faciliten un funcionamiento más acorde a los intereses de sus nacionales.

Finalizando, me viene a la cabeza la frase de la presidenta electa de la UE: la protección del estilo de vida europeo. ¿Significaría encontrarse relacionado con aquel gatopardismo -"si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie"- y algún Estado Miembro, se encuentra en desacuerdo?