MADRID. La ausencia del público en las competiciones deportivas por la pandemia ha permitido observar una mejora en la concentración de los árbitros para pitar lo que consideran objetivamente adecuado, un aumento de la atención de los deportistas en el juego y del liderazgo y comunicación del entrenador a la hora de dirigir los encuentros desde el banquillo, según Francisco Solano Romero, director del Postgrado en psicología en el deporte de la Universitat Abalat Oliva CEU.
Un año después del inicio de la pandemia y de la ausencia de público en las competiciones deportivas, las primeras conclusiones destacan los beneficios sobre la mejora de la objetividad de los árbitros a la hora de pitar lo que consideran adecuado ante la ausencia de la presión ambiental.
Esa falta de "ruido" señala a los árbitros como máximos beneficiarios de las gradas vacías, pero no han sido los únicos, ya que el silencio ha mejorado el nivel de atención y concentración de los jugadores, y a la vez desarrollar el papel de liderazgo del entrenador, sin el hándicap del ambiente para transmitir sus instrucciones a los deportistas.
Los árbitros, mejor sin presión
"A quien mejor le viene la ausencia de público es al árbitro, porque sin presión se siente mas libre y pita mas en conciencia lo que cree oportuno. Ahora castiga más a los locales. La presión de la afición local es importante e influye en el arbitraje, se suele pitar menos en contra del equipo de casa cuando hay presión de la grada. Sin público el árbitro es más libre y pita más en conciencia. Los estudios demuestran esto", declaró Solano a Efe.
Para Francisco Solano no hay duda, "el arbitro es más libre y es el gran beneficiado en esta situación ambiental para hacer su trabajo mejor y de forma mas independiente, y en eso sale ganando el deporte"
Según estudios recientes, la tendencia es que el equipo de casa siga obteniendo mayor número de triunfos que el visitante, por lo que se mantiene el "factor campo".
"Esta tendencia no resulta sorprendente porque el jugador en campo propio está más tranquilo, conoce el escenario, le resulta un entorno más familiar, es su hábitat y es importante la sensación de confianza".
En terreno ajeno hay algún matiz a tener en cuenta. "Un equipo modesto que llega, por ejemplo, al Camp Nou, se puede impresionar por las dimensiones del estadio, y eso influye; sin embargo, el Real Madrid ahora cuenta menos con ese factor porque juega en un campo de entrenamiento".
Aumenta el liderazgo del entrenador
En su análisis de la situación del deporte sin público, Solano subraya el incremento de la influencia del liderazgo de los entrenadores debido a la "mayor facilidad de comunicación durante el partido al no haber interferencias con el ambiente de la grada".
Sin la distorsión auditiva la comunicación entrenador-jugador es más fácil y directa, "se oye todo en el campo", y además sucede lo mismo entre los propios jugadores a la hora de organizar aspectos del juego entre las diferentes zonas del campo, por ejemplo entre defensas y centrocampistas.
En definitiva, un año de competiciones sin la presencia de público ha mostrado que los grandes beneficiados han sido los árbitros, ganando en tranquilidad y objetividad a la hora de tomar decisiones y los entrenadores, más lideres al mejorar la comunicación directa con sus jugadores.
"Se comprueba que el resultado no depende tanto de la presencia del publico, que no es determinante para el rendimiento o el resultado".
Ante todo, el deporte espera el regreso de la competición espectáculo con público en las gradas. En estos tiempos todo queda reducido al espectáculo televisivo. Falta el alma, el ruido, el condimento que solo tiene la afición y la pasión por unos colores.