ALICANTE. No se ha disputado ni un mes de competición y las cosas empiezan a torcerse en el Hércules. Y no me refiero a los resultados sino a lo mucho que se parece hasta el momento lo que ofrece el conjunto blanquiazul sobre el terreno de juego del Rico Pérez a lo que mostraba la pasada temporada. Y también a la impaciencia de una afición para la que la 2017-18 no es una nueva temporada sino el cuarto año consecutivo en el pozo de la Segunda B y se cobra deudas del pasado.
El choque de Copa ante el Lorca (únicamente el cuarto oficial del curso) dejó los primeros pitos de consideración hacia el juego de los de Gustavo Siviero y hacia algunos futbolistas. El problema es que ni el equipo dio motivos para la tranquilidad ni la grada parece estar dispuesta a otorgar el margen que necesita cualquier grupo para crecer en su rendimiento.
Siviero tiene en sus manos una plantilla con un fondo de armario mucho mayor que el del pasado curso, pero siempre que jugadores como José Gaspar, Miguel Ángel Nieto o Connor den un paso adelante. Ninguno de los tres rindió a un nivel que haga pensar en que puedan arrebatarle el puesto a Moha o Peña, por ejemplo, en Cornellà.
De Óscar Díaz se pudo ver, sobre todo, que le falta aún para estar en forma. Mientras que Carlos Fernández volvió a dejar buenas muestras en cuanto a participación en el juego y saber estar en el sitio adecuado (remató mucho) y serias dudas en lo que a su olfato goleador se refiere (remató mal), levantando murmullos en la grada.
Murmullos que, en el caso de Miñano, se convirtieron en recriminaciones. No fue el mejor partido del alicantino y eso se plasmó no sólo en su juego sino en el del Hércules. Y un sector de la grada no se lo perdona. La afición es soberana pero también debería darse cuenta de que Miñano es, a día de hoy, un jugador clave al que se le debe dar cariño. Entre otras cosas porque si algo no le falta es implicación y esfuerzo.
Únicamente si jugadores y afición van de la mano el equipo podrá crecer. Pero es la pescadilla que se muerde la cola, y lo uno debe llevar a lo otro.
La buena noticia fue la confirmación de que la llegada de Juli ha hecho subir un peldaño al equipo. El de Alcoy, como Juanjo Nieto, sí que se ha ganado a la grada. Ya se empieza a hablar de Julidependencia pero que nadie se olvide de que también está Chechu y este año seguro que jugará más liberado.