ALICANTE. Lola Blasco ha vuelto. Va y viene entre Madrid y Alicante, como si en vez de un tren de vía rápida, entre ambas ciudades se hubiera instalado un transportador de materia. Va y viene aunque nunca se hubiera ido y el anuncio de la segunda tanda de representaciones de La Armonía del Silencio estuviera previsto desde su pistoletazo de salida de la Muestra de Teatro de Autores Contemporáneos de este año. Lola Blasco ha eclosionado en el otoño de 2016, después de años de trabajo constante, dedicación a la escritura y a pulir textos, encontrar la palabra, desecharla. Elaborar un discurso propio y ser coherente. Salir lo justo. Salir con amigos. Vivir con amigos. Vivir lo justo. Evitar las camarillas, tener tu microcosmos. De esta manera ha ido tejiendo la trama de su carrera, hasta empezar a ver la forma de la capa del éxito.
Hace apenas una semana del segundo período de representaciones de La Armonía del Silencio en el Teatre Arniches, con una obra ya más rodada y una producción más sólida, más del gusto de su autora, con los actores más dueños de sus textos, más hechos a sus rostros, y una mayor agilidad en las proyecciones. Ahora debe acabar su “ciclo valenciano”, en Castellón en enero, para después seguir su periplo en otros territorios, ganando consistencia y madurez.
Y cuando los ecos de la concesión del Premio Nacional de Literatura Dramática se iban apagando, pasando ahora a la intensidad de producir la obra premiada, “Siglo mío, bestia mía”, y que por fin pueda verse representada encima de un escenario, llega la presentación de la edición de un texto que ya se pudo ver en la Cuarta Pared, en 2015, dirigido por Vicente Colomar, Canícula (Evangelio apócrifo de una familia, de un país). La edición a cargo del Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, dentro de su colección dramaturgos alicantinos contemporáneos, supone la primera voz femenina, tras Paco Sanguino, Juan Luís Mira y Antonio Cremades.
Canícula vuelve de nuevo a la filiación fraternal como eje del discurso, a la educación distorsionada entre hermanos y hermanas, al patriarcado, la religión, la política y la belleza. Al discurso y la dramaturgia sencilla, a veces minimalista. Una vez un rector universitario me dijo “yo soy un gran lector de teatro leído, es uno de los géneros con los que más disfruto”. Sin duda disfrutaría de la exquisita y afilada prosa de Blasco. Le pasaré sus textos, a ver si estoy en lo cierto.
Como ejemplo, nada mejor que una acotación, una orden poética: Desde este momento los movimientos de todos serán como los de las bandadas de pájaros, se agruparán unos con otros para luego separarse y agruparse con otros.
Para la presentación del texto en el Gil-Albert, contó con la presencia, las voces interpretativas y la calidez de Guillermo Heras, Elena Candela, Marina Torrecilla y Pascual Carbonell, además del apoyo de compañeros de profesión como Paco Sanguino y Tomàs Mestre.
Sigue brillando el sol de Lola Blasco, el sol de las mujeres.
Fue portada de Plaza Alicante el pasado agosto. La actriz y directora, premio nacional de Literatura Dramática, vivía su mejor momento. Ahora, tras pasar el coronavirus, es el rostro de la incertidumbre que atraviesa el mundo de la cultura