EL CAMPELLO. El vertedero de Les Canyades, en El Campello, es fuente de múltiples episodios de malos olores. De hecho, las obras recientes que se han llevado a cabo en la planta de tratamiento de residuos (PTR) han sido, precisamente, para tratar de solventar esta problemática. Durante los 13 años que llevan en funcionamiento las instalaciones los episodios de malos olores se han sucedido. Por este motivo, la Asociación de Vecinos Afectados por el Vertedero de Les Canyades ha encargado un estudio a la empresa Socioenginyeria para elaborar un protocolo de vigilancia y control de la contaminación odorífera/química provocada por la planta de tratamiento de residuos sita en la zona norte de El Campello.
El estudio concluye que "deberían efectuarse permanentemente controles químicos mientras el titular de la PTR no demuestre haber solucionado la problemática". Y es que "no existe actualmente ningún protocolo de verificación externa de la suficiencia del Plan de Gestión de Olores (PGO) de la planta de Les Canyades en términos de prevención de la contaminación y de verificación del cumplimiento/incumplimiento de la Autorización Ambiental Integrada (AAI)". Sigue advirtiendo que esto implica que existe un "descontrol proclive a la emisión de compuestos químicos no previstos y no deseables".
Así, deja la puerta abierta a "establecer nuevas condiciones de funcionamiento en las AAI" siempre que las "medidas de protección frente a las actividades contaminantes no eviten las molestias o efectos sobre la salud". Y aboga por implantar cierto control externo en las instalaciones del vertedero, insinuando manipulación por parte de "empresas y centros públicos que aplican metodologías inadecuadas y que no comprueban in situ la veracidad de las quejas vecinales, formulando, además, conclusiones tendentes a justificar lo injustificable en beneficio del que contamina y del que omite o incumple su deber de tutela".
El Ayuntamiento de El Campello, a través del protocolo que lleva a cabo la Policía Local, lleva muchos años notificando a la planta de tratamiento de residuos los episodios de malos olores, registrándose desde 2011 hasta 2021 un promedio de 902 incidencias al año, de las cuales una media de 573 han sido verificadas por la policía. Ante esta situación, la respuesta de la PTR ha sido elaborar informes propios "descartando la mayor parte de las quejas en base a direcciones del viento de impacto erróneas".
El estudio también ha estipulado que julio y agosto "no son los meses con mayor número de quejas", confirmando las conclusiones tanto de la propia Socioenginyeria como de un informe que realizó la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Así, la contaminación odorífera de Les Canyades "no depende de la estación del año, sino de la incorrecta ubicación de la planta respecto a los dos barrancos que desembocan en la zona norte de El Campello". Por ello, tilda de "incomprensible" que la AAI indique que los estudios de olfatometría de campo se deben realizan solo en los meses de julio y agosto.
En cuanto a las mediciones de exposición química, el estudio revela que los controles entre 2011 y 2018 señalan que la exposición a la contaminación química y perjudicial para la salud provocada por la planta "no ha variado sustancialmente". Es decir, que "en lugar de mejorar tras las advertencias de los estudios científicos realizados desde 2011, ha empeorado significativamente incrementando el riesgo para la salud". Menciona también un dato importante: "Aún cuando no haya olor, los residentes de la zona norte han estado expuestos durante 13 años a mezclas complejas de hasta 176 compuestos químicos", lo que confirma un "riesgo evidente y preocupante para la salud".
Por todo lo citado anteriormente, el estudio ve justificado que se active un protocolo "serio" y "fundamentado". Y establece tres instrumentos para evaluar la contaminación odorífera y química: registros de quejas de malos olores, permitiéndose un máximo de cinco quejas verificadas por la policía al mes, con informes mensuales y donde dos incumplimientos seguidos o tres alternos implican presencia de expertos externos en las instalaciones, así como sanciones a satisfacer al Ayuntamiento de El Campello.
El segundo instrumento consiste en mediciones olfatométricas de campo, que "deberán ser efectuadas por agentes de la autoridad previamente entrenados y formados o técnicos expertos con conocimiento extenso de las condiciones particulares de la zona norte de El Campello". En este apartado también se indica la necesidad de elaborar informes mensuales y, "en el caso de episodios graves, se facilitará la intervención presencial inmediata de expertos externos" en la planta, así como "una penalización/compensación a determinar y satisfacer al Ayuntamiento de El Campello". Mismas condiciones se dan en las mediciones químicas, que serán bimensuales y donde dos incumplimientos seguidos o tres alternos requerirán intervención de expertos externos e imposición de sanciones.
El protocolo de vigilancia y control de contaminación odorífera/química elaborado por Socioenginyeria se deberá incluir en la AAI, porque "permitirá verificar el grado de cumplimiento de la misma mediante ausencia de olores y exposición química o, en caso contrario, sancionar al titular de la PTR". Sin embargo, en España no existe regulación sobre los niveles de olor, aunque sí se ha dictado jurisprudencia que desvincula el hecho de tener licencias de la posible vulneración de derechos fundamentales, en este caso por contaminación odorífera. En este sentido, señala que no se sabe "qué se considera incumplimiento en cuanto a niveles de olor ni qué significa el concepto no huele más de lo normal, el cual ha impedido hasta la fecha la activación del Plan de Vigilancia y Control de Olores por parte del Ayuntamiento".
Desde la Asociación de Vecinos Afectados por el vertedero de Les Canyades han declarado que decidieron encargar a un técnico la elaboración de un plan de vigilancia "ante el abandono de las administraciones públicas". Además, han manifestado estar "desamparados" desde que la planta de tratamiento de residuos inició su actividad en 2009 y que este plan de gestión de olores "no lo tendría que haber hecho la asociación, sino la Conselleria", pero responde a la "desesperación" de los vecinos y vecinas.
Informan también que un mes atrás entregaron el documento a todos los grupos políticos para "conseguir su apoyo en el próximo pleno del 1 de septiembre para su aprobación y ejecución. Esperemos que la consellera Mireia Mollà siga adelante y no haga oídos sordos, puesto que, desde 2009, vecinos y vecinas de la zona norte llevamos viviendo episodios insufribles que no nos permiten vivir en condiciones dignas en nuestras casas".