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exposición personal desde el 27 de septiembre

Renace la Fundación Eberhard Schlotter de Altea tras tres años de cierre

9/09/2019 - 

ALTEA. La Fundación Eberhard Schlotter de Altea ha renacido este año para darle una segunda oportunidad, y este mes presentará la exposición personal del artista que le da nombre. Así lo explica su hija, Sibylle Schlotter, que ha sido la encargada de poner en marcha esta primera muestra, que tendrá lugar entre el 27 de septiembre y el 23 de octubre. Ahora, como presidenta de este organismo, ha escogido algunas de las obras de su colección personal cuyo autor es su padre y otros miembros de la familia, todos artesanos y artistas.

Su padre es el protagonista de la colección, que se podrá ver en la sede de la fundación que él mismo levantó en 1995 y que ha estado cerrada los últimos tres años por problemas internos y económicos. Un reconocimiento a la ciudad en la que pasó gran parte de su vida: desde 1956, hasta su fallecimiento en 2014. 

La exposición 'Nombre, raíces, tierra natal y familia' contará con 60 óleos, 300 acuarelas y 1.000 aguafuertes, una técnica especialmente utilizada por este prestigioso grabador alemán. Algunas de ellas serán impresiones de las originales, que están en la fundación que también tiene en su honor en la ciudad germánica de Celle.

La carrera de Eberhard Schlotter fue prematura, según explica su hija, guardan dibujos de él que creó a la temprana edad de ocho años. Una ilustración que también estará en esta muestra. Con 13 años le enseñaron a realizar sus primeros grabados, inspirado por los numerosos artistas que había podido conocer hasta entonces. Con 19 años, cumplió uno de sus deseos, estudiar Bellas Artes en la Akademie der Bildenden Künste de Múnich. Esto es, 1939.

Una época de guerra, donde Alemania sufría las consecuencias de vivir bajo el yugo del dictador Adolf Hitler. Cuenta Sibylle que en ese momento hizo un autoretrato, en el que aparecía fumando un cigarro. En una de las muestras, un comandante bajo las órdenes del gobernante nazi le dijo que estaba fumando tabaco americano. Dos semanas después le obligaron a hacer el servicio militar, que en este caso significaba combatir en la Segunda Guerra Mundial.

Cuatro años en la batalla desde Rusia le dejaron varias heridas, pero también el amor. En uno de los días de cura encontró a la que se convirtió en su mujer, que era enfermera. Incluso en esa época no dejó de pintar y dibujar, recuerda su hija.

Según informa, en la entrada a la fundación están las obras de su padre, pero en las tres salas de exposición también habrá una muestra de su tío y su abuelo. Ambos fueron artesanos, en concreto, escultores de madera. El hermano de su padre fue reconocido por las figuras de aves y pájaros, que también se podrán ver en esta muestra.

El reconocimiento de Altea a este artista internacional culminó meses después de su fallecimiento, cuando pusieron a los jardines de Villa Gadea su nombre, así como un busto realizado por su padre. Un lugar especial para él y su familia, donde dio clases al aire libre a numerosos alumnos de la Universidad alemana de Maguncia.

 

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