VALÈNCIA. El pasado jueves, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicó el estudio nº 3402 "Preelectoral elecciones municipales y autonómicas 2023. Bloque municipios, grandes ciudades y comunidades autónomas". Desde que José Félix Tezanos es presidente del CIS se suele sospechar de las estimaciones electorales que hace el CIS por ser favorables al PSOE. En la nota metodológica del estudio mencionado anteriormente se apunta que las estimaciones se basan en el "modelo bidimensional inercia-incertidumbre Alaminos-Tezanos" y que en ningún caso es una predicción de resultados... aunque le faltó tiempo a Pilar Alegría para salir a congratularse de la "no predicción". Porque lo cierto es que lo que espera el público de cualquier encuesta es una predicción, y para eso precisamente se encargan.
Con los estudios del CIS se publican de forma anonimizada todas las encuestas realizadas, lo que permite una reevaluación de los resultados por cualquier experto (y no tan experto) por métodos más o menos sofisticados, aunque tardan unos días en salir —un número de días de espera que Tezanos redujo, por cierto—, por lo que actualmente solo están disponibles los documentos del avance del estudio preelectoral publicado el jueves.
Aún así, con las tabulaciones del avance que cruzan la intención de voto en función de lo que se votó en las pasadas elecciones, ya se permite un recálculo de la intención de voto, necesario porque los datos crudos tal cual no son válidos para obtener una estimación creíble. Por ejemplo, se muestra a continuación la tabulación para València:
En un sondeo de más de mil personas, que es un número majo para una encuesta municipal, se ve que hay 264 que recuerdan haber votado a Compromís en 2019 por 93 a Ciudadanos cuando el resultado electoral fue de 27 % del voto para Compromís por 18 % a Ciudadanos, lo que indicaría que los votantes de Ciudadanos en 2019 están muy infrarrepresentados. Las razones de la infrarrepresentación pueden ser desde que hay personas menos dispuestas a contestar encuestas, olvido de lo que se votó o incluso cierta vergüenza de decir lo que se votó. La cuestión es que hay que corregirlo de alguna forma, y lo más sencillo es estimar el voto pesando más a los colectivos que se notan infrarrepresentados en el sondeo, donde se pueden utilizar técnicas más o menos complejas. En este artículo vamos a utilizar la más sencilla, simplemente pesando a cada entrevistado de forma que se reproduzca el resultado de 2019. Esta estimación se denominará CIS-R (CIS recalculado: datos brutos del CIS de intención de voto con ponderación por recuerdo de las anteriores elecciones) y en los datos que se mostrarán, el voto estará en porcentaje con respecto al voto a candidaturas, que es ligeramente mayor que el voto válido (donde se tiene en cuenta también el voto en blanco) pero con las incertidumbres propias de las encuestas no es una diferencia significativa.
De esta forma los resultados para el Ayuntamiento de València, único ayuntamiento de la Comunitat Valenciana con datos disponibles del CIS, se dan en esta tabla:
La mayor diferencia entre la estimación del CIS-R con respecto al CIS es que da más votos al PP y menos a Compromís, con lo que al final el Botànic se quedaría en la estimación con los mismos concejales que ya tenía (17), justo la mayoría absoluta. Si a la estimación se le añade cierta incertidumbre en el voto, la mayoría absoluta actual estaría muy en el aire. También hay muy pocas posibilidades que UP-EU o CS puedan conseguir un concejal.
Lo que las tabulaciones del estudio del CIS muestran claramente es cómo el voto de CS se ha pasado fundamentalmente al PP y que entre el bloque del Botànic y el de la derecha, la única fuga significativa es que un 5 % de los votantes del PSOE en las municipales de 2019 ya tiene pensado votar al PP. También hay más incertidumbre entre los que fueron votantes del PSOE, UP y CS (alrededor del 20 %) que en el resto de partidos significativos (alrededor del 12 %).
Para Les Corts, hubo que hacer más "cocina" para poder calcular el número de escaños de cada partido, ya que el CIS no publicó los datos por circunscripciones electorales sino el total de la Comunitat Valenciana. Entonces, para cada circunscripción se evaluó con la matriz de transferencia de voto una estimación por circunscripción para a continuación calcular los escaños. Quedando entonces:
En este caso, el valor central de la estimación CIS-R da menos votos al PSOE y Compromís y más al PP y VOX que la del CIS, quedando también la mayoría del Botànic pendiente de un hilo (50 contra 49), mucho más ajustada que la estimación del CIS. CS quedaría fuera por bastante de Les Corts (umbral del 5 % del voto válido) y UP-EU estaría dentro pero casi sin margen a bajar más. En caso de que no entrara UP-EU, lo normal es que sus escaños se dividieran entre los dos bloques, con lo que la mayoría del Botànic sería mucho menos probable.
Como en el caso del Ayuntamiento de València, las tabulaciones del CIS para Les Corts muestran que la duda de a quién votar varía bastante según el partido al que se votó en 2019. Para Les Corts, la mayor incertidumbre la tienen los que votaron a CS, uno de cada tres todavía no tiene decidido su voto. Después están los que votaron al PSOE con un 20 %, mientras que los de UP-EU y Compromís están por el 16 %, y menos del 12 % los de PP y VOX. Así que estas son las bolsas de votos decisivas. De entre los que tienen decidido el voto, hay una decantación clara del que fue votante de CS por el PP. Mientras el mayor trasvase de voto entre bloques es el 6 % de los que votaron al PSOE al PP.
Finalmente, la estimación CIS-R del reparto de escaños por las circunscripciones electorales se compara con los resultados de las elecciones autonómicas de 2019:
Como conclusión, la estimación CIS-R muestra que en estas elecciones la gobernabilidad del Ayuntamiento de València y la Comunitat Valenciana está muy abierta, mucho más abierta que lo que se podía ver en la estimación del CIS.