juan amirola lidera una ong con la que colaboran muchos directivos alicantinos

Rafiki, la solidaridad alicantina que está mejorando la zona más pobre de Uganda

20/11/2022 - 

ALICANTE. Una escuela para 400 niños, una de costura, un centro de formación agraria para adultos, un consultorio médico para combatir la malaria, un internado para niñas, un embalse, un pozo... y microcréditos en forma de cabras y gallinas. Son algunas de las infraestructuras básicas en las que se ha plasmado en una de las zonas más pobres de Uganda la solidaridad que desde Alicante canaliza la ONG Rafiki.

La asociación tiene su sede en el despacho de la consultora Aquami, en la plaza Calvo Sotelo de la capital alicantina. No en vano, su actual presidente, Juan Amirola, fue el fundador de la firma que luego creció de la mano de su hijo, Nacho Amirola, hoy presidente del Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca). "Mi hijo nos deja el despacho para que la sede no nos cueste ni un duro", ríe Amirola. "Todo el dinero que pasa por Rafiki llega a su destino, no tenemos gasto de estructura". 

Amirola padre nos recibe en su 'sede' cuando ya no queda nadie trabajando en el despacho de la consultora y el cambio de hora ha provocado que fuera de las ventanas sea de noche pese a ser en realidad media tarde. "Habla bien de mi hijo en la prensa, ¿eh?", pide. "Tu siempre que lo saques que sea para bien". Nos comprometemos a ello, siempre que no haga méritos para lo contrario, como condición para que el presidente de Rafiki nos conceda una distendida entrevista en la que analizar la actividad de su ONG.

Rafiki nació en 2009, pero comenzó a ser un agente de cambio importante desde 2016, cuando Amirola y otros empresarios y directivos alicantinos de su quinta se suman al proyecto. "La ONG la funda el cura de Relleu", el padre Juan, "que es ruandés y llegó a España huyendo de las matanzas en su país. Se sentía obligado a ayudar a aquella gente que había huído con él, pero claro, él solo no podía hacer gran cosa". Amirola lo conoce en 2016, se interesa por el proyecto y decide implicarse. Y convence a otros amigos como Enrique Barreneche, Carlos Cazorla o Alberto Sendra, ya para entonces 'ex' ejecutivos jubilados.

Rafiki quiere "enseñar a pescar"

"Somos de una generación privilegiada", explica Amirola. "La anterior pasó la guerra y la posguerra, las siguientes han tenido crisis muy duras... nosotros lo tuvimos más fácil, y una vez jubilados, en vez de aburrirnos, decidimos devolverle algo a la sociedad". Con un brillo en los ojos, relata que "cuando dejé Aquami, quería hacer algo distinto. En la mayoría de las grandes ONG los gastos generales se comen el 60% de su presupuesto, pero nosotros no tenemos ese condicionante: el dinero que donan a Rafiki llega al 100% a Uganda, porque nadie cobra; tenemos cuatro voluntarios allí a los que se les paga el viaje".

La filosofía de Rafiki es "enseñar a pescar, más que dar peces, que es lo que hacen muchas ONG. Tenemos un plan para que en ocho años sean autosuficientes y sacarlos de la pobreza". Para ello, no solo enseñan a pescar, sino que les dan la caña. "Nuestra acción se centra en una comunidad de unas 10.000 personas, a las que facilitamos educación, sanidad e infraestructuras básicas; queremos demostrar que podemos revertir su situación y que no tengan que emigrar".

Además de todas las infraestructuras educativas, sanitarias y agrarias citadas, y del centro de secundaria que prevén inaugurar en febrero, Rafiki ha comenzado a conceder microcréditos en forma de animales. "Les prestamos dos cabras para que empiecen a ser pastores, o 40 gallinas, porque no tienen y los huevos valen casi lo mismo que aquí, aunque allí una familia vive con 50 euros al mes". 

El problema era que las gallinas se morían. "Hablamos con expertos y vimos que no había nada en el ambiente que justificase esa mortandad: morían porque no las vacunaban. Así que compramos 400 gallinas e hicimos un gallinero". Este año la comunidad ha perdido la cosecha de maíz por la sequía. y Rafiki ha buscado una variedad desarrollada por la Fundación Bill y Melinda Gates más resistente a climas extremos, y les han dado 5 kilos por hectárea para que se recuperen.

El Tenorio se suma a los actos benéficos

¿De dónde sale el dinero que Rafiki invierte en mejorar la vida de esta zona de Uganda? Pues básicamente de sus propios socios y de las donaciones que captan en Alicante. "Sobre todo tiramos de amigos y empresas del entorno de la ciudad, que es lo que conocemos", explica Amirola. "Mira, el centro de salud nos ha costado 50.000 euros, y atienda partos, accidentes, picaduras de la malaria... con muy poco podemos hacer mucho". Todo lo que ha levantado Rafiki en la zona hasta ahora ha costado 250.000 euros, "incluida la compra de los terrenos". 

Amirola destaca sobre todo el papel de los voluntarios, que no cobran, y el apoyo que ha encontrado en Alicante, donde "hay mucha sensibilidad". Por ejemplo, el Ayuntamiento de Alicante pagará la mitad del nuevo hospital que han proyectado, vía subvención. Pero "necesitamos recaudar más, porque cada vez hay más cosas que mantener en funcionamiento", advierte. Así que tienen por delante un intenso calendario de actos benéficos: un concierto de la Joven Orquesta en enero, con un pequeño cóctel en La Vila Joiosa; una obra de teatro en junio en colaboración con el colegio Lope de Vega de Benidorm; la cena anual para 250 personas en la finca Las Palmeras; y la novedad del próximo año, "una representación del Tenorio en noviembre".

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