VALÈNCIA. Una smart city es una ciudad o municipio que gestiona de un modo eficiente sus recursos para mejorar la vida de sus ciudadanos, gracias a a tecnología. Es decir, cualquier municipio, por pequeño que sea, puede ser una smart city. Pero, para ello necesitan determinar la situación exacta del municipio, en qué aspectos se puede avanzar y cómo hacerlo. Y eso es lo que hace el Índice Smart City, elaborado por AVAESEN, con el apoyo de la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital de la Generalitat Valenciana.
El Índice Smart City es una herramienta de autodiagnóstico para municipios y ciudades a través de la cual pueden identificar las áreas de trabajo de una smart city (como transición energética, transición digital, innovación social y ciudadanía y calidad de vida) y conocer su grado de desarrollo en su municipio. En los dos años que lleva en funcionamiento ya son más de 80 los municipios que se han unido a la iniciativa y que se pueden consultar aquí.
Uno de ellos es Rafal, un pequeño municipio de la Vega Baja (Alicante) con 4.500 habitantes y 1,3 km2. “El Índice Smart City ha sido un proceso de mucho trabajo, pero muy interesante, porque nos dio un espejo del municipio y una herramienta para saber dónde queríamos estar. Es una iniciativa muy interesante de la que Rafal no podía dejar de formar parte, ya que se trataba de la mejora de la vida de la ciudadanía y la mejora del entorno, haciéndolo más sostenible. El Índice Smart nos ha servido para poner en orden todas las iniciativas que íbamos llevando a cabo y las que queríamos realizar, viendo en qué punto estaban y que evolución podía tener”, comenta Gabriel Valero, concejal de Deporte, Obras Públicas, Participación Ciudadana, Empleo y Formación de Rafal.
“El Índice Smart es un punto de partida”, dice Bianca Dragomir, CEO de AVAESEN. “Desde nuestro clúster de energías limpias impulsamos desde el Think Tank de Smart Cities una serie de medidas y de soluciones para que cualquier ayuntamiento pueda ser smart dependiendo del estadío en el que se encuentre. El segundo paso, es la guía Smart cities que desarrollamos de la mano de la Diputación de Valencia y en el que cruzamos problema con solución y financiación, como ha ocurrido en el caso de Rafal. Todo un caso de éxito de colaboración público-privada porque, gracias al Think Tank conectamos el municipio con una empresa de nuestro Think Tank. En esta ocasión, ha sido Hidraqua, miembro de AVESEN y del Think Tank de Smart cities, generando oportunidades de negocio reales para nuestros asociados que pueden ofrecer soluciones innovadoras a municipios de cualquier tamaño”.
Una vez estaba esa fotografía de Rafal había que desarrollar una Guía Smartcities, una hoja de ruta más amplia en las que se cruzan retos, solución y financiación. “Con esa ruta de trabajo hecha, nos estamos presentando a las subvenciones en las que vemos que podemos encajar, bien para acabar proyectos o para poner en marcha nuevos. Porque al ser un municipio pequeño, los recursos son muy limitados y dependemos de las subvenciones para esas inversiones”.
En el caso de Rafal, las actuaciones más importantes tenían que ver con la gestión del agua del municipio así como la implementación de un plan de emergencias pluviales. Y es que en Rafal nadie ha olvidado los efectos de la DANA de septiembre de 2019. La localidad fue una de las más afectadas por las lluvias y las inundaciones, debido a la rotura de las dos acequias del Mayayo y Abanilla. “Necesitábamos actuar para evitar que volviera a pasar. Primero hicimos un proyecto de emergencia, que era reparar los colectores. Luego impulsamos un plan director de inundaciones”. En ambos casos contaron con la colaboración de Hidraqua, miembro del Think tank de Smart cities de AVAESEN, empresa concesionaria del servicio de agua, que había diseñado un Plan contra Inundaciones en la Vega Baja, para que sean capaces de responder al estrés hídrico tan propio de la zona, ya se trate de inundaciones o sequías prolongadas. “En Rafal hay trece actuaciones previstas, con un presupuesto de 14 millones, para protegerla frente a inundaciones y hacerla más resiliente”, apunta Sergio Sánchez, gerente territorial Alicante Sur de Hidraqua.
Una de las acciones es la creación de un parque indudable, que recogerá el agua de lluvias y permitirá su reutilización
Una de esas acciones es la creación de un parque indudable, un espacio verde, que se integrará en el entorno y que podrá ser disfrutado por la ciudadanía, donde, cuando llueva se inundará. Esa agua se recogerá (tiene una capacidad de 4.800 metros cúbicos) y, una vez pasado el episodio de lluvias, se bombeará a la red para reutilizarla. “Así, además de ayudar a paliar los efectos de las inundaciones, el agua que se recoja a través de la red de pluviales que estamos implantando se reutilizara para el riego de campos”, explica Gabriel Valero. En estos momentos ya se ha ejecutado la primera fase, que es la instalación de las bombas que elevan el agua y, en breve, se va a licitar la segunda fase del parque.
Pero no es la única acción de las detectadas en el Índice Smart que están realizando conjuntamente Rafal e Hidraqua. También están trabajando “en la gestión sostenible del agua a través de la digitalización, para planificar y ganar en eficiencia”, destaca el gerente territorial Alicante Sur de Hidraqua. Así, a través de Dinapsis, que ofrece un centro de gestión digitalizada que mejora la gestión del ciclo integral del agua además de optimizar las operaciones a realizar en el plan urbanístico del municipio, se han sectorizado las redes de agua lo que permite, analizando los consumos nocturnos que son los más estables, detectar las anomalías en una zona concreta y actuar rápidamente, ya que los operarios saben dónde acudir.
Además, en una segunda fase van a colocar contadores domiciliarios digitales para poder hacer una mejor lectura del consumo del agua en cada vivienda. Eso permitirá que, desde el centro de control, se pueda saber si hay fugas o roturas debido a un consumo excesivo de agua, lanzar un aviso y actuar en 24 horas. Al ayuntamiento le permitirá conocer el consumo y cuál es la huella hídrica del municipio, pero también servirá de control para servicios sociales en el caso de personas mayores que vivan solas. “La sectorización y monitorización nos permite actuar rápidamente y hemos ganado en eficiencia, además de poder ayudar a los colectivos más vulnerables y a nuestros mayores y nos permitirá mejorar nuestra huella hídrica”, comenta Gabriel Valero. En ese sentido, Sergio Sánchez destaca la importancia de la colaboración público-privada que se favorece a través del Think Tank de Smart cities de AVAESEN, “aporta muchas ventajas y mucha eficiencia, y más en el caso de municipios pequeños como Rafal".