Defiende que la provincia ha cerrado la ‘herida’ económica de la pandemia en la mayoría de actividades, con un importante pero: la lenta reducción de un desempleo que ya ve crónico
ALICANTE. El presidente del Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca), Rafael Ballester, defiende que la provincia de Alicante ha cerrado la ‘herida’ económica de la pandemia en la mayoría de ramas de actividad, aunque con un importante pero: la lenta reducción de un desempleo que desde Ineca ya ven crónico. Con buenos datos en muchas variables y en algunas, como la exportación o la afiliación, por encima de 2019, el año que empieza se presenta como una gran oportunidad de relanzarse, si se aprovechan los fondos europeos y los poderes públicos son capaces de llegar a consensos. Esta es la última entrevista que concedió antes de anunciar esta semana que no seguiría al frente de Ineca y que daba paso a la renovación.
— Hagamos balance de daños. ¿Cómo cerramos 2021 tras año y medio de crisis sanitaria y económica?
— Tuvo un inicio horrible y muy pesaroso, porque nadie se esperaba el mal arranque de año con una tercera ola que sufrimos de forma más dura que las anteriores. Afortunadamente, esa situación no tuvo recorrido porque el ritmo de la vacunación aquí ha sido especialmente destacable. Pero en el último trimestre las cifras consolidan el proceso de recuperación que esperábamos que se produjese en 2021, quizá con un poco de retraso. Esperábamos que llegase antes, pero el inicio fue terrible en el ámbito sanitario y llevó consigo unas restricciones que lastraron la recuperación.
— La tercera ola echó por tierra las previsiones y amenazó con otro verano perdido, pero no fue así...
— La sensación que tengo es que, igual que fue un proceso muy rápido, porque en Navidad podíamos intuir algo pero no imaginábamos el abismo en que nos íbamos a meter en enero y febrero, también es verdad que seguramente en abril no esperábamos tener el verano que hemos tenido. La recuperación fue rápida, sin olvidar que hemos sido una de las comunidades con más restricciones. Hemos vivido un verano atípico y, pese a todo, las cifras del turismo han sido razonables.
— ¿Se puede hablar de esa V que todos esperábamos en marzo de 2020 y que no terminaba de llegar?
— Es una V, y en los informes que hemos ido presentando se ha evidenciado, pero también es verdad que veníamos del cero absoluto. Cualquier repunte era notable comparado con 2020. Pero un dato relevante es que ya estamos en cifras de pernoctaciones de turismo nacional equiparables a 2019 y, en cambio, en lo relativo a turismo internacional estamos al 50%. Se ven dos líneas diferentes, derivadas de la movilidad. La apertura de la movilidad internacional es reciente. La nacional se relajó durante el verano y lo notamos positivamente. Es una variable relevante. Que estemos en cifras de 2019 en turismo nacional es muy destacable.
— Del último informe de Ineca se desprendía que el sector exterior estaba progresando. Quizá no tanto como en 2019, pero sí en línea ascendente. ¿Ha llegado el momento de las alegrías?
— Efectivamente, sobre todo en exportaciones, es muy relevante. En 2021, con los últimos datos, ya estamos mejor que en 2019. Con los datos de agosto, la proyección supera las cifras de antes de la pandemia. Con lo cual se confirma no solo la recuperación sino el crecimiento de las exportaciones de la provincia. Una tendencia que ya veíamos antes de la crisis sanitaria, cuando estábamos incrementando el rol exportador. Aunque en paralelo al conjunto de España, donde también está incrementándose, con lo que no conseguíamos mejorar nuestra aportación al conjunto de la nación. Pero, en bruto, estamos creciendo. Vamos a ver cómo terminamos el año, pero la proyección nos lleva a donde tendríamos que haber llegado de forma natural sin el bache de 2020. Es muy interesante, porque esa ‘herida’ la hemos recuperado relativamente rápido y hemos mantenido el pulso exportador de una forma bastante digna. Bajamos un 5 o 6%, pero no hubo desplome como en otras ramas de actividad.
— Hace doce meses decía que se debía hacer comparativas con un año de 24 meses. Llegados a esa fecha, ¿dónde hemos cerrado esta ‘herida’ y dónde sigue?
— En exportaciones, como decía, estamos bien. En turismo nacional estaríamos ahí ya, con datos que evidencian una recuperación razonable, y la proyección del internacional parece que va bien, aunque con algo más de retraso. No sé si seremos capaces de cerrar la herida en 2021 o al menos vislumbrar que en la próxima campaña se puede producir. Los datos son alentadores: a poco que se ha abierto la movilidad internacional, hemos visto cómo se recuperaba. El turismo inglés está otra vez disfrutando de la Costa Blanca. Aunque con prudencia, porque estamos viendo cómo se producen olas en algunos países, como Inglaterra, Rusia, Alemania… Y si conllevan cierres de aeropuertos, sufriremos de forma indirecta.
— Fuera de aquellos sectores que dependen de la movilidad, ¿los datos de actividad son positivos?
— Sí, en general, como decía, si el sector exportador funciona es porque la industria está recuperándose. De forma también prudente, porque hay otros factores nuevos diferentes de la pandemia, como el precio de la energía, de las materias primas, la falta de chips, etcétera. Todos los temas de logística están condicionando la remontada de muchas empresas. Pero sí, los datos evidencian esa recuperación. En el calzado aún no se ve ese poderío que siempre ha tenido, pero estamos viendo ahora mismo buenas noticias como la de los aranceles en Estados Unidos, que va a suponer un impulso con países con los que tenemos una relación comercial importante.
— ¿Cuáles serían las malas noticias?
— Sobre todo, el ritmo del descenso del paro, es lo que quizá se está produciendo con menos energía. A 30 de septiembre estábamos en 172.000 desempleados, lejos aún de la cifra que teníamos cuando comenzó esta situación en febrero de 2020 (cuando se realizó la entrevista todavía se desconocían los datos a 31 de diciembre). Y estamos viendo que el ritmo del descenso era notablemente inferior al que se está produciendo de media a nivel nacional. Parece que perdemos algo de energía. Se evidencia ese problema crónico que tenemos de falta de fortaleza como para seguir generando, no nuevo empleo, sino acabar con el desempleo crónico que tenemos. Porque las cifras de afiliación que se registran están muy bien, por encima de 2019, pero hay un desempleo crónico que no somos capaces de deshacer. Es una cuestión estructural. Aunque la afiliación tiene mucho que ver también con el autoempleo, porque ha subido mucho la cifra de autónomos: uno de cada cinco afiliados, y cada vez hay más. Eso es un signo de debilidad, aunque se pueda hacer la lectura emprendedora. Mucha gente proyecta su futuro a través de esta figura, pero a veces hacerse autónomo es un mal necesario.
— Con todo esto, ¿qué peticiones o consejos daría Ineca para 2022?, ¿qué tenemos que hacer?
— Todos lo proyectamos con ilusión y cierta expectación porque, valga la redundancia, hemos creado muchas expectativas con los fondos europeos. Me centraría en dar facilidades para que el sector empresarial siga apostando por el crecimiento en la provincia, con el lugar donde estamos realizando esta entrevista, el centro empresarial Panoramis Life & Business, como ejemplo de proyecto emergente en uno de los periodos más duros de la economía alicantina en los últimos años. Tenemos enfrente las obras de Distrito Digital. Hay proyectos ilusionantes y siguen instalándose empresas de fuera generando empleo y negocio. Empresas que ya estaban antes de la pandemia no solo no han reducido su presencia sino que la están aumentando, como NTT (Everis) o Accenture. Junto a eso, en el sector del calzado, textil, agroalimentario, mueble, etcétera, también hay quienes apuestan por crecer. Hay que tener empatía con esas empresas y tomarlas como ejemplo.
— ¿Y en cuanto a los fondos Next Generation?
— Se va a poner a prueba nuestra capacidad de ‘cazar’ proyectos que contribuyan no solo a reducir problemas estructurales a la hora de crear empleo, sino a seguir posicionando la marca territorial de Alicante, que ya no es solo turismo, agroalimentario y calzado, sino innovación. Sabemos que esos fondos vienen vinculados a la innovación, y creo que estamos todos de acuerdo en que se ha generado la marca de ‘Alicante Innovación’. Tenemos el reto de posicionarla a nivel nacional e internacional como uno de los players de la innovación empresarial en Europa. Estamos intentando jugar en la liga de los grandes, y a veces con resultados óptimos.
— ¿Y a la Administración, qué habría que pedirle?
— Pediría capacidad de llegar a consensos en la identificación de los problemas estructurales. Creo que sí lo hay, porque la mayoría de grupos está de acuerdo en lo que hace falta para la provincia, pero lo que no hay es un consenso para ejecutar las soluciones. Y tener capacidad de influencia donde toca, que es en los despachos donde se toman las grandes decisiones.