Recientemente, como muchos alicantinos acudí al Teatro Principal a ver una obra. El Teatro Principal es uno de nuestros monumentos principales en Alicante y, además, centro cultural del teatro, el ballet, la ópera, los musicales que se programan, entre otros espectáculos. En el teatro, hace algunos años, se hizo una reforma que lo ha dejado muy bonito, con esos colores azules y esa lámpara preciosa.
Pero qué pena da el estado de los asientos y qué incomodidad para el que le toca un asiento roto o hundido, que cada vez son más.
Recuerdo que hace unos pocos años llevé a mi madre, una señora de avanzada edad, a ver una obra de Tricicle, una obra sobre la tercera edad y las ganas de vivir en esa edad también. Cuando fue a levantarse no podía porque el asiento estaba hundido y me dijo: "Nena qué pena el Teatro Principal de Alicante, como lo tenemos". ¡Lo mismo pensamos yo y mis amigas el otro día viendo la obra de teatro, qué pena!
Una de ellas incluso sugirió hacer un boicot de todos los alicantinos sin ir al teatro Principal hasta que arreglen los asientos. Sería muy oportuno, por lo menos seguro que nos harían más caso.
Porque lo saben, estoy segura de que sus responsables son conocedores de lo que digo. Lo que pasa es que la gente se lo dice allí, en el teatro, a unos pobres acomodadores y acomodadoras que no tienen voz ni voto y que también se lamentan del estado de los asientos.
No sé si hay presupuesto para ello, me imagino que sí porque el Teatro Principal imagino que tiene sus propios fondos. No sé tampoco a quién pertenece la decisión de realizar una reforma de sus asientos, supongo que a su dirección.
Ya es hora que escuchen la queja de las alicantinas y los alicantinos usuarias y usuarios del teatro. Qué pena, qué mal, qué desastre, se te quitan las ganas de venir...
Supongo que ni siquiera se necesita cambiar todos los asientos, un buen carpintero y un buen tapicero quizás.
En fin, señores directivos del teatro Principal, ejerzan su función y pidan presupuestos, busquen los recursos y ejecuten esta acción, porque si no, al final, lo que tendremos que hacer los alicantinos es no sacar entradas del Teatro Principal y que las actuaciones se vean vacías de público.
El público alicantino ama su Teatro Principal, espera su programación y acude con entusiasmo a las representaciones. No está bien que se le maltrate en sus asientos. Han pagado su entrada por un servicio de cierta calidad y los asientos del Teatro Principal no cumplen ni con el mínimo.
Reitero esta petición en nombre de muchos alicantinos y alicantinas para no tener que ir al teatro lamentándonos del estado de sus asientos o dejar de ir. Y poder dejar de decir: ¡Qué pena nos da el teatro Principal de Alicante!
Adelaida Lillo, profesora de Economía en la Universidad de Alicante (UA)