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el sur del sur / OPINIÓN

Qué José Muñoz lo capte...

30/07/2017 - 

El congreso del PSPV mide muchas cosas, pero sobre todo una: si los socialistas seguirán siendo la fuerza que lidera la izquierda. Y si lo hace con cierta holgura, pues por mucho que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, pensara que los tiempos de la hegemonía estaban a la vuelta de la esquina, queda mucho calvario por pasar.

Y superar ese calvario pasa porque la nueva generación del PSPV, que ahora va a liderar el secretario de Organización, José Muñoz, pero que también deben encabezar Rubén Alfaro, Jorge Rodríguez, José Chulvi o Sandra Gómez (también por Rocío Briones, Zulima Pérez, María Such y muchos más que ahora no recuerdo), pasa por que se den cuenta de que hay que conectar con una nueva generación de votantes, que no conocen muchos de los mandamientos que rigen todavía en el PSPV, que lo ven como lo viejo y que necesita reilusionar a los que se incorporan al derecho a sufragio.

Como dijo Ximo Puig en su rendición de cuentas, los socialistas tienen una virtud de hacer gala del equilibrio territorial valenciano, de usar las dos lenguas oficiales de la Comunitat por igual y por reivindicar, al mismo tiempo, a Miguel Hernández y Vicent Andrés Estellés. Ese desequilibrio externo medio funciona, pero es muy mejorable, pero el que falla es el interno: la desconexión con una gran parte de las bases -de ahí el 42% del voto al sparring Rafa García, máxime si se tiene el Gobierno, que lo suele curar todo-. Y ahí, claro está, debe haber un cambio radical en el seno del PSPV, que deje las viejas formas que arrastra una generación con mucha experiencia, pero caduca.

Y ese cambio pasa, porque así lo ha querido el propio Puig, por José Muñoz. Si es capaz de romper amarras con los Boix, Orengo  y las viejas formas del antiguo lermismo, de convertir una ejecutiva en una vieja taberna de amiguetes, puede que el PSPV afronte los dos años que quedan de mandato con más brío. Porque en los socialistas valencianos hay una tradición que los nuevos tiempos se la ha llevado por delante. Y esa máxima pasaba porque mientras se gobierna, la recomendación era que el partido debía estar en un segundo plano...algo que hoy en día es darle muchas ventajas al contrario, cuando tienes a Compromís y Podem y a su aparatos en redes sociales en plena ebullición, pero a sus dirigentes en constante activismo, ocupen un despacho o no, y eso...porque mucho que se defienda no pasa con el PSPV. Los resultados de las últimas elecciones generales en la Comunitat Valenciana son un ejemplo. Esperemos que José Muñoz lo capte...y que le dejen. O que lo haga. 

Otro debate es el modelo de partido que debe jugar el PSPV y su encaje con Ferraz. Y en ese sentido la enmienda presentada por los socialistas de La Safor, que reclaman más autonomía y cierta desconexión con Madrid, no es más que una provocación y contradicción en los tiempos que corren. La provocación porque no deja de ser desafío al nuevo PSOE de Pedro Sánchez, máxime cuando Ximo no tiene una mayoría abrumadora. Y una contradicción porque la lideresa de Andalucía, Susana Díaz, con la que se alineó el propio Ximo Puig para derrocar a Sánchez, está defendiendo todo lo contrario: es decir, que primero son las personas y después lo territorios, y sin nacionalismos. Por eso, no entiendo ese debate, ahora, o si lo es, parece una pataleta a Ferraz. Se ha caído del cartel finalmente, pero ya ha tenido el suficientemente recorrido mediático para que el PSPV ocupe titulares en la prensa conservadora de Madrid, como dijo Pedro Sánchez el viernes.

Y por cierto, todo hay que decirlo, al secretario general del PSOE no se le vio cómodo en su discurso. Fue generoso con Ximo, y sus palabras de elogio, a él y a su gobierno, pero los 450 delegados esperaban una reflexión más profunda para salir de IFA con una sonrisa del plenario. Sánches estuvo tenso, tiró mucho de lectura en su discurso y mencionó mucho Madrid para decir Valencia, cuando tocaba decir, al menos en el congreso del PSPV, País Valenciano.

El decreto de plurilingüismo sigue

Por mucho que el TSJ haya anulado el decreto del plurilingüismo, el debate sigue. Creo que la cosa ha sido satisfactoria para los dos partes. El PP, o el CSIF, se puede vanagloriar de que ha paralizado el artículo más espinoso, como el de la certificación de los idiomas, y Compromís, le han dejado el mensaje político a huevo: tiene un culpable y el objetivo inconcluso. Pero ojo, que nadie olvide que el decreto de plurilingüismo, corregido puede estar vigente en el curso 2018-2019. Educación tiene otra salida, que es la de convertir el decreto en ley, aunque lo recomendable en estos casos y visto dónde ha llegado el TSJ, sería pactar y que la cosa quedará ya establecida y fuera de la agenda política (pero eso es pedir mucho en la Comunitat Valenciana). Es más, que se aprovechara el marco de un posible pacto educativo a nivel estatal para también blindar una norma en la que la mayoría de las fuerzas políticas estén de acuerdo. Ahora bien, el debate jurídico lo ha ganado el centro derecha, pero el político va en su contra: el plurilingüismo caerá como una fruta madura. 

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