El presidente de la Generalitat dice tener datos "bastante significativos" sobre quién prefieren los valencianos como 'president'
VALÈNCIA. (EP) El 'president' de la Generalitat y candidato a la reelección por el PSPV, Ximo Puig, ha avanzado que en su campaña electoral no habrá mítines en "plazas de toros", en alusión a los actos celebrados en la de València, y que contará con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en estos eventos hasta el 28 de mayo.
"Queremos hacer una campaña de plazas, no de la plaza", ha defendido en una entrevista con Europa Press, ya que ha sostenido que los actos de campaña en la plaza de toros de València "forman parte de otros episodios del pasado".
Su objetivo es realizar una campaña "mucho más capilarizada en el territorio" y "huir de la mercadotecnia para aterrizar en la realidad de los ciudadanos", aunque ha reconocido que habrá "algunos actos más importantes". "Queremos generar un espacio en el que no solo hablen los candidatos o yo mismo, sino también interlocutar con asociaciones y entidades", ha expuesto.
Ante esta campaña, Puig ha reiterado su voluntad de representar a la mayoría de lo valencianos y "gobernar para todos", y hacerlo "sin sectarismos ni fanatismos ni atisbos de ninguna clase de confrontación".
"Vamos a hacer miles de conversaciones que suman una gran conversación", ha ilustrado, para insistir en que en estas elecciones "está en juego si miramos hacia adelante y continuamos avanzando o volvemos al peor de nuestros pasados".
Para ello ve necesario "ser conscientes" de que el PSPV debe dar cuenta de su gestión al frente de la Generalitat y también de sus "debilidades, por supuesto, y de cómo superarlas". "Afrontamos la campaña tras ocho años de gobierno en los que todos los indicadores han mejorado, sabiendo que queda mucho más por hacer", ha aseverado.
En esta línea, Puig ha vuelto a defender que "la vía valenciana es la correcta" y que su intención es gobernar hasta el último minuto sin "ninguna acción de campaña" antes de tiempo: "Ahora es el momento de explicarnos y, al mismo tiempo, recoger todas las inquietudes desde una visión abierta".
Sobre si contará con Sánchez en los actos de campaña, ha garantizado que el presidente "vendrá", como hará el próximo fin de semana en la Convención Municipal que el PSOE celebrará en València con los candidatos a los comicios locales.
Puig ha destacado que es una decisión "importante" que su partido haya elegido la capital del Túria para este evento, así como "un reconocimiento al estado de la Comunitat Valenciana". "La Comunitat vive un buen momento", ha repetido, ligándolo con la "estabilidad y paz social".
Preguntado por si la presencia de Sánchez le suma, a pesar de decisiones como no avanzar en la financiación autonómica o recortar el trasvase Tajo-Segura, ha defendido que al margen de estos "problemas pendientes" que la Generalitat continuará reivindicando, la política social del Gobierno ha supuesto "un gran beneficio para la sociedad valenciana".
"Podemos hablar y especificar claramente dónde están los problemas. Nosotros representamos a los valencianos y la Generalitat siempre defenderá el interés general de la Comunitat. En muchas ocasiones hemos coincidido con el Gobierno, diría que en la inmensa mayoría, pero en otras no. Por tanto, es evidente cuál es nuestra posición", ha expuesto.
En cuanto a si la campaña se centrará en Alicante, al ser la provincia que parece más disputada, ha garantizado que continuará teniendo una presencia "muy importante" allí porque "es fundamental en el proyecto de la Comunitat".Echando la vista a la campaña de la oposición, Puig ha insistido en que el PPCV "no tiene proyecto para esta sociedad" y les ha acusado de intentar que las autonómicas sean "una especie de referéndum sobre el futuro del Gobierno" o un intento de "primarias" de las generales. "Es absolutamente ridículo y una falta de respeto a la ciudadanía", ha denunciado.
Por contra, ha hecho hincapié en que en estas elecciones se trata de "volver al pasado negro del PP, con consecuencias aún visibles en la corrupción, o continuar apostando por el diálogo social, la estabilidad política y la mejora permanente": "En eso estamos".
Cuestionado por las encuestas que maneja el PSPV, Puig ha remarcado que son "fotos del momento y estados de opinión" y ha reconocido que "obviamente hay una situación de equilibrios" entre los bloques de izquierda y derecha al igual que en resto de Europa, pero ha defendido que la gente debe saber "qué va a votar".
Eso sí, ha reiterado su confianza en que habrá una "mayoría social" que les apoyará. "Tenemos datos que, sobre todo, avalan la gestión del gobierno y otros bastante significativos respecto a quién preferiría la ciudadanía que fuera el presidente", ha asegurado, y ha augurado que muchos electores decidirán su voto en el último momento.
Respecto a la relación entre sus socios de gobierno, tensionadas por su integración en la plataforma Sumar que impulsa la vicepresidenta Yolanda Díaz, Puig se ha limitado a destacar el acuerdo alcanzado entre Podem y Esquerra Unida para confluir en las autonómicas y en alrededor de 50 municipios, ya que "facilita al elector la capacidad de decisión y elimina riesgos de atomización".
"Yo espero representar a una mayoría amplia; en eso estoy trabajando, en la mayor transversalidad posible", ha añadido, y ha reivindicado el proyecto progresista que encabeza "sin fanatismos, abierto y valencianista desde la concepción de las cinco millones de miradas valencianas".
Ante las críticas de Podem a Compromís por no querer confluir con ellos y sí apoyar a Sumar, Puig ha señalado que "en el tablero electoral cada uno decide sus argumentaciones" y ha instado a "mirar" a la ciudadanía y no centrar la campaña en "debates partidistas": "A los ciudadanos hay que decirles cómo lo vas a hacer, cómo lo vas a financiar y de qué manera afrontas el futuro".
Inquirido por su relación con Compromís, ha subrayado: "Es positiva, es franca, es leal y, humanamente, muy confortable". No ha querido entrar en si podría reeditar el gobierno del Botànic junto a esta coalición, sin Unides Podem, ya que ha insistido en que aspira a lograr "el mejor resultado posible": "Ahora se trata de que cada uno se explique y los ciudadanos decidan".
Por otro lado, el candidato ha defendido que el PSPV estuvo dispuesto a rebajar el listón electoral del 5 al 3%, aunque "nunca fue una prioridad", pero fue imposible porque Ciudadanos no quiso y era necesaria una mayoría "lo más sólida posible" en Les Corts.
Es algo que ha ligado con la falta de acuerdo para renovar los órganos estatutarios con mandatos caducados, que ha enmarcado en la línea de la "nueva vieja dirección del PPCV". "Esperemos que cuando cambie la dirección actual lo podamos hacer", ha dicho.
Y de cara al futuro ha descartado hablar sobre un posible cambio de consellers si sigue como presidente: "La verdad es que aún no lo he pensado. En este momento, el gobierno es un equipo que se respeta y que está cumpliendo los objetivos".
Como balance, el 'president' ha alabado la corresponsabilidad y "comprensión altísima" de los valencianos en una legislatura marcada por las restricciones durante la pandemia: "Tomamos decisiones muy duras y la sociedad lo apoyó muy mayoritariamente. Aquí el negacionismo tuvo una influencia mínima. Salimos mejor que muchas otras comunidades porque supimos apretar los dientes".
El 'president' de la Generalitat cree que el PP de Alberto Núñez Feijóo es "un proyecto anti Pedro Sánchez" que realmente no ofrece propuestas a los ciudadanos y se limita a rechazar todas las medidas del Gobierno, además de "arrinconar" las elecciones autonómicas como si fueran unas "primarias" de las generales.
Puig sostiene que Feijóo "está demostrando que no tiene un proyecto para España" al oponerse a la reforma de las pensiones o a la gestión de los fondos europeos. "¿Qué está ofreciendo a España? Simplemente crispación y conflicto. Sinceramente, creo que no es el camino", asevera.
"El PP está proponiendo que las elecciones autonómicas sean una especie de primarias de las generales. Es la demostración más palpable de la insolvencia", manifiesta al ser preguntado por si percibe las ganas de cambio de las que hacen gala los 'populares' a unas semanas de los comicios del 28M.
Para el candidato socialista, esa pulsión de cambio "no está en la calle" y se demostrará en las urnas, ya que cree que cada vez más los ciudadanos deciden su voto en el último momento.
Hasta entonces, insiste en su argumento de que las elecciones autonómicas no pueden ser un plebiscito de las generales, rechazando la idea del PP de que pueden ser su llave para acceder a la Moncloa. "La Comunitat Valenciana no es un trofeo para nadie", reitera.
"Muchas veces se tiene la visión de que las elecciones importantes son las generales. Para mí las fundamentales son las elecciones en las que se residencia el estado del bienestar, las autonómicas", reivindica, y rechaza "arrinconar" los comicios del 28M como si fueran "de segundo nivel".
Por otro lado, cuestionado por las diferencias entre los partidos a la izquierda del PSOE por su integración en el proyecto Sumar que impulsa la vicepresidenta Yolanda Díaz, Puig defiende que es "absolutamente respetuoso" con las decisiones de todos los partidos, ya que "en el tablero electoral cada uno decide sus argumentaciones".
"No soy comentarista", zanja, e insta a las formaciones a "mirar a la ciudadanía" y no centrar la campaña en los debates partidistas, que a su juicio interesan más a "grupos de interés" que a los votantes.
En cuanto a su relación con el Gobierno, Puig reconoce la falta de voluntad para sacar adelante la reforma de la financiación autonómica en los meses que quedan de legislatura, si bien insiste en el aumento de fondos estatales destinados a la Comunitat Valenciana que han permitido converger en la media de gasto social.
Respecto al recorte del Tajo-Segura, recurrido judicialmente por la Generalitat Valenciana y la Diputación de Alicante, reitera su apuesta por no convertirlo en un "conflicto permanente" y por buscar "soluciones para lograr agua para siempre", sin "renunciar en absoluto" a este trasvase.
Puig insiste en la necesidad de no renunciar al trasvase, pero siendo conscientes de la crisis hídrica por el cambio climático. "Tenemos que aceptarlo", subraya, y apuesta por "ser capaces de aprovechar todos los recursos posibles".
"Es una posición de racionalidad, lo demás es utilizar el agua para confrontar y simplemente conseguir votos que no sirven para nada: es barro", enfatiza, para recordar la campaña del PP de 'Agua para todos' con "mucho dinero invertido en una propuesta que no trajo nada".
Y es que Puig critica que, cuando el PP gobernaba en todas las instituciones, "no hubo trasvase ni nada" y fue cuando menos agua se derivó del Tajo al Segura. "Dejemos de trivializar esta cuestión, tengamos respeto a los regantes y que no aticen permanentemente desde unos sitios y otros una batalla que solo sirve para crear una crispación inútil", exige.
Inquirido por la postura del presidente de Castilla-La Mancha, el también socialista Emiliano García-Pge, a favor de recortar el trasvase, Puig se limita a contestar: "Cada uno defiende lo que cree que debe defender, yo lo defiendo siempre con respeto".
Sobre si se siente decepcionado por la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, remarca que está "en una parte sustancial de acuerdo" con el Real Decreto 35/2023, que revisa el Plan Hidrológico del Tajo y reduce los caudales del trasvase al Segura, ya que "va a servir para modernizar el riego e incluye una inversión extraordinaria para mejorar las explotaciones agropecuarias".
Eso sí, reconoce que hubo una "parte de desencuentro" por la inclusión en el decreto de la disposición adicional novena que afecta al futuro aumento escalonado de las caudales ecológicos. "Lo único que pedíamos era que en 2025 hubiera una actualización del caudal en función de cómo vayan evolucionando las inversiones y el estado masas de agua", recalca.
Además, Puig vuelve a sostener que "el problema (del trasvase) no está aguas abajo como se dice, sino aguas arriba": "El problema es que la Comunidad de Madrid no depura, debería depurar aunque sea con inversiones del Estado".
La magistrada apunta a irregularidades administrativas y al desequilibrio en la distribución del dinero, pero no aprecia ilícito penal