La prestigiosa cocinera ilicitana, que ha llegado cargada de ideas tras la grabación de la cuarta temporada de Top Chef, anima a las mujeres a dar el paso a la creación en cocina y reivindica un mayor apoyo para ellas
ELCHE. Susi Díaz es una de las escasas mujeres chef españolas de prestigio: estrella Michelín y dos soles Repsol, jurado en uno de los programas de televisión más populares de cocina (Top Chef, de Antena 3)... Pero la tele (a veces) se esmera en mostrar una paridad que no existe. “La alta cocina está llena de mujeres trabajando, siempre lo ha estado, pero muy pocas se atreven a dar el salto a crear cocina”. Reconoce la chef ilicitana que “no es fácil”: a un trabajo que ocupa las horas de ocio y los festivos, se le añade la absorbente labor de la creación que requiere dedicación completa; “tu cabeza está las veinticuatro horas maquinando, investigando, experimentando, cuando no tienes que viajar o cuidar tu imagen, porque la divulgación es otro de los factores importantes de nuestra tarea”.
Con estas condiciones, ya resulta difícil para cualquiera conciliar la vida personal, pero para una mujer todavía más: “no sentirse amenazado porque tu pareja brille más que tú, gane más o trabaje más, y dedicarse a apoyarla, a cubrir todo aquello a lo que una no puede llegar, requiere una humildad y una flexibilidad a la que las mujeres han estado acostumbradas toda la vida, pero sigue siendo un gran problema para la mayoría de hombres”, señala Susi. Por eso, para que una mujer tenga éxito, señala la veterana cocinera, sin tener que realizar grandes sacrificios personales, es clave el papel de la pareja, “tener a tu lado a un gran hombre que entienda tu pasión y cubra esas necesidades que una no puede atender, sin sentirse menos”.
Susi Díaz reconoce haber tenido suerte en esta cuestión, tuvo a sus hijos joven y hoy la relevan en La Finca cuando tiene que viajar a Madrid a grabar para la tele o asistir a algún congreso. En su día, pudo conciliar vida familiar y profesional gracias al apoyo de su madre y a su marido que “no solo ha estado para complementarme ahí donde yo no podía llegar, sino que ha compartido conmigo la profesión”. Pero incluso ella es víctima de la soledad que esta carrera conlleva especialmente para las mujeres: “cuando voy a congresos y presentaciones, me suelo encontrar sola y me gustaría tener alguien con quien compartir, contar con esa fraternidad que rodea a los hombres en el mundo de la cocina”.
Suele olvidarse que las primeras grandes cocineras han sido mujeres anónimas y toda la cocina posterior se nutre de su labor. Susi Díaz tiene muy presente esta sororidad generacional y cuando habla de sus principales referentes nunca olvida nombrar a sus abuelas Francisca y Lola que le enseñaron lo más difícil: trasladar el afecto a cada cucharada, a cada producto elegido con amor, a cada sabor y aroma y a la belleza con la que se presenta.
Lo cierto es que, si bien la alta cocina, valora tanto lo nuevo y diferente, sigue sin contar con una profusa presencia de mujeres que sin duda es imprescindible para enriquecer la gastronomía. Así lo considera también la televisiva cocinera y anima a las profesionales a dar el paso: “somos diferentes y por eso tenemos mucho que aportar, es muy importante que estemos ahí, no solo trabajando en cocina, sino creando cocina”.
Veo las flores que aderezan los platos de Susi Díaz, cultivadas por ella misma, sus macarrones elaborados con esencia de rosa, su capacidad para fusionar sabor y estética, para convertir un arroz en un jardín de flores, usando coliflores de colores, o simplemente miro esa casa de campo sin fríos minimalismos ni sofisticaciones, rodeada por un jardín exultante, en la que ha situado el crisol de sus creaciones, y es fácil comprobar la diferencia: el mundo propio, fértil y delicado que ofrece esta gran chef y el potencial creativo de las mujeres que tanto tienen que aportar al mundo de la cocina.