ALICANTE. Tras El coche de Intisar (con Nacho Casanova, EDT, 2011), premio France Info 2013 al mejor cómic de actualidad y reportaje, Pedro Riera (Barcelona, 1965) recupera a su heroína y aborda sus años de exilio en Jordania, esta vez con los dibujos de Sagar (Sagar Forniés, Zaragoza, 1974). Intisar habla de la terrible situación que atraviesa Yemen con su peculiar sentido del humor, su mirada incisiva y algún que otro acceso de rabia, y prosigue su camino en busca de convertirse en una mujer libre e independiente.
Las peripecias de la vida de Intisar son el resultado de los testimonios de decenas de mujeres que conoció Pedro Riera en sus viajes a Yemen y Jordania en 2016, pero también en los que llevó a cabo en 2011 durante las revueltas de la Primavera Árabe en Yemen. Su talento narrativo dota de auténtica humanidad a este personaje de papel que expresa la lucha cotidiana y las esperanzas de las mujeres yemeníes a las que la guerra civil y el exilio liberan en parte del control masculino
El jueves, 13 de junio, a las 19:30 horas, en la Casa Mediterráneo (Antigua Estación de Murcia en Benalúa, los autores estarán presentando Intisar en el exilio, dentro del ciclo Escritores y el mediterráneo, organizado por la institución perteneciente a la Red de Casas del Ministerio del Exterior. Como aperitivo, hemos charlado con Pedro Riera, periodista, productor, realizador y ahora, principalmente, escritor y guionista de cómic.
-¿Qué te lleva a Yemen, qué te lleva a Jordania?
A mí lo que me lleva a Yemen es que a mi mujer le salió la oportunidad de trabajar allí durante un año. Ella quería aprender árabe y le surgió la posibilidad de trabajar organizando las actividades culturales de la escuela americana y decidimos trasladarnos. Y cuando llegué allí, me quedé fascinado por el mundo de las mujeres, e intenté investigar y meterme en ese mundo hermético, para saber qué pasaba dentro. Me costó, me costó mucho, porque allí la segregación entre sexos es muy violenta, las mujeres salen a la calle totalmente cubiertas, con el velo integral, de negro, y es muy difícil acceder a ellas. A través de mi mujer, conseguí hacer cuatro buenas amigas e hicimos muchas entrevistas. De esa manera intenté entender cómo funcionaba ese mundo de las mujeres, que es lo que mostré en la primera obra, El coche de Intisar.
¿Cuántas mujeres son Intisar?
Pues son unas cuantas… evidentemente, el carácter que tiene Intisar sí está claramente marcado por una de ellas, pero las historias que cuento sí que son de diferentes mujeres, incluso hay algunas historias que también me han contado hombres.
-¿Qué porcentaje hay de ‘anécdotas’ recogidas en trabajo de campo, y cuánto de recreación de un contexto conocido?
Es todo verdad. Hubo dos normas que me impuse al principio, la primera era dar un paso atrás como autor y dejar que las que hablaran fueran las mujeres yemeníes. Toda opinión que hay en el cómic no soy yo como autor occidental que interpreta, sino que son opiniones literales de mujeres yemeníes; y la segunda es que todas las anécdotas fueran reales, yo las puedo haber modificado un poco, para que encajen en la historia, pero no me he inventado nada.
-¿Ponerte detrás de una voz femenina es justicia poética, o un riesgo de recibir palos por todos lados?
Era un riesgo, porque también, ponerme yo como voz es más sencillo [un caso similar es el del autor canadiense Guy Delisle], porque al final estás dando tu opinión y nadie la puede criticar, pero ponerse en el sitio de una mujer yemení es más arriesgado. Pero estar aquel año completo en Yemen me permitió dar este salto narrativo.
-¿Qué tal la recepción de las ‘aventuras de Intisar’ entre las mujeres jordanas y yemeníes? ¿Han podido tener acceso?
Alguna, yo sé puntualmente de alguna que sí ha podido leer la edición francesa, hablo de mujeres yemeníes, porque mis contactos en Jordania son menores, y las que lo han leído están encantadas, incluso te dan las gracias por divulgar su forma de pensar y lo que está pasando con la guerra del Yemen. Hubo una anécdota que me impactó: vino a Barcelona el hermano de una amiga, quedamos con él y yo sabía que lo había leído, también en la versión francesa, y pensé “bueno, a ver cómo se lo ha tomado”, porque aunque me esforcé en poner algún hombre bueno, porque no quería que quedara exclusivamente como una lucha entre hombres y mujeres, hay hombres que se comportan bien en Yemen, pero lo habitual es lo que muestra el cómic, y este hombre llegó, me dió un abrazo y me dijo “gracias, este libro era necesario”.
-¿Se superponen diferentes planos reivindicativos en el mundo árabe, de los que en occidente no somos conscientes, verdad? El de género, claro, que es el más evidente aquí, pero también el generacional, ¿no? No será lo mismo un chaval de 20 años que un señor de 50, como el propio personaje del hermano de Intisar, o en las generaciones de mujeres más mayores… como pasa aquí, que las abuelas son mucho más receptivas a algunos cambios sociales, que sus propias hijas.
Yo, con la gente mayor, no he notado que sean más abiertos, sobre todo en el caso de los hombres. Las mujeres, a base de sufrir, sí es posible que hayan conseguido romper un poco esa barrera que las tenía separadas del mundo. Lo que sí que es verdad es que entre la juventud, incluidos los hombres, hay una mayor capacidad para abrirse.
-¿Y tiene que ver el tema de la juventud con una cierta deriva laicista?
No, allí absolutamente no existe la deriva laicista. Son musulmanes, son creyentes y es muy difícil salirse del tema religioso. Si tú declaras que has dejado de ser musulmán, habrá alguien que venga, te pegue un tiro y te mate. Pero también es verdad que a través de internet, las redes sociales, la televisión, tienen la oportunidad de ver otro mundo con otros roles desarrollados por la mujer. Lo que pasa es que en el caso de Yemen, la religión es muy importante, la gente es muy creyente, pero la tradición machista y de colocar a la mujer en el cuidado de los niños, la casa y la cama, es anterior al Islam, proviene de la cultura tribal, que todavía tiene mucho peso.
-¿Y entre el público europeo y español, qué tal ha sido la repercusión?
Bien, de momento las críticas que han ido saliendo en prensa son muy positivas, sólo hemos tenido una crítica mala, en un periódico de provincias francés, de derechas, cercano al Frente Nacional, que decía en vez de entrañable, Intisar resultaba irritable… por lo que, viniendo de donde viene, tal incluso sea nuestra mejor crítica, jejeje.
-Tras El coche de Intisar, con Nacho Casanova, ¿por qué decides seguir la serie con Sagar? ¿Qué te ofrece como ilustrador/colaborador cada uno de ellos?
Mira, sinceramente, se lo ofrecí a Nacho, pero estaba ocupado con otros proyectos y me dijo que podría en cuatro años. Yo no podía esperar tanto tiempo y contacté con Sagar. Lo que me aportó muchísimo Nacho es que además de ilustrador, siendo mi primer cómic, hizo la tarea de guionista también, con lo que aprendí muchísimo, y Sagar tiene un estilo totalmente diferente. De lo que me arrepiento es de que yo hago guiones muy pautados, porque quiero meter mucha información en cada viñeta, y en el caso de la historia de Petra, por ejemplo, que no me hizo mucho caso y fue a su aire, es maravilloso, así es que para la próxima -y desde luego, espero que haya una próxima y sea juntos- le voy a dejar libertad para que vuele.
-¿Qué aporta el cómic por encima de otros formatos audiovisuales y textuales, para resultar tan atractivo en este género híbrido entre el periodismo, la ficción y la ilustración, que casi sustituye al reporterismo clásico, ahora que los grandes medio ya no invierten en esos trabajos de investigación extensos como antes?
Lo que aporta es que llega a un público diferente del que lo leería en el periódico, en un libro o vería un documental. Respecto del tema de los reportajes, no creas, con lo que se gana en el cómic tampoco se pueden costear estas investigaciones, siempre tienes que estar aprovechando otra cosa, que estás investigando para cualquier periódico, o unas circunstancias como las que se me han dado a mí, para, al margen de lo tú hagas para investigar o para vivir, realizar esa investigación a fondo. Lo que es evidente es que hay una explosión de grandes obras de periodismo gráfico, aunque en mi caso tenga algunas gotas más de narrativa, al tirar mano de técnicas como la empatía con el personaje, Intisar, y el disfrutar, pero lo que hay de fondo es periodismo puro y duro.