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GALLO NERO Y DEBOLSILLO, HABITUALES YA EN EL MUNDO DEL CÓMIC

¿Para qué sirve el tebeo? Filosofía y Sociología de la mano de Patton/Cannon y Tatsumi

2/10/2018 - 

ALICANTE. No es la primera vez que lo escribo por aquí, pero lo recalco siempre que puedo: tal vez sea el cómic el arte narrativo que mejor ha entendido la modernidad y utiliza con mayor efectividad los recursos combinados de la imagen y el texto, consiguiendo abrir hasta extremos bien alejados el espectro de “usuarios satisfechos”. Desde la exigente contadora de prosopopeyas, al sencillo admirador de caricaturas afortunadas de trazo grueso.

Si no hace mucho glosábamos el trabajo de autores que han consolidado el subgénero conocido como novela gráfica histórica, en la mayoría de los casos dentro de la corriente de recuperación de la memoria histórica reciente, interesante aliteración conceptual esta, como Jason Lutes, Antonio Altarriba, Sento o Paco Roca, para la reseña de los libros que hoy llegan a este breve encuentro tenemos en el imaginario obras cargadas de sociología de campo y costumbrismo, como el American Splendor de Harvey Pekar, o Logicomix, ese exhaustivo recorrido por la lógica moderna, a través de la biografía de uno de sus máximos exponentes, Bertrand Russell, realizada por los griegos Apostolos Doxiadis y Christos Papadimitriou. Estas dos obras se encuentran en el mismo árbol genealógico que Pescadores de medianoche, de Yoshihiro Tatsumi, y Filosofía en viñetas, de Michael F. Patton y Kevin Cannon.

Tatsumi (1935-2015) es uno de los grandes autores japoneses del siglo XX, maestro y fundador del género gekiga, manga adulto, del cual ya hablamos por aquí de La chica de los cigarrillos, de Masahiko Matsumoto, y por el que parece que ha apostado fuerte la editorial madrileña  Gallo Nero.

Pescadores de medianoche es una antología que recoge nueve historias escritas entre 1972 y 1973, seleccionadas por el propio autor, que muestran la desencantada visión del “milagro japonés” y su admirada transformación posterior a la derrota en la Segunda Guerra Mundial, del mundo rural al neón de la gran ciudad: “Fíjate cuanta gente. En las ciudades grandes solo hay chusma que vive de la basura”, le suelta un pobre desgraciado que vive de tirarse delante de los coches en los pasos de peatones y provocar a los conductores para que le suelten un pequeño soborno en efectivo, si no quieren que los denuncie, al no menos desgraciado joven que saca dinero de las mujeres maduras con las que se acuesta, convencidas de haber seducido a un apuesto muchacho, como un gigoló de tercera división, en el relato que abre y da nombre al volumen, “Pescadores de medianoche”. Strippers bajo el ojo de la censura en una pacata sociedad machista y reprimida. Jóvenes que quieren hacer el camino inverso desde la fábrica al terreno rural, con el espejismo de la propiedad de la tierra. Muchachas desprotegidas por sus padres que acaban en la prostitución después de haber sido violadas en la adolescencia.

Pero entre la miseria y el desconcierto, espacio también para la media sonrisa ante la picaresca de unos desobedientes inquilinos por un día, que han de cambiar una sesión de lujuria por una intensa jornada de limpieza. O un sorprendente cuento de ciencia ficción distópica titulado “El palacio de la mujer”, sobre el deterioro, la obsolescencia programada, el abandono y la soledad absoluta de la vejez. Todo ello acompañado de una composición clásica de las viñetas, en su lectura derecha-izquierda propia del manga, que la editorial Gallo Nero ha mantenido en su versión española, un trazo que se inscribe en el manga, pero en el que se adivinan retazos de Chester Gould o Alex Raymond, la nouvelle vague francesa o la ilustración tradicional japonesa sobre seda, en la omnipresencia de la flor del cerezo, en la contemplación y la repetición de los días, diferentes en su similitud.

Si agridulce es el sabor de los relatos de Tatsumi, The Cartoon Introduction to Philosophy, traducido por Filosofía en viñetas, deja un regusto dulzón, como de macedonia en la que se mezclan frutos tropicales, exóticos manjares del árbol de la filosofía, con duras manzanas de los Alpes.

Encargo de la serie The Cartoon Introduction to… de la editorial Hill and Wang, en la que se pueden encontrar también The Cartoon Introduction to Economics o The Cartoon Introduction to Statistics, se fundamenta en el capacidad pedagógica del arte secuencial para acompañar síntesis introductorias a disciplinas consideradas “duras”. Debolsillo, sello de Penguin Random House, se ha encargado de la edición española.

En el caso de la Filosofía, la materia se presta, por su propia característica discursiva, a una ruptura de la cuarta pared de la viñeta, en la que un personaje central, no elegido al azar entre el plantel de filósofos, interpela al lector, obligándole a la interactividad de crear un discurso propio entre las palabras del trasunto de Heráclito que ejerce de guía, y lo que las ilustraciones, cargadas usualmente de detalles al “modo Ibáñez” (aunque debe ser una de esas sincronicidades imposibles, ya que no parece que los autores tengan constancia de la obra del genio barcelonés, bastante a su pesar), de ejercen de contrapunto de cada uno de los autores citados, en un vaivén constante entre dialéctica y mayéutica.

El encargo del asunto fue para el catedrático de Filosofía de la Universidad de Montevallo (Alabama) Michael F. Patton, que opta no por seguir la acostumbrada presentación en una línea de tiempo de la evolución de la historia de la Filosofía, sino que estructura en libro alrededor de 6 grandes temas en forma de capítulo: La lógica, La percepción, La mente, El libre albedrío, Dios y La ética. Para aportar su granito de arena van apareciendo compañeros presocráticos de Heráclito, como Tales y Demócrito; “postsocráticos”: Sócrates, Platón y Aristóteles; escolásticos como Tomás de Aquino; racionalistas, utilitaristas, vitalistas o científicos: Hobbes, Descartes, Locke, Berkeley, La Mettrie, Hume, Spinoza, Leibniz, Kant, Paley, Bentham, Mill, Nietzsche, Darwin o Turing. Contamporáneo contemporáneo solo encontraremos al neurofilósofo australiano David Chalmers, autor de obra interesante, pero que no se encuentra todavía en el canon en el que sí están sus compañeros de viñeta, pero que si leemos con detenimiento la página de agradecimientos que sigue a la portada, tal vez nos dé algo de luz: “Me gustaría dar las gracias a David Chalmers por haberme propuesto como reemplazo para este libro…” Firmado, Michael F. Patton. Aún así, y que algunas nociones previas de Filosofía sean necesarias para no perder el hilo en algún momento, demuestra Patton que el tebeo es una herramienta pedagógica excepcional.

Y gracias a las ilustraciones de Kevin Cannon, candidato a premio Eisner y desfogado en el universo DC, un divertimento de primer orden.

“Al principio teníamos todas las respuestas a las preguntas de la vida. O, más bien, teníamos UNA respuesta que servía para todo: Es cosa de Dios. Lo malo es que eso en realidad no nos decía nada útil. Y, si alguna vez habéis conocido a un ser humano, sabréis que somo criaturas curiosas. ¡Nos gusta llegar al fondo de la cuestión! O sea, que repetir es cosa de Dios para explicarlo todo es, en resumen, decepcionante. Ah, soy Heráclito. Uno de los veintipico filósofos de la Antigüedad, conocidos como presocráticos, cuyas ideas sentaron las bases de los que llamamos Filosofía Occidental”. Y aquí tenemos al amigo Heráclito, vuelto hacia el lector desde su atalaya y, a sus pies, una divertida ilustración en trama del mundo de los mitos y la religión natural.

Pescadores de filosofía.

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