ELCHE. Aunque los partidos, sobre todo los de oposición, suelen estar en campaña permanente, en el caso del Partido Popular ilicitano y de Pablo Ruz, llevan tiempo enarbolando un discurso acorde en el tiempo, bajo la premisa de que el bipartito "está amortizado", "sin ideas" o en su momento, "con la venta de humo permanente". Ahora que se acerca la hora de la verdad, a un escaso año de los comicios municipales, el PP ha engrasado la maquinaria. Ruz pasa más tiempo en Elche que en Madrid, cosa que parecía a la inversa hace unos cuántos meses, o al menos se expone más. Aunque después del verano empezarán a desvelar su programa, de momento han presentado sus nuevas caras: Sergio Rodríguez asume la secretaría general del partido e Inma Mora asume más galones, la única concejal dentro del núcleo duro. Junto a ello, Ruz quiere ensanchar su electorado, alejado de las siglas.
Una equipo con el que Ruz dice estar "más ilusionado que nunca", con un grupo que aunará "veteranía y juventud, porque el equipo continúa, estamos preparados para gobernar, para transformar la ciudad". Asimismo, una directiva que como con todos los cambios, hay que leer también en clave interna por tendencias que se llevan viendo en la formación para quien sigue la política local en mayor o menor medida: la concejal Inma Mora ha tomado bastante relevancia con más comparecencias en público, ejerciendo como la mano derecha de Ruz en cuanto a concejales del grupo municipal. Un puesto que hasta ahora había venido ocupando José Navarro, ahora más en un segundo plano en ese aspecto, y que ahora será vicepresidente: "Nadie se va de la Ejecutiva", señalaba Ruz, apelando a que el partido está unido. "Vamos a hacer cambios desde la unidad". En ese sentido, su bautizo como presidente ha sido la primera vez que se hace con solo una candidatura, lo que deja atrás tiempos pasados y más convulsos. Mora será ahora coordinadora general, un nuevo cargo.
Precisamente será Secretario General Sergio Rodríguez, íntimo de Ruz, además de encargado de las redes sociales y comunicación hasta ahora, sobre todo ejerce a modo de asesor y 'estratega' del portavoz. Tuvo su momento exprés como concejal en la última legislatura y se quedó fuera en la lista al Congreso. Ahora es vicesecretario de Comunicación del PP en la Diputación provincial. Otro que ha ascendido en el escalafón del partido con este nuevo Comité Ejecutivo es José Claudio Guilabert, asesor del partido en el Ayuntamiento, cargo de confianza, y que ahora será portavoz de la formación. Durante estos últimos tiempos, ambos han ido de la mano de su presidente e incluso han asistido a tertulias políticas en distintos medios junto a concejales de otros partidos, a veces con comparecencias ante la prensa antes que algún que otro edil. Una pista y ejemplo de por dónde puede ir la próxima lista electoral, pero también una suerte de enmienda a la lista actual (muchos de ellos, eso sí, sin dedicación exclusiva pesar de ser 9 concejales, lo que puede dificultar la implicación).
Reconocía Ruz con respecto a la anterior Ejecutiva que "hacen falta nuevas maneras, tenemos que ser más propositivos", justificaba frente a quienes le han criticado por estar a rebufo de las políticas municipales o críticas más duras. Fue de hecho uno de los objetivos cuando asumió el liderazgo del partido, ser más proactivo y no tan reactivo. De ahí también esa imagen de campañas 'a pie de calle' en algunos barrios. Además de este nuevo cambio en el núcleo duro del Comité (que completarían Caridad Martínez como portavoz adjunta e Irene Ruiz como vicesecretaria de Comunicación; al menos en la presentación), siguen todos los ediles en general con cargos sectoriales en su área habitual. Salvo Llanos Trigueros. Siguen también otros veteranos con peso dentro del partido como Pepe Salas y se incorporan otros 'históricos' como José Antonio Román para Política Local, encabezando una suerte de 'consejo de sabios' (junto a el exconcejal Paco Vives o José Luis Galvany) adjuntos a la presidencia.
Al margen de estas nuevas caras, la otra novedad relativa es el proyecto "sin siglas" que quiere Pablo Ruz para poder ensanchar el electorado. Aunque en el tiempo nunca ha renegado, también en pasadas campañas electorales de pactar con otros, busca cómo romper con la recuperación de Elche como bastión socialista. Para lo cual necesita hurgar en lugares de voto progresista como ha hecho en Carrús, y en puntos débiles del bipartito para mostrar ese PP "moderado y centrado", como él mismo señalaba, para intentar hacerlo atractivo a posibles votantes descontentos del PSOE y pescar en el caladero del proyecto en declive de Ciudadanos. Serán varios los competidores por ese espacio. Cómo lograrlo, el presidente lo califica de no un "proyecto político, sino social", apelando a una transversalidad en la que "caben todos". De hecho, Ruz aseveró explícitamente que "no vamos a ir a pedir el voto para el PP, vamos a pedir el voto y lo hacemos ya, construyendo la alternativa, para la ciudad de Elche; sin siglas, con personas".
Una premisa que recuerda a aquella de 'Elche vota a la persona' de Alejandro Soler para intentar alejarse de la crisis —salió mal—, y de la que Ruz reconocía este viernes que es una apuesta arriesgada, "es una iniciativa que nos puede salir bien o no, pero vamos a intentarlo". El presidente quiere un proyecto del "bien común", y no "jerárquico, sino coral". Quiere romper con tiempos pasados y familias que luego peleen por el poder interno, por eso incide mucho en la "generosidad" a nivel interno para poder centrarse en conseguir la alcaldía. El presidente y candidato esgrime que ese distanciamiento de las siglas no tiene nada que ver con las turbulencias recientes del partido —con Casado fuera, su máximo valedor, así como de Mazón—, y de la que ya se viene pensando desde hace meses, consciente de intentar llegar a ese nicho de votante relativamente más progresista al que no llega. De ahí el guiño patrimonial al que también se refería este viernes en cuanto a un futuro más cultural, directamente hilado con el de rechazar el hotel de Clarisas, con el que parece no hay total acuerdo en el partido, ya que también va contra un público tradicional del partido: el empresariado. Algo con lo que cuentan desde el PSOE.
Sea como fuere, Ruz cree que hace falta dejar en un segundo plano las siglas, lo que podría interpretarse como un giro localista y más light para captar al votante no tradicional; un proyecto menos ideológico. Aunque ese mismo viernes incidía en que si gobiernan restablecerán la cruz de Germanías, lo que puede distar de esa iniciativa sin menos contenido ideológico. En cualquier caso, aún quedan para los comicios, como cuando se incidía en que se recuperaría el proyecto del Mercado Central si gobernaban. Un cambio importante a nivel interno y externo de los populares, conscientes de que puede ser arriesgado, pero entendido como una táctica necesaria para intentar rebañar la alcaldía. Y diferenciarse del resto de la oposición.