ELCHE. Este viernes se celebraba un pleno extraordinario convocado por el Partido Popular para pedir la dimisión de la ministra Teresa Ribera a cuenta del nuevo Plan del Tajo y la propuesta de recorte del trasvase, que se pretende sustituir por las plantas desaladoras en la provincia de Alicante y las comarcas de Vinalopó y Vega Baja, principales afectadas por la decisión. Sin embargo, como era previsible, el pleno acabó sin ningún acuerdo aunque sí con momentos esperpénticos y de bastante tensión. Una batalla para ver quién defiende más el agua que acabó con constantes choques y réplicas.
La propuesta de los de Pablo Ruz era el apoyo al trasvase, pero con una guinda extra, exigir la dimisión de la ministra Ribera, cosa por la que el bipartito obviamente no iba a pasar, sobre todo la parte socialista al compartir filas. Un equilibrio que llevan semanas intentando mantener al contar con una ministra de su mismo color que quiere recortar agua del trasvase, lo que les deja en una posición comprometida, al tiempo que tienen que vender que no desaparecerá la solidaridad entre comunidades para el envío de agua para regantes y ámbito urbano y que con las inversiones anunciadas se mejorará la situación.
Así, el propio alcalde Carlos González presentaba antes del pleno extraordinario una moción aprobada en la Junta de Gobierno, sobre la bocina, con cinco puntos en materia de defensa del trasvase, la exigencia de inversiones o que se garantizara el precio del agua a pesar de la sustitución de los caudales. Sin embargo, era una moción de sustitución que relevara a la del PP, y que no iban a apoyar porque incluía el cese de una ministra de su partido. Así pues, estaban sentadas las bases para la polémica.
El propio Ruz denunció que se presentara la moción in vocce después de haber tenido el bipartito cinco días desde la convocatoria anunciada el lunes para presentar enmiendas o adiciones. Ambas mociones, eso sí, apoyadas por los regantes. El líder popular aceptaba la moción del bipartito, pero añadiéndola a la existente, es decir, manteniendo la dimisión. Cosa que no se podía hacer porque era una moción de sustitución y no de adenda. Así que el PP quiso pasarle la patata caliente al equipo de gobierno planteando una moción in vocce a la moción in vocce de PSOE y Compromís, como no se podía porque era de sustitución, enmendó su propia moción para añadir los cinco puntos del bipartito y manteniendo la dimisión.
Así que finalmente se votó la mencionada enmienda, con los cinco puntos del bipartito y la dimisión propuesta por los populares. No salió adelante porque el bipartito la rechazó, mientras que toda la oposición votó a favor. Ruz buscaba escenificar la falta de reivindicación del bipartito con el agua con un órdago que el equipo de gobierno no iba a aceptar. Lo que dio lugar a una curiosa paradoja dentro de un pleno surrealista: el bipartito votó en contra de sus propuestas para no apoyar la dimisión de la ministra. Algo a lo que el presidente del PP sacó punta, sacando pecho de haber sido generoso al incluir la iniciativa del Ejecutivo local, sabiendo de sobra que no iban a aprobar la dimisión. De hecho, aun sin llevar propuestas concretas, salió mejor parado que los socialistas por su incongruencia, y tras la complacencia que interpretaron los regantes de la reunión de Ximo Puig con Ribera.
Eso sí, antes de la votación, hubo posturas más intermedias del edil no adscrito Eduardo García-Ontiveros y Ciudadanos, Vox aprovechó para pedir la dimisión de varios ministros más aprovechando la tesitura una vez más para irse a política nacional, y PSOE y PP se mantuvieron a la gresca mostrando sus respectivas costuras con la política del agua: Héctor Díez desde el PSOE criticó el tasazo del Ejecutivo de Mariano Rajoy y Ruz que el alcalde votara en 2004 a favor de la derogación del trasvase del Ebro en su etapa en el Congreso de los Diputados. También desde Compromís se incidió en el tasazo de Rajoy y en que el PP hacía un flaco favor con esta moción, al estimar que divide en lugar de aunar a toda la corporación con el trasvase.
En definitiva, una constante de moción sobre moción que recordaba a la 'parte contratante' de Una Noche en la Ópera de los hermanos Marx, y sobre todo, otro pleno sin acuerdo para cuestiones importantes de la ciudad, en este caso el trasvase Tajo-Segura. Por el momento, la situación actual es que el caudal ecológico máximo acordado se ha rebajado a 7 hectómetros cúbicos hasta 2027. Actualmente estaba en 6 y la idea inicial de Ribera era situarlo en 8,52. Ahora entra el plazo de alegaciones al nuevo Plan de la Cuenca, al tiempo que Transición Ecológica promete inversiones millonarias de 1.600 millones de euros para modernizar la desalación y no tener que recurrir tanto al trasvase. Sin embargo, por el momento, el ministerio no garantiza que a pesar del cambio de caudal el precio del agua siga siendo el mismo. Otro de los caballos de batalla de regantes y gobiernos de la comarca.