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LA PELÍCULA, DE DIRECCIÓN Y PRODUCCIÓN ALICANTINAs, LLEGA A LOS CINES EL 30 DE JULIO

‘Arcadeología’: el arte del videojuego retro, documentado para la gran pantalla

  • La idea original, del Grupo de Investigación Massiva (de la UMH), se ha desarrollado con la ayuda de la asociación Arcade Vintage (fundada en Petrer) y de la productora Cinestesia (creada en Sax).

PETRER. Jugar al Tetris, al Comecocos o al Pinball es, aún hoy, un hecho universal. Se difundieron en los años 80 y fueron concebidos para las máquinas recreativas de bares, centros comerciales y salones especializados. Con el tiempo, estos pasatiempos trascendieron su soporte original y pasaron a formar parte del día a día de sus aficionados en consolas y ordenadores personales. Aquellos —y muchos otros— son los denominados videojuegos arcade, el germen de la revolución gamer, la red social de una época.

En sus primeras décadas de existencia —apuntan los expertos—, la industria del arcade movía más dinero que Hollywood, e incluso hoy, los videojuegos generan más ingresos que el cine. Sin embargo, apenas ha existido en este tiempo una voluntad firme por conservarlos. Es esta preocupación la que, hace tres años, llevó al Grupo de Investigación Massiva de la Universidad Miguel Hernández (UMH) —dedicado al estudio de las artes audiovisuales y la cultura de masas— a preguntarse “quién preserva el legado del videojuego en España”. “Vimos un gran agujero. Anteriormente, habíamos perdido obras artísticas por no conservarlas bien (películas, cómics y otro tipo de artes), y dedujimos que estaba ocurriendo lo mismo con los videojuegos”, explica a Alicante Plaza su director, Mario-Paul Martínez.

Entonces, el también cineasta y profesor de Comunicación Audiovisual y Arte en la UMH descubrió junto a su equipo que la primera asociación del país que había empezado a recuperar videojuegos oficialmente estaba en la Comunitat Valenciana y, concretamente, en Petrer. Arcade Vintage, fundada y presidida por José María Litarte, fue la pionera en lo que Massiva ha denominado “arqueología lúdico-industrial”, esto es, no solo el hecho de conservar el juego, sino también las máquinas, el hardware. Su experiencia y su profundo conocimiento sobre el tema servirían de punto de partida para la realización de un documental de dirección y producción alicantina que se abriría a toda la península: Arcadeología.


La implicación de Arcade Vintage en la primera película sobre recreativos gestada en España ha sido total desde el primer minuto. “En todo momento, nos han facilitado contactos, ideas, rutas, procesos de conservación… Y ha sido algo recíproco. Cuando encontrábamos algo nuevo, lo compartíamos con ellos”, cuenta Martínez. De hecho, Massiva ha sido testigo de cómo el colectivo ha pasado de ocupar un pequeño local en Petrer a inaugurar en Ibi el primer Museo del Videojuego en España. Un proceso que, por cierto, vertebra todo el documental.

El film cuenta con las voces de un amplio espectro de profesionales del sector, desde reparadores de máquinas hasta expertos en ingeniería inversa, diseñadores de arcade, periodistas especializados y compositores de música para videojuegos. Salva Espín, el conocido dibujante de Marvel, también aparece entre ellos. En Arcadeología, las propias fuentes construyen el relato. Un relato que, según su director, se había hecho hasta ahora “desde un punto de vista muy ligero, muy anecdótico, sin profundizar” y, lo más importante, nunca se había llevado a los cines.

El proceso de creación, no obstante, ha resultado largo y complejo: “Han sido tres años de locura, de ir recorriendo España y, sobre todo, de ir expandiendo redes”, relata Martínez. “Empiezas a conocer gente que llega a rozar la ilegalidad para romper copyrights y conservar los videojuegos antes de que una empresa los guarde y se pierdan para siempre”, agrega. Y así, uniendo vértices, llegaron incluso a la Biblioteca Nacional de España, en la que se está gestando un proyecto oficial del Estado para su recuperación. “Lo bonito es que todavía no hay nada cerrado, estamos todos trabajando en ello, porque ya se sabe cómo conservar un cuadro, pero no un videojuego”, concluye el cineasta, para quien lo más costoso de la creación de la película fue la sala de montaje: “Cuando acabamos de rodar, teníamos 100 horas de metraje. Hubo gente que nos planteó hacer una serie, pero no teníamos el tiempo ni el presupuesto”, confiesa entre risas.

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