ALICANTE. Para este viaje no hacían falta alforjas.
Ni aval bancario, ni pago al contado. Ni "última oferta", ni reunión, ni mucho menos dimisión. Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez han optado, como ya hicieran el pasado mes de abril, por dar la enésima patada al balón y esperar acontecimientos. Eso sí, entonces pagaron (junto con el Hércules) 560.000 euros a Hacienda. En esta ocasión ni eso, aunque los dos son más francos en sus verdaderas intenciones, lo cual es de agradecer.
Teniendo presente que la subasta 'de las acciones' se retrasa aún más, (la comisión de inversiones del Instituto Valenciano de Finanzas, que ha de fijar las condiciones, no se reúne hasta el 3 de julio) y que la Agencia Tributaria no cede un ápice (aunque ahora parece claro que con la sucesión de ofertas que tampoco se ajustaban a las exigencias del fisco, solo se buscaba ganar tiempo a la espera del desenlace de la subasta), los empresarios que ya no pierden un segundo en esconder que no piensan pagar o avalar la deuda con Hacienda hasta saber que serán los nuevos propietarios del club, han decidido que arranque oficialmente (de manera oficiosa llevaba un mes largo en marcha) la planificación deportiva, a la espera de que lo institucional se aclare con el paso de las semanas (cuando, según sus planes, se conviertan en dueños del club, pagarán o avalarán los tristemente famosos 4,3 millones).
Javi Portillo ya tiene el 'ok' para cerrar las hasta seis operaciones que aguardan firma y entre las que destacan la contratación de Gustavo Siviero como nuevo entrenador y las renovaciones de Chechu, Peña y Miñano.
Así, el Hércules continuará bajo el embargo de 4,3 millones de euros y sin convenio singular con Hacienda (una situación irregular que ha llevado a su inclusión en la tercera lista de grandes morosos y que puede afectar a cuestiones como el inicio de la campaña de abonos, ya que los ingresos que entren en sus cuentas bancarias seguirán expuestos a que el fisco los haga suyos en 'un barrido'); tampoco podrá llevar a efecto la modificación del convenio con los acreedores ordinarios (estos supeditan la formalización del mismo, que ya fue presentada en el juzgado, a la firma del nuevo acuerdo con la Agencia Tributaria) pero, al menos, no seguirá viendo pasar las oportunidades de reforzarse de cara al próximo curso. La bofetada de 'Mini Mou', sí ha servido de algo.