MI CUERPO, MIS REGLAS / OPINIÓN

Opus magnum

18/12/2022 - 

ALICANTE. Al principio no lo ves. El cambio es muy pequeño. Tu rostro se redondea de forma muy suave, tanto que solo puedes apreciar el principio de esta metamorfosis en las fotografías de control que te tomas de vez en cuando y no en ese espejo en el que ahora te miras compulsivamente a diario. Tus pechos, tus caderas, incluso tus manos, todo tu cuerpo se reordena, se empieza a curvar y a rellenar de forma casi imperceptible… los pezones se agrandan, se hacen más prominentes y esto al principio duele, pero no importa… Dios, ¿cómo expresar lo que se siente? Pura inefabilidad. 

No se puede, simplemente es maravilloso. Es maravilloso ver y sentir este milagro. Ver y sentir cómo, poco a poco, ella empieza a nacer. Ver y sentir cómo tu universo adquiere por fin ese orden que nunca tuvo y que tanto te esforzaste siempre en buscar… a veces dormir de lado duele, tus caderas han aumentado, se han redondeado y tu centro de gravedad ahora es otro… la alfombra de pelo que antes cubría tu pecho, hombros, brazos y piernas se ralea hasta casi desaparecer, y tu vello facial se aclara cada vez más, aunque para ello todavía la roja luz del láser deba acudir en tu rescate.

El tiempo pasa y tu cuerpo continúa en obras. Es una verdadera transmutación alquímica, aquélla con la que tantas veces has soñado y de la que tanto has oído hablar. Eres el Rebis de los gnósticos en su dualidad y perfección, el Divino Andrógino resultado de tu Gran Obra, y en tu vida diaria reflejas y revelas el enigma del Dios y de la Diosa, ya que ahora portas los principios del Cielo y la Tierra dentro de ti. Ahora ella es la que domina, mujer andrógina y a la vez completa, la que lleva gloriosamente en sí el poder de los opuestos. 

Porque la magia de la destilación que el tratamiento hormonal está obrando en ti no es otra cosa que el efecto de ese glorioso elixir transmutador que tanto buscaron los hombres a lo largo de todas las épocas, aquella esquiva Piedra Filosofal con la que anhelaban hallar la verdadera sabiduría, su propio cambio, su propia transformación exterior e interior hasta lograr convertirse en un ser humano completo… el verdadero oro simbólico de los alquimistas. 

La que ahora eres y muestras a la luz una vez fue tu sombra, aquella enorme fuerza que te ocultabas a ti misma porque siempre te dio miedo, la energía destilada de tu más íntima y original naturaleza. Tu Arjé por fin se ha revertido y revelado su interior, mostrando el esplendor de tu verdad. Y es ahora cuando eliges tu verdadero nombre y tatúas en tu brazo el Udjat, el Ojo de Isis, símbolo de tu curación. La vida ha vencido finalmente a la muerte. Solve et coagula.

En su momento me dijeron que cuando comenzase mi tratamiento hormonal mi estado de ánimo sufriría enormes desarreglos y empezaría a padecer altibajos emocionales. Me preparé para ello, pero no fue así… más bien todo lo contrario. En mi primera vida estos altibajos eran lo normal. Debido a mi agudizada sensibilidad siempre he sentido demasiado, y padecer estas emociones amplificadas es de verdad muy duro. Si te encuentras bien y la vida te sonríe sientes que te elevas hasta el cielo, pero si recibes algún disgusto o pasas un mal momento, te sumerges de forma brutal en el más oscuro de los abismos.

En cambio es ahora cuando siento por primera vez esa paz interior que nunca tuve, y noto que mis cambios de humor son ahora cada vez más leves... se acabó la montaña rusa. Y aunque mi vida ha crecido en armonía y mis más sempiternos miedos parecen haberse evaporado, ahora sí noto una pequeña diferencia: mis emociones se han desbloqueado y, al contrario que antes, que nunca había podido, he descubierto que ahora sí puedo llorar. Pero también he recibido la fuerza necesaria para gritarle al mundo lo que yo soy y lo que nunca dejaré de ser: una mujer trans.

En respuesta a quienes soléis preguntar qué es lo que se siente. Yo solo puedo hablar por mí.

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