Ni pesimismo, ni optimismo; realismo

27/02/2020 - 

Cuando dicen que el fútbol es un estado de ánimo, por algo será. Qué difícil es no dejarse llevar por el corazón cuando vienen bien dadas y qué complicado es no ponerle cabeza a los malos tiempos para apaciguarlos. En los momentos difíciles, tranquilidad. Qué fácil es decirlo y qué complicado hacerlo. Si fuera tan sencillo, seguro que ni los malos momentos serían tan amargos ni los buenos serían tan dulces. Pero es que somos personas. La situación que está viviendo el Elche CF bien puede ordenarse desde estas dos premisas. Controlar la dualidad cabeza y corazón es ADN humano, irrechazable e inconfundible. Distinto es poder trazar la línea que marca la frontera entre el pesimismo y el optimismo para anclar el punto de inflexión, en torno al cual tienen que surgir los brotes verdes, sea el realismo.

El Elche CF tiene un problema con la creación de juego, un problema que se puede, y se debe, solucionar. El tiempo que se tarde en conseguirlo será el que marque el futuro a corto, medio y largo plazo del equipo hasta final de temporada. Pelear por algo más que los cincuenta puntos va de la mano del rendimiento que el grupo de jugadores que ‘Pacheta’ dirige pueda ofrecer ¿Qué un parche puede valer para una situación circunstancial? Ya hemos visto que sí ¿Qué puede servir para afrontar el último tercio de competición, en donde los equipos muerden por cada punto y no dejan escapar detalles que decanten la balanza entre la permanencia y la salvación o el ascenso y la permanencia? Lo dudo. Nadie va a regalar nada durante una fase de la temporada en la que la ansiedad y la necesidad han subido el listón, porque ya no hay margen para el error.

En un momento así, el Elche CF se está viendo limitado por las circunstancias. Puede que Víctor Rodríguez sea la solución a los problemas de creación de juego del equipo pero… ¿y si no lo fuera? ‘Pacheta’ no tiene un organizador puro, o de características similares a las que Gonzalo Villar plasmaba sobre el verde, para dar forma al modelo de juego que el entrenador burgalés quiere aplicar en su equipo. Nadie le dice a ‘Pacheta’ que renuncie a lo que le ha dado resultado, incluso entiendo que un entrenador vaya a muerte con sus ideas pero distinto es que sus ideas acaben matándole por no dar un paso atrás, coger perspectiva, y cambiar lo que no está funcionando. Si el burgalés se caracteriza por algo es por su sentido común y margen para reinventarse y reciclarse tras la tormenta.  Ha llegado el momento de volver a la calma. 

No sé si la solución al problema radica en un cambio de dibujo táctico en el que las notas de la partitura se ajusten a la nueva melodía o si la nota brilla por su ausencia y va a tocar interpretar otra melodía distinta. Lo que sí sé es que 'Pacheta' ha tenido siempre paciencia, y no le ha importado invertir tiempo en un jugador como Gonzalo Villar hasta darle resultado, pero cuando la situación e tuerce con 'Nuke', el burgalés no duda en virar el rumbo del barco en busca de alternativas. Ante un problema, una solución; el problema llega cuando la solución tampoco despeja las dudas. Y así, volvemos al punto de origen. No se trata de ser ni pesimista ni optimista, se trata de ser realistas. Ni de volverse loco cuando enlazaste derrotas que parecían que conducían al fin del mundo, ni de buscarle los tres pies al gato para ver el vaso medio lleno porque tras ellas recondujiste el rumbo. Se trata de que hay un problema y hay que solucionarlo.

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