ALICANTE. Una práctica en clase de ingeniería química que acaba convertida en una startup a punto de saborear las mieles del éxito. Nunca mejor dicho, porque el producto que ha puesto en el mercado Muspell, fundada por tres amigos al acabar la universidad y asentada en la localidad alicantina de Petrer, no es una app o una plataforma de economía colaborativa, sino una hidromiel que parece una cerveza, o viceversa. La bebida de los vikingos, pero con dos dedos de espuma (si se tira de barril).
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Camilo Ascencio, Carlos Corbí y Christian Romeu pusieron en marcha Muspell hace cuatro años, aunque la empresa cumplirá este agosto un año en fase de ventas. El origen fue una práctica de química de los dos primeros —Christian, experto en marketing, se unió al proyecto cuando los ingenieros quisieron convertir su idea en un negocio—, que entonces tenían diecinueve años. «Estábamos estudiando la fermentación y, en el caso de la hidromiel, no salió bien. Así que decidimos probar en casa y, a medida que íbamos investigando, nos dimos cuenta de que había mercado para lo que estábamos creando. Entramos en fase de desarrollo de producto y pensamos en crear la empresa», explican Camilo y Carlos.
*Lea el artículo completo en la edición de junio de la revista Plaza