VALÈNCIA. Carlos Pastor, una de las figuras referentes en las últimas décadas del cine valenciano, ha fallecido. Su filmografía es imprescindible para entender el audiovisual de la década de los 90 y principios del siglo XXI, si bien su obra se ha alargado más allá de las cuatro décadas. Tanto el Institut Valencià de Cultura, como la Acadèmia Valenciana de l'Audiovisual o la EDAV ya han pronunciado su pésame ante una pérdida muy sentida por lo compañeros y compañeras de profesión.
Director, productor y guionista, se inicia en el cine realizando cortometrajes como Makoki o La estela dorada. Su debut, Una piraña en el bidet, ganó el premio a Mejor Película en la Mostra de València en 1996, una comedia alocada sobre el intento de una niña en volver a juntar a sus padres. A esta le seguiría el drama A ras de suelo, en 2005, y Bestezuelas, un homenaje al cine quinqui que volvió a recibir el cariño del festival valenciano.
Su última incursión en cine fue el documental En el umbral de la conciencia en 2013, que narra la experiencia de un equipo de rodaje en busca de los secretos custodiados por los chamanes peruanos sobre la ayahuasca, la coca y el San Pedro. Pero más allá de su trabajo como director, Carlos Pastor ha producido más de una veintena de producciones, principalmente a través de Gaia Audiovisual. Las últimas que se han podido ver en el cine han sido Toscana, de Pau Durà o Cuerdas, de Jose Luis Montesinos. Además, ha sido responsable, tanto como autor como productor, de telefilms y programas de televisión.
Su versatilidad también se ha podido ver en el ámbito del spot publicitario y el vídeo para obras de teatro, con encargos de compañías tan prestigiosas como la Fura dels Baus, Els Comediants o Els Joglars. En la actualidad preparaba un nuevo largometraje, Destino Perdido, un thriller de denuncia que el foco en el poder de las industrias farmacéuticas basado en un guion co-escrito con Michel Gaztambide y Joan Álvarez.
El Institut Valencià de Cultura ha recordado que Pastor "ha sido uno de los principales representantes de una generación que luchó por poner en pie un cine valenciano que se enfrentó con unas infraestructuras industriales frágiles y una difícil proyección exterior, pero consiguió consolidarse a nivel profesional combinando el trabajo televisivo y el cinematográfico".