ALICANTE. El Hércules está a medio paso de mandar a la basura otra campaña más, esta la segunda en el segundo sótano del fútbol español.
La novena derrota de la temporada, la encajada este domingo a domicilio con el Peña Deportiva, tiene muchos padres.
No corresponde responsabilizar a 'Lolo' Escobar y a sus jugadores de que el equipo esté ahogándose en el fútbol no profesional, pero sí exigirles que se apliquen y, aunque sea por un momento, el aficionado pueda abstraerse de la situación general celebrando una victoria (contra el que sea y de la manera que sea). Que el herculano medio crea que esto puede empezar a mejorar antes del verano, aunque sea solo un poco, porque eso es lo que supondría un ascenso: pasar del segundo sótano al primero.
El técnico pidió perdón por la derrota y tanto de lo mismo los jugadores a los aficionados desplazados, pero ese no es el camino. Aquí se trata de no tener que pedir perdón, de ganar partidos y no pocos precisamente: los blanquiazules arrancarán la jornada 26 a 20 puntos del primero, el Teruel; a 13 del segundo, el Valencia Mestalla; a 12 del tercero, el Peña Deportiva; a 7 del cuarto, el Espanyol B; y a 4 del quinto, el Formentera. Este es su próximo rival (domingo, 12 horas) y ante él solo vale la victoria... y esperar que tropiecen Terrassa y Manresa, sus siguientes rivales (con el segundo primero y a domicilio y con el primero después y en casa) y que no solo siguen por delante, como sexto y séptimo, respectivamente, es que ahora están a 3 y 2 puntos.
Tras el enésimo desplome del curso (cuatro derrotas en cinco partidos) vuelven a estar las mismas causas: falta de intensidad en defensa y de acierto rematador.
La primera se puede justificar, pues se llegaba a la cita en Santa Eulària des Riu con muchas bajas atrás, aunque el portero era el titular y en el gol encajado en el minuto 5 no estuvo bien (sí el resto del partido, hasta el punto de que de no ser por Carlos Abad, al descanso se hubiera podido llegar con 2-0 o ese segundo tanto encajarlo mucho antes que en el añadido de la segunda mitad).
La segunda no tiene justificación pues igual que en enero se arregló parcialmente el problema que se generó en verano en el eje de la zaga con una mala planificación, no se hizo lo propio con el ataque. Si el secretario Francisco Peña y los amigos madrileños de Enrique Ortiz (quienes trajeron a Jack Harper, por ejemplo) y los 'alicantinos' (Quique Hernández) no fueron capaces de reforzar el ataque del equipo como correspondía (ahí están los números del delantero hispano escocés y de Ander Vitoria. Tan pobres que Jean Paul en tres ratos y medio los ha mejorado) durante la ventana de fichajes de verano, en la de invierno (de cara a la que se sumó Felipe Moreno al coro de voces) tampoco se hizo nada.
