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Restobar Gema Penalva en Alicante

Mary Poppins en la cocina


La mirada caleidoscópica e integradora de esta cocinera (finalista  Mejor Cocinero de España 2011) está creando un ambiente de buen rollo y camaradería entre los jóvenes chefs y productores de la terreta que, en plena crisis, agudizan la creatividad y se han convertido en los principales responsables del auge gastronómico y empresarial que se respira actualmente

30/10/2016 - 

ALICANTE. Un poco de maga, un mucho de divulgadora de cocineros, productores, productos y platos alicantinos, parece mentira que esta pizpireta chef, oriunda de Alicante, pueda sacar tanto del pequeño y coqueto local que regenta en pleno centro de la ciudad. Como si del mismo maletín de Mary Poppins se tratara, Gema Penalva extrae de su Restobar todo lo impensable: tiras inacabables de experiencias en las que funde tendencias, cultura y gastronomía de mercado, la nuestra de siempre, pero sublimada con ingenio.

No  solo es la responsable de convertir la coca de mollitas en un plato de alta cocina, sino que periódicamente te marcha una de "Gastro-yoga" con Eliane Alfonso de SanArte, donde une salud, alimentación y espiritualidad, u otra de "Cenas con delito", junto el grupo de teatro Scenic: cenas ambientadas en una novela de misterio escenificada con tintes de comedia y grandes actores a pie de mesa. La última de las argucias de esta gran cocinera (finalista a Mejor Cocinero de España 2011) son las sesiones que tiene previstas con el famoso mago Lionel Gallardo. No en vano, la idea que impulsa todos estos proyectos es la de "convertir las cenas de entre semana en una cita mágica". Algo que ha conseguido hacer realidad en el curioso mundo de su restaurante.

Foto: RAFA MOLINA

El Bert de Gema Penalva es su marido, Javier Fernández, un jefe de sala que tiene sus propios fans y conforma junto a ella un binomio perfecto. Con su relato extenso y apasionado de los platos y vinos de la carta, se lleva de la mano a los comensales por las azoteas de los rollitos de remolacha y queso de cabra, de la coca de mollitas con vieira y jamón, del siempre magnífico pulpo a la brasa o de cualquiera de sus postres pero, sobre todo, ¡ay!, de ese increíble mascarpone con dátiles y helado de cacao…

La colaboración: otra manera de hacer empresa.

De hecho, Gema ha hecho del intercambio y la colaboración la impronta de su restaurante. Dice que "pasándolo bien se cocina mejor y todo resulta mucho más rico" (y parece que oigo Con un poco de azúcar como melodía de fondo), así que, frente a la competitividad con la que la televisión nos enfoca el mundo de la cocina, ella ha optado por las sesiones en compañía de sus amigos: "Los jueves de Arroz" con David Ariza o "Los Gastronaos"una iniciativa que consiste en la presentación de un producto local y la cocina conjunta de tres chefs (Ariza, David de La Nyora y la propia Gema) que lo ponen en valor: los nísperos, los quesos artesanos de La Loma, los salazones de Vicente Leal, las cervezas artesanas Santa, los vinos de Bodegas Felo, Vins del Comtat o El Emisario de Vaco…

Esta mirada caleidoscópica de entender la cocina está creando un ambiente de buen rollo y camaradería entre los jóvenes chefs y productores de la terreta que, en plena crisis, agudizan la creatividad y se han convertido en los principales responsables del auge gastronómico y empresarial que se respira actualmente.

Recuerda a cuando Alicante era una provincia puzzle, un hervidero de poblaciones con industrias muy diversificadas, cada una especializada en una cosa. El auge empresarial que vivió Alicante en los tiempos tan difíciles de la posguerra se logró gracias a un modelo de iniciativa basada en la cooperación. Justo antes de cerrar la emblemática droguería de la calle San Francisco, hace ahora casi doce años, me lo relataba con orgullo Pascual Coloma hijo: "El espíritu de colaboración y búsqueda de la complementariedad de los empresarios alicantinos fue un ejemplo de buen funcionamiento que logró reflotar la economía devastada tras la guerra y las depuraciones". No es que sea comparable la tragedia de entonces, pero muchos sí que tiene la sensación ahora de tener que lidiar cada día en un campo de batalla desde que comenzó la crisis. Y, como en aquel tiempo, el sello de los emprendedores alicantinos, ahora arracimados en torno a las Denominaciones de Origen, es el ingenio y la colaboración. Un campo en el que parece que somos tan fértiles como nuestra tierra.

Foto: RAFA MOLINA

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