VALÈNCIA. Fallecido en 2016, Jack Davis no solo fue uno de los dibujantes más importantes de la historia de Estados Unidos, sino que su estilo configuró la cultura popular de su tiempo. Escenas, imágenes e ideas que luego se han ido filtrando de unos a otros. Su trabajo más conocido se produjo en la revista Mad. Allí destacó sobre todo por sus sátiras de películas de los grandes estrenos de Hollywood, hasta tal punto que fue contratado por Robert Altman para que le hiciera el cartel de El largo adiós.
Sin embargo, Davis también tenía un pasado en la cultura popular más reivindicable hoy y entrañable siempre, cuando en los años cincuenta trabajó ilustrando tebeos de terror en EC Comics. Especialmente, los de Cuentos de la Cripta, Tales from The Crypt. Una serie histórica desde la que luego dio el salto a la televisión. Aunque no solo fue esa, también apareció en cabeceras como The Haunt of Fear y The Vault of Horror.
Aquellos cómics sacudieron a la población estadounidense. A falta de otro fenómeno, fue a lo que se le echó la culpa de problemas sociales de todo tipo. Los tebeos eran, sin duda alguna, el entretenimiento favorito de los jóvenes, se vendían por millones. Luego la culpa fue de heavy metal, del rol o, ahora, de las redes sociales. Es algo que va variando, pero en aquel entonces se le puso coto a esta industria de forma abrupta.
Lo más valioso ahora de estas historias era su sentido del humor y su sentido del terror, es decir, de mencionar aspectos sociales delicados, o tabús, y añadirles una trama inquietante. Se puede aprender más de aquella sociedad a través de lo que reflejan estas viñetas que leyendo sus periódicos. Especialmente, lo más brillante era combinar el terror con el humor, la risa en ese contexto era pura transgresión. No hay nada que moleste más que carcajadas fuera de control.
En esta oleada de historias de miedo en un contexto de alta competencia y, a la vez, de pánico moral, Davis destacó por ser uno de los más atrevidos. Como se ha dicho, sus víctimas eran las más aterrorizadas, sus desmembramientos los más sangrientos y sus hombres lobos los más salvajes. Estos cómics se pueden encontrar digitalizados, pero quien no tenga paciencia para descargar o ganas de leer en una tablet, cuenta con 'Taint The Meat...It's The Humanity! And Other Stories, que lo sacó Fantagraphics en 2013 y son 240 páginas. En España, Planeta DeAgostini lanzó en 2003 Clásicos del suspense y Clásicos del terror de EC donde Davis apareció en varios números de cada colección, igual que en Creepy, publicado por la misma editorial en 2010.
Muchas se pueden disfrutar hoy perfectamente sin necesidad de ser considerado con el paso del tiempo. Una de ellas, por ejemplo, The Trophy, contaba la historia de un rico que era entrevistado por un periodista en la sala de trofeos de su mansión, donde cuelgan cabezas cortadas de presas de caza. Al plumilla le daban miedo las cabezas, parecía que estaban vivas, decía. Susto que seguía con una discusión sobre si cazar puede ser considerado un deporte. El desencuentro acababa en bronca y ahí se daba por concluida la entrevista. En la siguiente escena, el rico se iba de nuevo a cazar y mataba a un ciervo. Davis se recreaba en la escena del pobre animal agonizando cubierto de sangre. A la vuelta, el cazador tenía un accidente, era recogido por un hombre misterioso y, sí, como es de prever, ese señor se dedicaba a disecar humanos. Todos los desvelos actuales de los derechos de los animales y los cazadores están expuestos en el cuento.
Otra de ricachos, Dead Right, iba sobre un médico. Un cirujano que envenenaba a un amigo con el que tenía terribles discusiones cuando se sentaban a tomar brandy frente a la chimenea. Quería demostrarle que podía revivirlo, pero al final el experimento salía mal y el compadre se queda para toda la vida paralizado. La disputa mide-egos entre galenos también es extrapolable a hoy. Otro dato reseñable es cómo dibujó al guardián necrófago que iba relatando cada historia, era realmente repulsivo, lleno de verrugas y babas. Francamente, se parecía un poco al Gólum que se hizo famoso en las películas de El señor de los anillos.
Eso sí, en el recopilatorio de Fantagraphics no aparece una de sus historietas más polémicas, Foul Play, aparecida en Haunt of Fear en mayo de 1953. Es la que salió desgranada en el libro La seducción de los inocentes, de Fredric Wertham, que desencadenó el pánico moral contra las viñetas. Solo mencionar que iba sobre unos chicos que jugaban al béisbol y marcaban las líneas del campo con intestinos arrancados.
La relación de Davis con el terror fue de amor a primera vista. En cuanto le mostró su trabajo a Al Feldstein y Bill Gaines, editores de EC Comics, le contrataron en el acto. Su dibujo, ciertamente cercano al de nuestro Carlos Giménez, estaba lleno de energía, detalles y expresión. En aquel momento estaba muy necesitado y de la necesitad hizo virtud, luego dio el salto a las historias bélicas y a la ciencia ficción, todos los palos que configuraron la fantasía del siglo XX en cómics que sin duda leyeron los grandes directores de cine y escritores de ese tiempo, como después reflejaron en obras que nos han marcado a todos.