EN LOS ÚLTIMOS SEIS AÑOS, más de cien localidades han dejado de tener sucursales

Los cierres de la banca dejan sin oficinas a la mitad de los municipios valencianos

10/04/2022 - 

VALÈNCIA. Hace poco más de una década, en los instantes previos al estallido de la crisis financiera de 2008, el sector bancario contaba con más de 5.000 oficinas en territorio valenciano. Trece años después, en medio de un largo proceso de ajuste que se ha llevado también a varias entidades, solo quedan 1.800 sucursales repartidas a lo largo y ancho de la Comunitat, una cifra inédita desde hace al menos 45 años y que deja, de momento, a la mitad de los municipios de la autonomía valenciana sin sedes bancarias. Entre los últimos en unirse a este listado se encuentran Beniparrell (Valencia) o Beneixama (Alicante), que perdieron sus últimas oficinas el pasado año.

Así lo confirman los datos sobre entidades de crédito del Banco de España, cuya última actualización, a fecha de 31 de diciembre de 2021, se ha publicado recientemente. En ella se observa además cómo la presencia de oficinas en las tres capitales de provincia se ha reducido a casi la mitad en poco más de un lustro, así como que ya existen comarcas enteras sin una sola sede bancaria. Es el caso del Alto Mijares, en la provincia de Castellón, cuya última sucursal, situada en Montanejos, desapareció en 2020, hace tan solo un par de años.

Esta reestructuración de la banca, en la que más allá de la crisis financiera tienen su peso la digitalización del sector y la pandemia del coronavirus, va asociada también a una reducción de costes y de personal que amenaza con deteriorar la atención prestada a la ciudadanía y, en especial, a los sectores más vulnerables. Es por ello que tanto las patronales bancarias como el Gobierno, tras las acciones reivindicativas de campañas como ‘Soy mayor, no idiota’, se han comprometido a activar medidas que fomenten un mejor trato a las personas con discapacidad o a las de mayor edad, un colectivo este último muy relevante en las zonas despobladas de la autonomía valenciana, donde más se padece precisamente el cierre de oficinas.

De hecho, en las siete comarcas más afectadas por la despoblación según el Comité Económico y Social de la Comunitat, únicamente es posible encontrar 32 de las 1.800 sucursales bancarias que aún había abiertas al término de 2021 en territorio valenciano. En la comarca castellonense de Els Ports, por ejemplo, solo se cuenta ya con dos sedes en su capital, Morella, una situación que se replica asimismo en el Rincón de Ademuz. En general, la mitad interior de Castellón es una de las áreas donde se detecta una mayor concentración de localidades sin oficinas de este tipo, como ocurre en las comarcas de Valencia más cercanas a Castilla-La Mancha.

En la provincia de Alicante, en cambio, muchas de las localidades que no tienen una oficina bancaria se ubican en las dos comarcas de la Marina y en el Comtat. En este último caso, la mayoría de las sucursales existentes se concentran en Cocentaina y Muro d’Alcoi, mientras que en las otras áreas el número de sedes crece conforme más cerca se está de la costa. Ello revela que en los núcleos poblacionales de mayor tamaño se padece menos la ausencia absoluta de entidades bancarias, puesto que solo dos municipios de más de 3.000 habitantes, como son Serra (Valencia) y Busot (Alicante), no cuentan con al menos una oficina. No obstante, en total son ya más de 170.000 las personas que no disponen de ellas en la localidad donde habitan.


Pero más allá de las zonas despobladas de la Comunitat Valenciana, los cierres se dejan notar también en grandes urbes como València. En 2015, hace seis años, la ciudad contaba con más de 570 sucursales de entidades bancarias, mientras que ahora el número apenas supera las 300. La mayoría de las oficinas que sobreviven se encuentran en el centro histórico, si bien en las ubicaciones más céntricas se han padecido igualmente las consecuencias de este proceso de ajuste. Dentro de diez días, de hecho, se clausurará la antigua sede territorial de Bankia en la calle Pintor Sorolla, según adelantó a finales de marzo Valencia Plaza

En términos generales, la Comunitat Valenciana ha perdido así en un poco más de un lustro en torno al 42 % de sus sedes bancarias, un porcentaje casi idéntico al que encaja Castelló de la Plana (-43 %) y algo inferior al de la capital de Alicante (-47%). Es por ello que, aunque en varias de estas ciudades las oficinas todavía se cuentan por centenares, la caída es lo suficientemente relevante como para que muchas personas se hayan visto afectadas. En este sentido, y entre las medidas a las que se comprometió la banca para mejorar el trato de sus clientes, se contempla la ampliación de los horarios de atención presencial, una asistencia preferente a los mayores o la atención telefónica sin coste adicional.

Veinte entidades bancarias menos que en 2015

Del mismo modo, el número de entidades operadoras que cuentan con oficinas en territorio valenciano se ha reducido paulatinamente desde la última crisis financiera hasta las 46 actuales. Son veinte menos de las que se contabilizaban en 2015, el primer año para el que el Banco de España ofrece datos detallados por municipios, y en gran medida esa reducción se debe a los procesos de fusión y absorción que se han sucedido en los últimos años. Así pues, tanto la desaparición de Bankia y Banco Mare Nostrum como de Banco Popular se debe a esta serie de mecanismos, que provocan a su vez que empresas como Caixabank tengan ahora más sucursales que hace seis años pese a que los cierres han sido constantes.

De hecho, la suma de sedes de Caixabank y Bankia en territorio valenciano era en realidad hace seis años superior a las 850, mientras que a cierre de 2021 la entidad resultante poseía 509. En cualquier caso, Caixabank aglutina ahora al 28 % de todas las oficinas abiertas en la Comunitat, por lo que se consolida como la principal banca valenciana por delante del Banco de Sabadell y de Cajamar, que cuentan cada una con algo más del 12% del total.

De entre las principales entidades, también es relevante el crecimiento de Caixa Popular, que ha aumentado en once sus oficinas hasta alcanzar las 76, una cifra que la consolida como sexto banco por número de sucursales tras BBVA y el Banco Santander. Por su parte, entre las compañías que han dejado de tener como tal sedes en territorio valenciano, se encuentran también el portugués Novo Banco, cuyo negocio en España fue comprado por Abanca el año pasado, o Liberbank, envuelta también en un proceso de fusión con Unicaja.

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