ALCOY (EFE).- Los problemas del Alcoyano se trasladaron en 2023 de los despachos, en los que ha tenido una inusitada estabilidad, al césped, en el que tras sortear el descenso de Primera RFEF la pasada campaña, esta temporada vuelve a estar metido en ese barro y ha vivido un convulso final de año en el vestuario.
La llegada como máximo accionista del empresario vasco Juan Carlos Ramírez a finales de 2022 planteó un horizonte de calma social y económica que se ha cumplido y que ha disipado el riesgo de quiebra y desaparición de una entidad que se acerca a su centenario.
Afincado en Alicante desde hace años y con experiencia como consejero del Elche y del Hércules, aterrizó con un plan para lograr el ascenso a la segunda categoría del fútbol español en dos años y medio que pasaba por una primera salvación la pasada campaña.
La falta de acierto en los fichajes en el mercado de invierno hizo que las caras nuevas no fueran revulsivo y el equipo de Vicente Parras no aseguró matemáticamente la continuidad en la categoría hasta la antepenúltima jornada cuando ganó por 1-3 a un ya descendido Bilbao Athletic.
Tras un verano con hasta catorce fichajes diseñado por Josele González, quien tomó el relevo de Paco Martínez como director deportivo y persona de confianza de la propiedad, el inicio de curso ha estado lejos de las expectativas creadas.
Para empezar, por un 'incendio' por los precios de los abonos que hicieron que las peñas del club no entraran a El Collaro en el primer encuentro liguero y animaran desde fuera. El pulso lo ganaron los aficionados y la entidad dio macha atrás en algunas de las medidas propuestas.
En el aspecto deportivo, el triunfo inicial ante el Atlético Sanluqueño fue un espejismo, como también los fue la historia victorias en el campo de un histórico como el Málaga como punto de inflexión. A aquella alegría le sucedieron tres derrotas seguidas.
La que sufrió por 0-3 ante el Atlético Madrid B hizo que el público pidiera la marcha de Parras por primera vez en un lustro pero también provocó un atrevido movimiento por parte del club, que despidió por falta de implicación a Edu Campabadal y Sergi García, dos futbolistas que llegaron con galones en el mercado estival.
Además, días después también lo fue el capitán Pablo Carbonell, el único jugador nacido en Alcoy de la plantilla. En su caso, inicialmente desde el club se aseguró que fue al no contar el técnico con él.
La victoria 0-3 en el Estadio Iberoamericano de San Fernando en el último partido del año dio aire al equipo y un colchón de tres puntos sobre la zona de descenso con el que afrontará un arranque de año como local ante el Mérida y el Antequera.