Los héroes de los ascensos nunca se olvidan

19/06/2019 - 

ALICANTE. Hace unos días intenté expresarle a una amiga que no es alicantina lo que significa ser del Hércules. No pude expresarme con mucha claridad. Recuerdo que le dije: "Puede parecer una tontería, pero el Hércules es muy importante para mi familia".

El equipo de la ciudad es siempre un motivo aglutinador. Provoca la unión de miles de personas coincidentes geográficamente alrededor de una misma idea: "Esta tarde hay que ganar como sea". El hombre de la fila 12 puede estar enfermo, el joven de la fila 23 puede estar pasando un mal momento personal o la chica de la fila 7 puede haber perdido su trabajo esa misma semana, pero cuando el árbitro pita el inicio todo lo demás no importa.

Yo comencé a ir al fútbol con tres años con mi padre, mi abuelo y los vecinos del séptimo. He visto al equipo en Segunda B, en Segunda A y lo he visto alcanzar la gloria subiendo a Primera División. Después del partido de Las Gaunas ha sido inevitable no acordarme del primer ascenso que pude presenciar. Fue hace 14 años, yo tenía 7 recién cumplidos y aún sin ser consciente del todo por aquel entonces de lo presenciado, lo recuerdo con cariño.

Esto significa muchas cosas, pero uno de estos significantes es la cultura. Si desde la juventud prematura se inculca un sentimiento hacia unos colores, en este caso el blanco y el azul, el equipo de su ciudad formará parte la vida de esa persona, probablemente, para el resto de su vida.

Siempre he pensado que los clubes de fútbol deben tener claro una responsabilidad que asumen sin darse cuenta, son el primer amor de muchos niños y niñas -fuera del ámbito familiar-. Los equipos de fútbol reciben el apoyo incondicional y el cariño de 'personitas' que ni siquiera han desarrollado cognitivamente sus capacidades sociales. Por eso la responsabilidad social de un club es importante, forma parte indispensable de la cultura de una ciudad, y por eso la bandera del Hércules debería estar permanentemente en el ayuntamiento y no solo en época de 'play-offs' y casualmente también de campaña electoral.

Volviendo a mis 7 años y a aquel primer ascenso, recuerdo que fue una temporada especial la 2000/05. En mi mente está guardado de manera especial el recuerdo en el que, en un partido ante el Villajoyosa en el Rico Pérez, salté al terreno de juego desde preferente para formar parte de la foto del once inicial herculano. Mi vecino -que era 4 años mayor- era más hábil que yo para saltar la valla y también más rápido, por eso mi carrera hacia la otra banda generó un murmullo en la grada que terminó en un aplauso. Fue la primera y la última vez que sería ovacionado por un estadio de fútbol. Curioso.

Afortunadamente aquella temporada se consiguió el ascenso. Había un grupo de jugadores estupendo, una mezcla entre veteranía y juventud que condujo al éxito. Fue la primera piedra del posterior ascenso a Primera División. Rubén era el portero y siempre recordaré el miedo que me generaba que subiera hasta el centro del campo cuando había un saque de esquina a favor. Aquella inquietud no existió en la promoción de ascenso, ya que el Hércules fichó a Butelle, un joven portero francés que sorprendió a la grada con su seguridad bajo palos.

Aquel fue el comienzo de carreras prometedoras como las de Miguel De las Cuevas o Sisi. El Hércules tuvo suerte de poder contar con dos canteranos con tanto desparpajo y desequilibrio como ellos. Miguel era la perla de la cantera herculana y yo todavía tengo esperanza de que vuelva a vestir la blanquiazul. No ha tenido la mejor de las suertes, una grave lesión de rodilla le truncó su proyección en el Atlético de Madrid y después, en su paso por la segunda división italiana, tuvo algún problema de corazón; sin embargo, esta temporada ha sido una pieza fundamental del Córdoba en La Liga 1|2|3.

También recuerdo con especial cariño a jugadores como Sergio Fernández, Carlos Castro, Vicente, Asián, Cámara, Jordi Martínez o Nano. Ellos fueron los héroes del ascenso de 2005 ante el Alcalá. A día de hoy, mi primo de tres años me acompaña a la grada del Rico Pérez y, sin darse cuenta, está viviendo lo que puede ser el tercer ascenso del Hércules a Segunda División. Tengo la esperanza de que, dentro de unos años, igual que yo me acuerdo de Sergio Fernández, Miguel, Sisi o Cámara, él tenga grabado en su mente a Chechu, Falcón, Diego Benito, Benja o Carlos Martínez.

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