VALÈNCIA. El interés de las startups por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 es uno de los puntos que se puso de relieve en el último mapa del emprendimiento que elabora cada año la organización de South Summit. Según las conclusiones apuntadas, el 97% de las startups consultadas declaran estar comprometidas con el cumplimiento de alguno de ellos.
Los hay más demandados que otros, aunque algunos van muy ligados a la actividad empresarial. Entre los ODS preferidos destacan la sostenibilidad medioambiental en la industria o las ciudades, seguido de la reducción de las desigualdades, la salud o garantizar el consumo y la producción sostenibles.
Otro de los datos que llamaba la atención del mapa del emprendimiento es que curiosamente son las Fintech las que mayor interés manifiestan por este tema, seguidas por las de Educación y las soluciones de impacto social. En el lado opuesto se hallan el sector alimentario y el del bienestar que apenas reconocen estos objetivos.
Tampoco hay que preocuparse demasiado porque, si no lo hacen antes, tendrán que adoptarlos después atendiendo no solo a la evolución de la demanda del mercado, sino también a la normativa legal que se está desarrollando en torno a ellos y a los criterios de reparto de los fondos del Next Generation cuyo lema es “por una Europa más ecológica, más digital y más resiliente”. Sí o sí, las empresas que quieran beneficiarse del contexto y garantizar su supervivencia, tendrán que introducir alguno de los ODS en sus planes estratégicos.
El sector alimentario es uno de los primeros que se va a ver afectado por la normativa legal. Al objeto de reducir la ingente cantidad de alimentos que terminan en la basura, el Consejo de Ministros aprobó el pasado mes de octubre el anteproyecto de Ley de Prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario.
La ley afecta a todos los agentes que intervienen en la cadena de valor, desde los productores en el sector primario hasta los distribuidores y negocios como bares, restaurantes o servicios de catering. Todos ellos deberán articular medidas que aprovechen los excedentes si quieren librarse de sanciones que van desde los 6.001 euros hasta los 150.000 euros.
Ante esta perspectiva, se adelantan startups como la de Encantado de comerte (EdC). Se trata de una plataforma digital B2B2C nacida en Aragón en enero de 2019 en la que cualquier usuario puede adquirir, a precios reducidos, los alimentos que los establecimientos de hostelería o tiendas de alimentación de proximidad no han conseguido vender antes de su deterioro.
El funcionamiento se basa en la publicación de lotes genéricos a precio cerrado (rebajados mínimo un 50%) que los usuarios compran a través de la app y recogen en el establecimiento el mismo día dentro del horario que se especifique. Además, EdC ofrece una herramienta a ONGs e Instituciones Sociales con la que prestar ayuda a las familias que tengan a su cargo.
También para cumplir con el objetivo número 2 de la Agenda, Hambre Cero, aparecen soluciones como la valenciana de Nadie sin su ración diaria que aporta transparencia al sistema actual de donaciones y reparto de alimentos para asegurarse de que llegan a los más desfavorecidos.
Como en los casos anteriores, las soluciones aportadas por las startups son, preferentemente, a las que recurren las corporaciones para introducir en sus agendas el cumplimiento de alguno de los objetivos a la vez que impulsan la transformación sectorial en el camino a la sostenibilidad.
Para orientar a otras empresas nace The Green Factor, una spin-off de la Universidad Politécnica de Madrid que ofrece servicios de consultoría en sostenibilidad aplicada a la arquitectura.
Asimismo, para dar una segunda vida a los residuos de la construcción y del sector inmobiliario, aparece la iniciativa de CoCircular, incluida dentro del ecosistema de Zubi Labs. De este ecosistema valenciano que impulsa el emprendedor Iker Marcaide, llama la atención que todas las propuestas emprendedoras surgidas en él superan con creces esa media de los tres ODS por startup de las que habla mapa del emprendimiento.
Y como en el caso de la mujer del César, tampoco ya es suficiente con que una empresa se declare sostenible, sino que ha de quedar libre de toda sospecha y demostrar que ese compromiso con el cumplimiento de los ODS a los que se adhiere es real.
Atendiendo a esta demanda, se lanzan soluciones como la de Ashiato la cual procura métricas sobre la huella de carbono de los negocios y la compara con los de la competencia. En la misma línea E-verde, alojada en el Parque Científico Universidad Miguel Hernández (UMH), ha desarrollado un software de cálculo de huella de carbono destinado a las empresas para que cualquiera de estas, independientemente de su sector, tamaño o actividad, pueda calcular sus emisiones de CO2 y poder así disminuir su contaminación y favorecer a la lucha contra el cambio climático.
En cualquier caso, la estrategia no consiste en sumarse a dos o tres ODS e ignorar el resto, sino en alinear la cultura corporativa al acercamiento de todos. Vamos que la promesa no se zanja plantando árboles o repartiendo agua en envases de tetra brik a los empleados que para definir este cinismo ya se ha acuñado el término greenwashing.